Image
germany_2022_wcc_assembly_chambers_0902-2.jpg

2 de septiembre de 2022, Karslruhe (Alemania): Manifestantes ucranianos en Karlsruhe piden el fin de la invasión rusa de Ucrania, a las puertas del lugar donde fue celebrada la 11ª Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias, del 31 de agosto al 8 de septiembre de 2022, en Karlsruhe (Alemania).

Fotografía:

La guerra ha sido uno de los principales temas tratados por los asistentes a la 11ª Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) reunida en Karlsruhe (Alemania), del 31 de agosto al 8 de septiembre de 2022.  Escucharon a los dirigentes de las iglesias, a los jóvenes y a los organismos eclesiásticos hablar sobre la respuesta humanitaria de las iglesias de Ucrania, de Rusia, de los países vecinos, y del resto del mundo; cada una ha reaccionado a su manera ante la guerra y sus consecuencias a nivel mundial.

Desde el primer día de la invasión, las iglesias han ofrecido sus oraciones y han proporcionado ayuda humanitaria concreta.  “Las iglesias han sido capaces de responder muy rápidamente y de forma muy poco burocrática desde el primer día de la invasión rusa de Ucrania”, afirmó Marina Dölker, de HEKS (Ayuda de las Iglesias Suizas). “Han desempeñado un papel fundamental en la respuesta a las necesidades de los refugiados, y de quienes se han quedado en Ucrania desde entonces”.

El obispo Sándor Zán Fábián, de la Iglesia Reformada de Transcarpatia y Ucrania, describió la labor de las ciento ochenta congregaciones de su diócesis en la parte occidental de Ucrania. “Desde el primer día de la guerra, los miembros de nuestras congregaciones salieron a la carretera cercana a la frontera húngara para ofrecer todo tipo de apoyo a los desplazados por la guerra en Ucrania: les dieron agua potable y comida de sus propias casas, y ayudaron a transportarlos desde la estación de tren hasta la frontera”.

Los parroquianos respondieron de forma espontánea, porque saben que están llamados a ser misericordiosos, hospitalarios y a ayudar a quienes, al proceder del este de Ucrania, se encuentran en una situación aun peor que la propia.

La región de Transcarpatia es la única región de Ucrania que se ha librado de los combates directos, por lo que muchos ucranianos se han refugiado allí. La respuesta de las iglesias ha sido clave para esos desplazados internos, pues han proporcionado alimentos, alojamiento y asistencia médica, entre otros.

“La iglesia dirige cuatro escuelas en la región. Suspendieron las clases para transformar las escuelas en refugios”, contó Dölker. “Han empezado a ampliar sus intervenciones diaconales, están enviando pan a otras zonas del país donde es muy difícil abastecerse. La iglesia ha asumido responsabilidades que corresponden al gobierno”.

“Nos servimos de nuestras relaciones ecuménicas existentes en la región para garantizar que los camiones que transportan los alimentos, artículos de higiene y todo tipo de artículos de primera necesidad llegan efectivamente a las zonas en conflicto en el este”.  “Recurrimos a nuestros asociados —húngaros, ucranianos, y también a los protestantes y ortodoxos– para asegurarnos de que todo lo que recibimos de nuestros asociados llega a las personas que necesitan ayuda”, cuenta Fábián. “Oramos juntos cada vez que mandamos un camión al este del país, y oramos juntos por la paz en la región”.

ACT Alianza, una red mundial de iglesias y organismos confesionales cuyos miembros están vinculados con el CMI o con la Federación Luterana Mundial, pidió veintitrés millones de dólares estadounidenses (23 000 000 USD) para financiar la respuesta humanitaria en Ucrania, Polonia, Hungría, Rumanía y Eslovaquia. Hasta la fecha, ha recaudado más de veinte millones.  HEKS es uno de los miembros ejecutores de la iniciativa de ACT Alianza, y trabajará directamente en Ucrania a través de iglesias tales como la Iglesia Reformada.

La Rev. Dra. Dagmar Pruin, presidenta de Pan para el Mundo en Alemania, relacionó la situación en Ucrania con los efectos a mayor escala en el resto del mundo. “La guerra pondrá a millones de personas del resto del planeta en serias dificultades”, afirmó. “Este año, habrá 47 millones más de personas que padecerán hambre aguda y 71 millones más caerán en la pobreza”. La crisis alimentaria, la alta inflación, los precios de la energía y las perturbaciones geopolíticas alcanzan todos los rincones del planeta, y los miembros de ACT Alianza ofrecen ayuda tanto en esos lugares como en Ucrania.

Las iglesias de toda Europa han dado respuesta a las necesidades de quienes sufren la guerra, pero también prosiguen su labor para resolver los problemas relacionados con los derechos de los migrantes. “Tengo claro que la iglesia debe seguir ejerciendo presión sobre los gobiernos para resolver la crisis [migratoria] y velar por que el racismo no tenga lugar en las decisiones sobre quién puede entrar o no a un país”, declaró Annika Matthews, de la Iglesia de Inglaterra.

La respuesta a las necesidades humanitarias en Ucrania y sus alrededores no es a corto plazo; las iglesias ya trabajan para atender la necesidad de los millones de desplazados por la guerra de contar con un refugio cálido, seguro y digno para pasar el próximo invierno, así como su necesidad de educación, medios de subsistencia, alimentos o ropa, entre muchas otras necesidades.

La función de la iglesia en esta situación es mostrar compasión, lo que implica que debe ver a todas las personas como seres humanos y tratarlas como hijas e hijos de Dios. “No necesitamos alentar a nuestras iglesias a hacer el bien o mostrar misericordia”, dijo Fábián. “Nuestro trabajo diaconal no sería posible sin nuestros asociados de todo el mundo. Su apoyo nos ha permitido intervenir localmente y ayudar a los pobres y a las personas necesitadas durante muchos años. En la situación actual, no podíamos rechazar a nadie, teníamos que satisfacer las necesidades de todos por igual”.

Transmisión en directo de la 11ª Asamblea del CMI en Karlsruhe (Alemania) (en ingles)

Fotografías de la 11ª Asamblea del CMI en Karlsruhe (Alemania)

11ª Asamblea del CMI en Karlsruhe (Alemania)