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Woman weeping with eyes closed

Una mujer llora mientras cuenta cómo su aldea fue atacada por milicias afines al gobierno en la región sudanesa de Darfur.

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“Desde el 15 de abril, se han producido enfrentamientos armados en Jartum y en otros lugares de Sudán, y se ha registrado el fallecimiento de unos cien civiles”, declaró Pillay. “La violencia armada y la inestabilidad, que también han causado la muerte de tres empleados de la ONU, han provocado la suspensión del Programa Mundial de Alimentos y de otras operaciones humanitarias en Sudán”.

Muchas personas —entre ellas el personal del Consejo de Iglesias de Sudán— han quedado atrapadas en sus oficinas o lugares de trabajo debido al imprevisto y repentino comienzo de los combates. “Las escuelas, centros de salud, mercados y otros servicios básicos han cerrado o han reducido sus actividades”, dijo Pillay. “El CMI está profundamente preocupado por las consecuencias más amplias sobre la población sudanesa, que ya experimentaba importantes necesidades humanitarias, desafíos políticos y económicos, una alta tasa de inflación, una pobreza generalizada y graves efectos del cambio climático”.

El Rev. Pillay pidió un alto el fuego inmediato y el fin de las hostilidades armadas por el bien del sufrido pueblo sudanés: “Oramos por el consuelo y la recuperación de quienes han perdido a sus seres queridos y de quienes han resultado heridos”, declaró. “Oramos para que Dios conceda la paz y restablezca la normalidad y la estabilidad en Sudán”.

Lea el texto completo de la declaración del CMI (en inglés)

Iglesias miembros del CMI en Sudán