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Un tractor estacionado en el campus del Hospital Augusta Victoria, en el Monte de los Olivos, en Jerusalén Este.

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Los líderes del G20 celebrarán una cumbre en Bali (Indonesia) los días 15 y 16 de noviembre.

“Para las iglesias, la plenitud de la vida y todo lo que contribuye a ella son esenciales para nuestra fe y nuestra práctica", señala la carta. “Nuestras perspectivas religiosas y el valor que concedemos a la justicia y a la paz exigen que los pobres y los desposeídos ocupen un lugar central en nuestro pensamiento económico y que nuestros sistemas económicos también funcionen para satisfacer sus necesidades”.

La carta discierne tres crisis interrelacionadas e interconectadas que afectan al planeta: una crisis social por el aumento de las desigualdades, una catástrofe climática y una crisis económica más amplia.

“Además, hoy nos enfrentamos a una alarmante crisis alimentaria, agravada por la invasión rusa de Ucrania, que se suma a un conjunto de catástrofes meteorológicas”, destaca la misiva. “La sequía y las inundaciones, unidas al aumento de los precios internacionales de los alimentos, implican más desnutrición y más hambre”.

El sistema económico imperante se ha beneficiado de la explotación de las personas y del planeta, continúa la carta. “El modelo de crecimiento en el que se basa es perjudicial e insostenible”, dice el texto. “Si bien hoy nos centramos en la escasez inmediata de alimentos, combustible y refugio, a largo plazo, este planeta y su población no podrán mantener el actual sistema de producción y consumo”.

Entre otras muchas propuestas, la carta pide a los dirigentes del G20 que adopten nuevos indicadores económicos y de bienestar, así como normas más estrictas para frenar la especulación financiera con los alimentos, la energía y otras materias primas vitales.

“Para proteger los medios de vida y ayudar a los agricultores a hacer frente al aumento de los precios del combustible y a la escasez de fertilizantes, es fundamental garantizar la prestación de asistencia sanitaria, mejorar el acceso a la educación para todas las niñas y mujeres, y ampliar el apoyo prestado a las familias con dificultades y a los pequeños agricultores que practican la regeneración natural de la tierra y la agroecología”, sugiere también la carta. “Todos somos interdependientes en el conjunto de la creación de Dios”.

El llamado a una nueva arquitectura financiera y económica internacional es un esfuerzo ecuménico de colaboración que reúne al Consejo Mundial de Iglesias, la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas, la Federación Luterana Mundial, el Consejo Metodista Mundial y el Consejo para la Misión Mundial, que juntos representan a más de 500 millones de cristianos de todo el mundo.

Carta de las organizaciones religiosas mundiales a los dirigentes del G20