Representantes de más de veinticinco expresiones de fe y de más de treinta organizaciones de la sociedad civil se reunieron en un acto público en el centro de Río de Janeiro (Brasil) en la semana que se inauguran los Juegos Olímpicos de 2016 para afirmar la dignidad de los seres humanos y del planeta Tierra, y la defensa de los derechos humanos.
“Estamos aquí para facilitar la plena visibilidad de los migrantes, los refugiados, los pueblos indígenas y los representantes de minorías que sufren todas las formas de discriminación y racismo. Su necesidad urgente de justicia debería inspirar los valores olímpicos que se proclaman con tanta energía durante estos días aquí en Río”, dijo Rafael Soares de Oliveira, director ejecutivo de Koinonia/ACT Alianza y coordinador local de la vigilia.
“Estamos aquí para mostrar que seguiremos caminando al lado de quienes luchan por frenar la incesante explotación de los recursos del planeta y por proclamar nuestra esperanza de un nuevo mundo donde los niños y los ancianos tendrán acceso a las condiciones necesarias para vivir sus vidas con dignidad, donde la salud, la educación, el deporte, la cultura, el ocio y el saneamiento básico no sean privilegios de unos pocos”, añadió.
La “vigilia de la dignidad”, a la que asistieron muchas personas, fue celebrada en la plaza Cinelândia el 1 de agosto. El acontecimiento comenzó en la tarde en la “carpa de la dignidad”, donde se organizaron exposiciones, talleres y debates en grupo sobre el cambio climático, la justicia racial y de género, y los derechos de los pueblos indígenas, y se pusieron a disposición publicaciones sobre estos asuntos.
La vigilia comenzó a las seis de la tarde en el “escenario de la dignidad”, donde las oraciones de los dirigentes religiosos y las declaraciones formuladas por los representantes de las organizaciones de la sociedad civil se entrelazaron con actuaciones culturales de los pueblos indígenas, los quilombolas y otros afrodescendientes.
En Morro da Mangueira, una de las principales favelas de Río, se exhibe durante las Olimpiadas una simbólica antorcha de la dignidad.
El concepto de la vigilia fue desarrollado por un grupo internacional que incluía representantes del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), el Movimiento de los Pueblos para la Educación en Derechos Humanos (PDHRE) y otras organizaciones internacionales.
Rudelmar Bueno de Faria, representante del CMI ante las Naciones Unidas en Nueva York, dijo: “La antorcha de la dignidad era una manera de promover la dignidad humana y los derechos humanos como modo de vida. Desde un punto de vista ético cristiano, la dignidad humana es el concepto preeminente basado en el principio de fe de que todas las personas son creadas iguales a imagen de Dios (imago dei). Desde una perspectiva cristiana ecuménica, el derecho de los derechos humanos y sus mecanismos son herramientas para promover y proteger el valor preeminente de la dignidad humana dada por Dios. La dignidad humana es también el objetivo y propósito fundamental de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”.
El evento de Río fue el resultado de los contactos del CMI con grupos locales tras el éxito de la coalición interreligiosa que colaboró en 2012 durante la Cumbre de los Pueblos en Río+20.
Aparte de Río, se organizaron actos en torno a la antorcha de la dignidad en otras partes del mundo, como la India, Costa Rica, Bangladesh y Argentina.
“Con la antorcha y la vigilia de la dignidad tratamos de llegar a todas las personas que están viendo los Juegos Olímpicos y compartir con ellas el pensamiento positivo y creativo sobre lo que son los derechos humanos en nuestras vidas”, dijo Shulamith Koenig, fundadora del PDHRE.
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