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Woman holding hands in prayer
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Las devastadoras inundaciones y deslizamientos de tierra se produjeron tras un aguacero extremadamente fuerte que cayó el 2 de mayo en las regiones del oeste, del norte y del sur. Los equipos de rescate se apresuraron a recuperar los cuerpos atrapados en las viviendas derrumbadas y en los aludes de lodo.

Las noticias informan de familias enteras fallecidas o heridas, y de una necesidad desesperada de servicios básicos para miles de personas que se han quedado sin hogar a causa de las inundaciones. Según las autoridades, más de 5000 viviendas han sido arrasadas por el agua, y se prevé que el número de víctimas aumente, ya que hay cientos de personas desaparecidas.

“Es muy triste que tantas personas hayan perdido la vida en esta catástrofe provocada por inundaciones. Son muchas las familias que se han visto afectadas. Oramos por ellas”, declaró en una entrevista el Rev. Evalister Mugabo, obispo de la Iglesia Luterana de Ruanda.

Las inundaciones se desencadenaron tras días de fuertes aguaceros en las regiones que registran precipitaciones abundantes entre marzo y mayo. Últimamente, las regiones de África Oriental han experimentado sequías e inundaciones alternas relacionadas con el fenómeno del cambio climático mundial.

En Ruanda, algunos de los clérigos locales forman parte de las intervenciones de socorro que se están llevando a cabo en la reciente catástrofe, en colaboración con organizaciones religiosas, autoridades gubernamentales y organizaciones humanitarias. Las agencias están prestando servicios como proporcionar alimentos, agua, medicamentos y alojamiento a las personas desplazadas y enterrar a las víctimas mortales.

No obstante, hay dirigentes de las iglesias que afirman que las iglesias quieren hacer más.

“Las iglesias quieren hacer algo, pero, como saben, no tienen capacidad. Esto nos supera, necesitamos toda la ayuda posible”, declaró el arzobispo anglicano de Ruanda Laurent Mbanda.

Mugambo se hizo eco de opiniones similares, afirmando que las iglesias de la región se estaban preparando para responder, pero que la acción era lenta debido a la escasez de recursos.

“Hago un llamado a todas las personas que sientan que pueden apoyar a la Iglesia Luterana de Ruanda (LCR, por su sigla en inglés) a que lo hagan, para que podamos ayudar a las personas necesitadas como parte de nuestro ministerio de diaconía”, dijo el obispo, al tiempo que elogiaba la respuesta del gobierno.

La Misión Evangélica Unida pidió oraciones por Ruanda tras la catástrofe de las inundaciones. Según la organización, el Rev. Dr. Bataringaya Pascal, presidente de la Iglesia Presbiteriana de Ruanda, y el obispo anglicano Assiel Musabyimana, informaron el 3 de mayo de que más de 95 personas habían muerto y muchas estaban desaparecidas tras las lluvias torrenciales que provocaron inundaciones y deslizamientos de tierra. El obispo informó también de que las labores de rescate habían comenzado de inmediato, pero las lluvias torrenciales continuas dificultaron la tarea.

“Unámonos para orar por todas las víctimas de esta catástrofe natural, para que cesen las lluvias y se pueda rescatar a las víctimas. Oramos por las personas cuyas vidas han quedado devastadas por estas fuertes lluvias e inundaciones”, declaró la organización.

El presidente de Ruanda, Paul Kagame, ha asegurado a la población que su gobierno estaba haciendo todo lo posible para hacer frente a la situación. Dijo que el gobierno estaba evacuando a las personas de las zonas de riesgo, ofreciéndoles refugio temporal. Desde el momento en que se produjeron las inundaciones, las autoridades han dispuesto que la población que se traslade a zonas más seguras.

Jean Claude Musabyimana, ministro de Administración Territorial de Ruanda, instó el 4 de abril a las iglesias a abrir sus puertas a las personas necesitadas y desplazadas.

 “Los amigos, las iglesias, las escuelas y otras instalaciones que tengan espacio disponible pueden ser útiles para alojar a las personas desplazadas por la catástrofe”, declaró Musabyimana al diario The New Times de Ruanda.

Las lluvias torrenciales y las tormentas de granizo que suelen abatirse sobre Ruanda entre los meses de enero y mayo suelen tener consecuencias trágicas. En 2020, las inundaciones provocadas por las lluvias torrenciales se saldaron con la muerte al menos a 80 personas, pero este último balance es el peor de la historia del país.

Carta pastoral del CMI a las iglesias y a las personas de Ruanda (en inglés)

Iglesias miembros del CMI en Ruanda (en inglés)