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Sauca reflexionó acerca de que el Consejo de la Federación Luterana Mundial reafirma con fuerza que en Cristo somos una única familia humana.
«La verdad que nos debemos unos a otros es lo que hemos recibido de Dios en Jesucristo», dijo Sauca. «Esta es la cuenta que damos como nuestra esperanza en nuestro mundo convulsionado».
Sauca reafirmó la misión profética compartida y continua y la vocación del CMI y de la Federación Luterana Mundial de ser signos transformadores y agentes de justicia, sanación y reconciliación.
«El CMI condena la guerra y la invasión rusa de Ucrania, así como todas las injusticias, discriminaciones y opresiones en el mundo que llevan al sufrimiento, la muerte, la desesperación y la desesperanza a millones de personas», declaró Sauca. «Al mismo tiempo, rezamos y trabajamos fervientemente por crear espacios de diálogo para trabajar por la paz y la reconciliación justas».
Sauca añadió que el CMI sigue iniciando y organizando diálogos y mesas redondas a las que asisten representantes de la Iglesia Ortodoxa Rusa y líderes de iglesias de los países vecinos de Ucrania. «Hemos sido testigos, una vez más, de lo vulnerables que pueden ser los procesos de paz», dijo Sauca. «La experiencia del terror y de las guerras nos recuerda que debemos reforzar nuestro compromiso compartido con la construcción de la paz mediante el testimonio y las acciones proféticas».
Sauca comentó que está agradecido por nuestra compañía sostenida en la viña del Señor. «Es en la unión donde experimentamos la gracia y el amor de Dios, incluso durante el largo período de pandemia y en tiempos de conflictos y guerras», comentó. «En este espíritu de amor y esperanza, les deseo la bendición de Dios y la inspiración en todos sus esfuerzos por discernir el curso de acción correcto para nuestros tiempos».
