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Woman reading Bible in Korean

Una mujer lee la Biblia durante un servicio en la Iglesia Presbiteriana de Yum-kwang en Seúl (Corea del Sur), en diciembre de 2017.

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La gravedad de la situación, y los desafíos a los que se enfrentan las iglesias cristianas de Asia en el extraordinario contexto actual, ocuparon un lugar destacado en el orden del día de la reunión virtual celebrada entre los dirigentes de las iglesias de todo el continente en relación con la reunión del Comité Central del CMI.

La reunión regional de Asia, que se convoca de forma recurrente con cada reunión del Comité Central del CMI, fue la segunda de este tipo celebrada en línea. Los representantes de toda Asia pusieron en común sus puntos de vista sobre una serie de cuestiones pertinentes, cuyo denominador común fue la pandemia. 

Con la presidenta del CMI para Asia, la Rev. Prof. Dra. Sang Chang, como moderadora, los participantes intercambiaron y deliberaron sobre los acontecimientos recientes en varios países. 

El representante de Tailandia, el Dr. Prawate Kidarn, quien participó en nombre del secretario general de la Iglesia de Cristo en Tailandia, mencionó tres acontecimientos de especial importancia. En primer lugar, la digitalización de los servicios de culto, que es un resultado directo del distanciamiento social impuesto por la pandemia.

“Muchas personas, sobre todo los jóvenes, se han acostumbrado a ello y ahora prefieren los servicios en línea. Está bien que ofrezcamos alternativas en línea, pero eso plantea el desafío de mantener las reuniones presenciales en la iglesia, donde las personas puedan adorar juntas a Dios”, explica Kidarn.

En segundo lugar, el golpe militar en la vecina Myanmar, que ha obligado a miles de refugiados a cruzar la frontera con Tailandia. Y en tercer lugar, el aumento de la brecha de la pobreza debido a la recesión económica y el desempleo.

“Cuando la situación de los pobres empeora aun más, los organismos mundiales y regionales deben intensificar su colaboración con las iglesias locales, concluyó Kidarn.

Roma Ann Nisha Prodhan, de la Iglesia de la India Septentrional, también se hizo eco de la necesidad de aplicar un enfoque más unificado, expresó su preocupación por el aumento de la pobreza e instó a todos a “defender juntos a los oprimidos”.

Los abarrotados campos de refugiados de Bangladesh, donde vive más de un millón de rohingyas en condiciones extremadamente difíciles, siguen siendo una prioridad para las iglesias de la región.

“La situación es muy mala; tenemos que ayudar a Bangladesh”, afirmó Joyanta Adhikari, de la Iglesia Bautista Sangha de Bangladesh, al tiempo que expresó su preocupación por el aumento de la violencia doméstica, el maltrato de menores, el tráfico de personas y el incremento de la corrupción en su país.

En calidad de representante del obispo Willem T.P. Simarmata, de la Iglesia Cristiana Protestante Batak de Indonesia, el Rev. Dr. Andar Parlindungan, secretario ejecutivo de formación y capacitación de la Misión Evangélica Unida, expresó su profunda preocupación por el aumento de las tensiones interreligiosas y las continuas violaciones de los derechos humanos en Papúa. También destacó la insuficiencia de infraestructuras médicas y la distribución injusta de las vacunas contra la COVID entre los problemas graves que afronta su país.

En medio de tanta desolación, siempre hay también esperanza, recordó la Rev. Dra. Henriette Hutabarat-Lebang, de la Iglesia Toraja de Indonesia, y señaló el aumento registrado en la colaboración entre distintas confesiones y en la ayuda mutua entre las personas, independientemente de su religión.

“La crisis sanitaria que sufrimos ha unido a las personas en torno a la oración”, concluyó.

Si bien las iglesias de Sri Lanka también han sido testigos de una intensificación del diálogo interreligioso entre las distintas confesiones, manifestada en los intercambios de oraciones por las víctimas de la pandemia, la situación política del país ha ido de mal en peor.                                                                                                                                                                                                                                                                       

“El gobierno no ha sabido frenar el aumento de la corrupción y los pobres son quienes sufren las consecuencias, explicó el Rev. Dhiloraj Canagasabey, obispo anglicano de Colombo (Sri Lanka).

En un país donde las tensiones militares estallan con regularidad, el Rev. Dr. Hyunju Bae, de la Iglesia Presbiteriana de Corea, subrayó el importante papel pacificador del movimiento ecuménico. La campaña de Llamado a la Paz —cuyo objetivo es recoger las firmas de cien millones de personas de todo el mundo antes de 2023, fecha en que se cumple el 70º aniversario del acuerdo de armisticio de Corea— es un ejemplo de iniciativa interreligiosa viable, en la que participan varias organizaciones mundiales, entre ellas el CMI. También destacó la revitalización del movimiento ecuménico en Corea gracias a la movilización de la generación más joven. “Tenemos que reavivar el espíritu general del ecumenismo desde la base”, dijo. 

El Consejo Cristiano de China, representado por los miembros del Comité Central del CMI, la Rev. Dra. Manhong Lin y Baoping Kan, expresó sus esperanzas de que la asamblea pueda celebrarse de forma presencial y de que el CMI se mantenga como plataforma para reunir a las iglesias en unidad y promover la paz en el mundo.

Este mensaje fue reiterado por el obispo Renta Nishihara, de la diócesis de Chubu, de la Iglesia Anglicana de Japón, quien también aprovechó para anunciar la consagración en abril de la primera mujer obispo anglicana de Asia.   

La Dra. Franscina Yoteni, de la Iglesia Cristiana Evangélica de Tanah Papua (Indonesia), agradeció la atención que el CMI presta a la situación en Papúa Occidental, donde se violan los derechos humanos.

“Oro para que el CMI canalice el amor de Dios hacia las personas”, concluyó.

A la reunión regional de Asia asistió una treintena de miembros del Comité Central, asesores, stewards y miembros del personal ejecutivo. La reunión fue una plataforma para compartir las experiencias y perspectivas íntimas de las vidas de las iglesias y comunidades de Asia en estos tiempos.

“En medio de los enormes desafíos que afronta Asia, vemos signos de esperanza. La unidad y la solidaridad son fundamentales para recuperarse de la pandemia y hacer frente a los graves problemas actuales”, concluyó la moderadora, la Dra. Sang Chang.

Reunión del Comité Central del CMI, febrero de 2022