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La vacunación masiva ofrece esperanza en tiempos de temor.

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Por Claus Grue*

Si bien se está cerca de contener la propagación del coronavirus, aún subsisten dificultades en países donde se minimiza, o incluso niega, la pandemia. Todo tipo de rumores y teorías conspiratorias en torno a los programas de vacunación disuaden a numerosas personas de vacunarse.

“Esta desinformación no hace sino subrayar la importancia de coordinar los esfuerzos entre el sector de la salud y las organizaciones religiosas, y de tener en cuenta las dimensiones espirituales al lanzar campañas sanitarias masivas”, afirma el Rev. Prof. Dr. Ioan Sauca, secretario general interino del CMI, quien recientemente emitió una declaración pública alentando a los líderes religiosos a fomentar la confianza, combatir la desinformación y apoyar la toma de decisiones aceptadas en sus propios contextos.     

Conciliar los aspectos médicos y espirituales

Las dudas sobre si vacunarse también representan, en cierta medida, un reto en los países donde la pandemia se toma en serio y se promueve la vacunación. Los expertos médicos y los funcionarios públicos han exhortado a la población a vacunarse cuando ha sido posible porque salva vidas y alivia la carga de los hospitales y otros establecimientos de asistencia sanitaria. Pero tal como a menudo ponen de relieve los dirigentes de iglesia, la pandemia también tiene una dimensión espiritual, en la que el movimiento ecuménico puede marcar la diferencia, y en la que el CMI y otras organizaciones religiosas pueden desempeñar un papel importante promoviendo la vacunación como un acto de solidaridad, así como disipando rumores y teorías conspiratorias sin fundamento.

En todo el mundo, los consejos nacionales de iglesias y las comunidades religiosas trabajan con las organizaciones sanitarias para desmentir la información falsa y garantizar que los aspectos médicos y espirituales estén en consonancia.

“No podemos quedarnos de brazos cruzados cuando las personas sufren y se las disuade de ponerse las vacunas disponibles para ellas. No se trata solamente de proteger a las personas del peligro de enfermar gravemente, o en el peor de los casos de morir, sino que es también un acto de solidaridad y compasión”, prosigue Sauca.

El CMI recientemente se unió a más de treinta organizaciones sanitarias cristianas de todo el mundo para expresar preocupación por el acceso desigual a los servicios de salud y a las vacunas contra la COVID-19. En una declaración, las organizaciones instan a los dirigentes gubernamentales a hacer todo lo que esté en sus manos para que las vacunas contra la COVID-19 sean un bien público mundial: accesible, disponible y que se distribuya de manera equitativa.

El 15 de marzo, el CMI organizó un seminario web para examinar qué pueden hacer las iglesias para que en los planes nacionales de vacunación contra la COVID-19 no se deje de lado a los apátridas.

Hacer frente a las dudas sobre la vacunación

Apoyar la información científica en los contextos espirituales es otra forma de llegar a las comunidades donde la gente, por diversos motivos, duda en vacunarse. En febrero, la Conferencia de Iglesias Europeas organizó un seminario web, titulado “La vacunación: ¿una maldición o una bendición? Un enfoque espiritual y teológico de la vacunación contra la COVID-19”, durante el cual expertos y teólogos analizaron el estado actual de los conocimientos científicos sobre la vacunación contra la COVID-19 desde una perspectiva ética cristiana. El seminario web, que se complementó con un documento de debate, facilitó a las iglesias y la sociedad conocimientos e información basada en hechos en relación con el escepticismo y las teorías conspirativas.

En Oriente Medio, donde la pandemia constituye un desafío más entre muchos otros, el Consejo de Iglesias de Oriente Medio, en su página web, ha dado siempre prioridad a la información actualizada factual sobre la situación en cada país en términos de número de casos, recuperaciones y fallecimientos. Los dirigentes de iglesia están exhortando a la población a vacunarse, aunque la escasez de vacunas está provocando retrasos.  

Predicar con el ejemplo

En uno de los países más afectados, los Estados Unidos, donde hasta la fecha más de medio millón de personas ha muerto a causa de la COVID-19, el Consejo Nacional de Iglesias de Cristo en los EE. UU. (NCCCUSA) promueve la vacunación a través del sitio web “Faith4Vaccines”, un recurso destinado a los líderes religiosos donde pueden compartirse historias de vacunación que, para mayor difusión, pueden además publicarse en las redes sociales. Asimismo, el NCCCUSA participa en la campaña en línea de compromiso pastoral con la vacunación “#pastors4vaccines pledge”, que anima a la gente a vacunarse y proteger sus comunidades.

