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woman and a dead cow

Una mujer pasa junto a una vaca muerta en Dong Boma, una aldea dinka del estado de Jonglei, en Sudán del Sur, el 12 de abril de 2017. La mayoría de los aldeanos han regresado recientemente a sus hogares después de haber sido desplazados por los soldados rebeldes en diciembre de 2013 y se enfrentan a graves problemas para reconstruir su aldea y, al mismo tiempo, hacer frente a una sequía que ha tenido efectos devastadores para sus rebaños.

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¿Cuáles son algunos de los aspectos más destacados de los esfuerzos actuales del Grupo de trabajo sobre cambio climático que llevará a la 11ª Asamblea del CMI y más allá?

Rev. Grape: El grupo de trabajo del CMI sobre cambio climático no ha podido reunirse presencialmente desde 2019 debido a la pandemia de la COVID-19. No obstante,durante este periodo, nos hemos reunido en línea en varias ocasiones y hemos seguido haciendo un buen trabajo. Las pruebas científicas y el sufrimiento humano relacionado con el cambio climático son más evidentes cada año. Hemos reunido las voces de la comunidad mundial de iglesias para que se pronuncien más abiertamente sobre la necesidad de actuar ahora por la justicia climática.

En nuestra reunión de agosto, tendremos tiempo para reflexionar sobre lo que hemos hecho en estos años, pero también para vislumbrar el futuro: cómo puede el CMI ser más eficaz, inspirar a las iglesias y congregaciones, instar a los gobiernos a emprender acciones para responder a la emergencia climática con mayor profundidad e inmediatez, y explorar e intensificar diferentes iniciativas interconectadas. Por ejemplo, hemos conectado cada vez más nuestro trabajo con los pueblos indígenas, como muestra nuestro informe al Comité Central del CMI. Esto se aplica también a la cooperación en materia de justicia del agua y seguridad alimentaria. Esperamos que el trabajo del CMI después de la Asamblea logre la participación de la comunidad en su totalidad en una acción centrada en la urgencia de las transformaciones socioeconómicas necesarias, tal como subrayan los informes del IPCC. Esperamos que pueda ser una acción más integrada, aunque ya trabajamos juntos en muchos aspectos relacionados con la ecología y la justicia económica. Un aspecto importante de este trabajo es el diálogo interreligioso sobre la justicia climática. El CMI lo ha practicado durante algunos años en las negociaciones climáticas de la CMNUCC. Durante la pandemia de la COVID-19, este trabajo interreligioso ha crecido y hay muchas iniciativas en las que el CMI ha participado para movilizar una voz interreligiosa sobre el cambio climático. Esto puede desarrollarse aún más en un futuro próximo.

¿Qué es lo que más le ilusiona de su trabajo en la Asamblea?

Rev. Grape: Espero con interés las Conversaciones ecuménicas sobre el agua y el cambio climático. Creo que los resultados de ese diálogo reforzarán la voz ecuménica en relación con este trabajo, pero también espero que muestre la importancia de mantener estos temas en el orden del día junto con el de la justicia económica, así como con las medidas relacionadas con la alimentación y la salud. Además, espero que la celebración del Tiempo para la Creación impulse nuestra labor de justicia. Espero también que el hecho de que estemos en la Asamblea el 1 de septiembre, cuando comienza el Tiempo para la Creación, haga que más iglesias miembros del CMI se movilicen para actuar por la ecojusticia. Por último, estoy deseando que se escuchen las voces de los pueblos indígenas y de la juventud.

¿Quiere comentar la próxima COP, que tendrá lugar en Egipto?

Rev. Grape: La COP27 es una COP importante, ya que la revisión de las metas para mantener la trayectoria de limitación del calentamiento global a 1,5 °C  se realizará ahora en cada COP, en lugar de cada cinco años. Dado que los informes del IPCC son muy claros en cuanto al corto plazo para frenar las emisiones, esto es de suma importancia, pero también deben materializarse las contribuciones financieras prometidas para los fondos para la adaptación. Esta vez, el desafío es aún mayor debido a la guerra en Ucrania y a la pandemia de la COVID-19. Muchos países parecen escudarse detrás de estos acontecimientos históricos tan problemáticos. La COP27 de Egipto también es importante para nosotros, como comunidades religiosas; necesitamos mantener un buen diálogo interreligioso. Eso podría movilizar una voz moral que puede ser fundamental para la adopción de medidas audaces; creo que el CMI es un actor importante para lograrlo. Esperamos ver a las iglesias miembros de la región participando activamente en la COP27, y es bueno que se recuerde que, aunque esté ubicada más bien en la región de Oriente Medio, es una “COP africana”,  y vemos un sólido compromiso por parte de la Conferencia de Iglesias de toda África de trabajar activamente en primera línea de esta COP y ser una verdadera voz en pro de la justicia climática.