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“Pentecostés es el descenso del Espíritu Santo sobre la iglesia y la ampliación de su proyección misionera”, afirma el mensaje. “En un mundo en el que la vida, en su dimensión humana y ecológica, se ve amenazada, necesitamos el Espíritu de la vida para proteger la sacralidad, la plenitud y la integridad de la vida creada por Dios”.
El mensaje también reflexiona sobre la necesidad de la intervención del Espíritu Santo para derribar la barrera de división.
“En un mundo dominado por la corrupción, la injusticia y la decadencia de los valores morales y espirituales, necesitamos la presencia renovadora del Espíritu Santo para transformar nuestras sociedades a la luz de los valores del Evangelio”, dice el mensaje. “Empodéranos para articular más concretamente nuestro compromiso misionero en todos los confines del mundo, y especialmente en Oriente Medio, que se encuentra en una situación crítica en estos momentos”.
El mensaje concluye diciendo: “Ayúdanos a sustituir el odio por el amor, la violencia por el diálogo y el egocentrismo por la aceptación mutua. Haznos instrumentos de justicia, apóstoles de paz y mensajeros de vida”.
Texto completo: Mensaje para las iglesias con ocasión de Pentecostés (2024)