“Seguimos creyendo que si la gente ve vacunarse a personas en las que confía y las oye animar a hacer lo mismo, las escuchará. Así que toda campaña debe presentar a líderes que gozan de confianza compartiendo el mensaje. En su día, se utilizó a Elvis Presley para animar a la gente a vacunarse de la polio. Instamos a los obispos y dirigentes de las congregaciones a compartir fotos siendo vacunados”, explica Cynthia Griffiths, directora de comunicación y desarrollo del NCCCUSA.

Este tipo de llamados también encontrará eco en la semana de oración del CMI por la pandemia de COVID-19, que tendrá lugar del 22 al 27 de marzo, en respuesta a la petición de sus iglesias miembros y asociados ecuménicos. Durante la semana, se compartirán oraciones y recursos espirituales elaborados para atender las necesidades de la pandemia. El quinto día de oración, consagrado al tema de la protección, se abordarán las dudas surgidas con respecto a la vacunación a causa de la desinformación. Se insta a los líderes religiosos y espirituales a predicar con el ejemplo y vacunarse públicamente para inspirar confianza y seguridad a sus comunidades.

“Si los creyentes y la comunidad sanitaria hablan con una sola voz, se contribuirá sustancialmente a superar la desconfianza y las dudas”, asevera Sauca.

Gran preocupación por Brasil y Tanzania



Brasil y Tanzania son dos ejemplos llamativos de países donde se ha minimizado la pandemia. En Brasil, las tasas de infección y el número de muertes han aumentado drásticamente y el país lucha por mantener los brotes de coronavirus bajo control. La Cámara Episcopal de la Iglesia Episcopal Anglicana de Brasil (IEAB), ante el empeoramiento de la pandemia de COVID-19, ha publicado una carta pastoral en la que dice: “Una vertiginosa ola de infecciones y nuevas variantes ha generado aún más dolor, sufrimiento y el sentimiento de que estamos en un torbellino en el que solo la gracia de Dios nos sirve de escudo”. Los obispos también señalan que la lentitud de la respuesta de las autoridades gubernamentales ha llevado a un “negacionismo irresponsable” por parte de la población.

“Brasil está a un paso de que otros países del mundo lo aíslen. Solo el aislamiento radical, el mantenimiento exclusivo de las actividades verdaderamente esenciales y la vacunación masiva pueden revertir esta situación”, se afirma también en la carta.

En Tanzania, el difunto presidente John Pombe Magufuli, cuyo fallecimiento fue anunciado ayer por el Gobierno tanzano, negó la propagación del virus y rechazó comprar vacunas para su pueblo. Ahora, existe una creciente inquietud de que se produzca un repunte de casos en el país.

En los países colindantes como Kenia y Zambia, las posiciones respecto a la vacunación siguen divididas y se deja, en gran medida, que la opinión pública dude sobre si vacunarse o no. La Conferencia de Iglesias de Toda el África (AACC), en apoyo al programa de vacunación en el continente, ha lanzado una alerta invitando a la oración, en la que se alientan oraciones en favor de la conciliación entre la ciencia y la fe porque se cree que ambas tienen un papel indispensable que desempeñar a la hora de afrontar la crisis. Asimismo, se piden oraciones por el éxito del programa y por que África obtenga suministros adecuados y eficaces de vacunas para poder poner fin al azote de la pandemia.  

El movimiento ecuménico y su comunidad de iglesias están bien posicionados para difundir entre la población, especialmente en las zonas rurales, información factual explicando por qué es importante vacunarse.

“Es nuestra obligación hacer todo lo posible para infundir esperanza, paliar el sufrimiento en las comunidades duramente afectadas y aliviar la carga de los exhaustos trabajadores sanitarios. Desmentir la información errónea y las teorías falsas forma parte de esta misión”, concluye Sauca. 

*Claus Grue es asesor en materia de comunicación para el Consejo Mundial de Iglesias.

Ante el inicio de la vacunación contra la COVID-19, el CMI insta a los líderes religiosos a combatir la desinformación - Comunicado de prensa del CMI del 24 de febrero de 2021 (en inglés)

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