«Todos recordamos el mes de marzo de 2020», dijo Sauca. «La pandemia de la COVID-19 se extendió por todo el planeta y todo el mundo entró en régimen de confinamiento».
Sin embargo, el CMI sigue siendo una vibrante comunidad de iglesias, dijo. «Han estallado guerras y conflictos en diferentes lugares del mundo, trayendo consigo pérdida de vidas, destrucción, hambre, desplazamiento de poblaciones y refugiados», dijo. «En todo momento, he orado para que el CMI pueda ser un espacio de diálogo, de escucha y de atención mutua, y de paz y reconciliación justas».
Sin embargo, como seguidores de Cristo, se nos confió el ministerio de la reconciliación, instó Sauca. «Sería muy fácil utilizar el lenguaje de los políticos, pero estamos llamados a utilizar el lenguaje de la fe, de nuestra fe», añadió. «Es fácil excluir, excomulgar y demonizar, pero estamos llamados, como CMI, a funcionar como una plataforma libre y segura de encuentro y de diálogo, para reunirnos y escucharnos unos a otros, incluso cuando no estamos de acuerdo».
Este ha sido siempre el camino que ha seguido el CMI, dijo. «Creo en el poder del diálogo en el proceso hacia la reconciliación», dijo. «La paz impuesta no es paz; una paz duradera tiene que ser una paz justa».
«La guerra no puede ser justa ni santa», dijo. «En el tiempo que me queda hasta el final de este mandato como secretario general en funciones que ustedes me han confiado, no dejaré de pronunciarme contra toda agresión, invasión o guerra; seguiré siendo profético, pero haré todo lo posible para que el CMI siga siendo lo que debe ser y para mantener abierta la mesa de diálogo», dijo.
Sauca también manifestó que está pendiente una visita a Siria, pero que es una prioridad antes de la 11.ª Asamblea en Karlsruhe.
«Junto con la moderadora, logramos reunirnos con los representantes de las iglesias de Siria que asistieron a una consulta en el Instituto Ecuménico de Bossey en el mes de abril», dijo. «Acordamos que el programa del CMI para Siria continúe con la plena participación de las iglesias de Siria, escuchando sus preocupaciones y expectativas, planificando y trabajando juntos».
También se realizará una visita a Tierra Santa antes de la asamblea, dijo Sauca. «Nuestra oficina reestructurada en Jerusalén está funcionando bien, y seguimos recibiendo muchos signos de esperanza como resultado del trabajo y la presencia de nuestro personal allí, dijo. «Sin embargo, sigue habiendo muchos desafíos y dificultades, y hemos realizado grandes esfuerzos para responder a ellos e intensificar nuestra labor de promoción y defensa».
Casi el 90 % de las iglesias miembros del CMI estarán presentes en la 11.ª Asamblea del CMI, dijo Sauca. «Será una gran celebración de la fe, una reunión de las iglesias y un signo significativo para el mundo», añadió. «En nuestro camino a Karlsruhe, hemos experimentado muchos desafíos, y sin duda, quedan más por llegar».
Esta es una asamblea de resiliencia, reflexionó Sauca. «Seguimos planificando y examinando nuestras actividades para que respondan a todo lo que está ocurriendo en el mundo y en la vida de las iglesias», dijo. «El enfoque de la Asamblea en el amor, la compasión, la reconciliación, la sanación y la unidad en el contexto de una pandemia y una guerra mundiales marcará esta Asamblea de Karlsruhe y la inscribirá en la historia del CMI».
El CMI está en un momento decisivo de su historia, concluyó Sauca. «Tenemos que permanecer unidos por fuertes lazos de amor y compromiso, dejando como legado para el período posterior a Karlsruhe un CMI sólido y significativo».
Informe del secretario general en funciones al Comité Central del CMI, junio de 2022
Fotos de la reunión del comité central del CMI, junio de 2022