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Rev. Frank Chikane en Micoahumado, febrero 2018. Foto: Marcelo Schneider/WCC

Rev. Frank Chikane en Micoahumado, febrero 2018. Foto: Marcelo Schneider/WCC

“Expresamos nuestra profunda preocupación con respecto a la búsqueda de la paz en Colombia, y exhortamos al Gobierno colombiano y a todos los actores armados a abstenerse de atacar a los líderes sociales y a las comunidades de las zonas de conflicto”, dijo el Rev. Frank Chikane, moderador de la Comisión de las Iglesias para Asuntos Internacionales (CIAI) del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), ante los recientes asesinatos de líderes sociales en Micoahumado, en el sur de Bolívar, así como en otros lugares del país.

Belisario Arciniegas García y Wilmar Carvajalino fueron asesinados el 7 y el 10 de mayo respectivamente, según miembros del Ejército de Liberación Nacional (ELN). Tras el asesinato de García, el ELN envió un mensaje a la comunidad anunciando que “faltan 20 más”, aparentemente refiriéndose a que tienen planeado matar a veinte personas más en Micoahumado.

“Estamos siguiendo de cerca los acontecimientos en Colombia”, afirmó Chikane.“Las iglesias y las organizaciones religiosas han contribuido de manera significativa a los esfuerzos destinados a la construcción de la paz y la reconciliación en el país”, añadió.

Chikane, que fue uno de los líderes del movimiento contra el apartheid en Sudáfrica, instó a la Misión de las Naciones Unidas en Colombia a enviar un equipo de la Misión de Verificación a la región de Micoahumado.

En febrero de 2018, Chikane encabezó una delegación de la CIAI del CMI que visitó el pequeño pueblo de Micoahumado y tuvo la oportunidad de interactuar con la comunidad y conocer más de cerca las tensiones que marcan su vida cotidiana.

El asesinato de dos líderes sociales en cuatro días en una pequeña comunidad es uno de los muchos indicios de que la tensión está aumentando en Colombia yde que este es un momento muy crítico para el proceso de paz. Forma parte de una ola de asesinatos en Colombia, en la que este año ya han fallecido aproximadamente unos 75 líderes sociales y defensores de derechos humanos.

A principios de esta semana, medios de comunicación mundiales informaron de que el jefe del Ejército colombianohabía ordenado a sus tropas doblar el número de delincuentes e insurgentes que matan y posiblemente aceptar en el proceso un mayor número de víctimas civiles, en un intento de mostrar una acción más contundente en sus esfuerzos por proteger al país.

“El pueblo de Micoahumado está siendo amenazado y atacado tanto por el Ejército colombiano como por el ELN”, observó el director de Asuntos Internacionales del CMI Peter Prove, que también formó parte del grupo que el año pasado visitó a la comunidad. “Esta es, demasiado a menudo, la situación en que se encuentran las comunidades locales y sus líderes que se ven inmersos en el conflicto de Colombia: víctimas de ambos lados”, añadió Prove. “El Ejército colombiano y todos los grupos armados deben poner fin al asesinato de líderes sociales y defensores de derechos humanos, y proteger al pueblo colombiano de la violencia y la violación de sus derechos humanos”.

Del 28 al 30 de mayo, una delegación ecuménica de Colombia dirigida por DiPaz, una plataforma de diálogo intereclesial por la paz, visitará la Oficina de Enlace del CMI con las Naciones Unidas (EUNO, por su sigla en inglés) en Nueva York, donde el CMI facilitará reuniones con los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU para abordar las dificultades que han tenido lugar en el proceso de construcción de la paz en Colombia, y su creciente impacto humanitario.