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Foto: Albin Hillert/CMI

Foto: Albin Hillert/CMI

El rabino Mark Dratch es el vicepresidente ejecutivo del Consejo Rabínico de América. A continuación, reflexiona sobre lo que le ha inspirado en medio del dolor de la pandemia de la COVID-19, y sobre cómo podemos trabajar juntos para crear un mundo redimido.

En el transcurso de las últimas semanas, que han traído desafíos sin precedentes a muchos, ¿qué momentos le recordaron la interconexión de nuestra familia humana?

Rabino Dratch: La epidemia de la COVID-19 no discrimina entre nacionalidades, razas, religiones o circunstancias socioeconómicas. Todos somos vulnerables: distanciados de la familia, los amigos y los vecinos; teniendo bloqueado el acceso a nuestros lugares de culto; celebrando nuestros días festivos y festividades sagradas en aislamiento... son situaciones que nos recuerdan las palabras del profeta Malaquías (2:10): “¿Acaso no tenemos todos un mismo padre? ¿Y acaso no nos ha creado un mismo Dios? Si esto es así, ¿por qué somos desleales el uno contra el otro y profanamos el pacto de nuestros padres?”. Al sufrir la pérdida de mi suegra a causa del virus, experimenté personalmente la inmensa bondad de muchos extraños: los médicos, los enfermeros, los equipos de respuesta inicial y el personal del funeral y del cementerio, y también el apoyo y el amor de la familia, los amigos y la comunidad.

Aunque me afectan profundamente las expresiones de xenofobia, intolerancia, racismo y odio que mostraron su feo rostro por la ignorancia, el miedo y la estrechez de miras (situaciones que no me son para nada ajenas como judío), me alentó la firme respuesta llegada desde muchos rincones distintos de rechazar estas expresiones y actos de odio sin fundamento y de permanecer unidos a las comunidades atacadas.

¿Cómo ha encontrado maneras de celebrar dadas las precauciones que debe tomar para protegerse y proteger a sus seres queridos y sus comunidades?

Rabino Dratch: “Éste es el día que el Señor ha hecho; y en él nos alegraremos y regocijaremos” (Salmos 118:24). A pesar de las dificultades y los desafíos, las personas de fe están agradecidas por el don de la vida, el don de un nuevo día. Gracias a la oración y al estudio de textos religiosos, he aprendido a desarrollar una perspectiva que me permite ver (la mayoría del tiempo) el concepto más amplio del amor de Dios. A pesar del aislamiento, hemos encontrado maneras de conectar con los seres queridos a través de videochats, llamadas telefónicas y visitas poco frecuentes con distanciamiento social. A pesar de lo difícil que resulta no tomar en brazos a mis nietos, tengo presente que estoy invirtiendo en su salud y su seguridad (y en las mías) para que podamos compartir nuestras vidas a largo plazo.

Una de las cosas que más me ha inspirado es el deseo de muchos miembros de mi comunidad de orar juntos y celebrar los rituales religiosos en comunidad, y dado que eso es imposible, su deseo de saber cómo celebrar las complejidades de nuestras prácticas religiosas en el marco de las actuales restricciones. Ya han escrito libros con la respuesta religiosa destacados académicos rabínicos que han abordado una infinidad de preguntas con erudición académica, compromiso religioso y, lo más importante, sensibilidad empática.

¿Cómo podemos nosotros, en el Consejo Mundial de Iglesias, ayudarle a prevenir y detener el odio y la intolerancia? ¿Qué podemos orar por ustedes?

Rabino Dratch: Todos podemos prevenir y detener el odio y la intolerancia aprendiendo más sobre los demás: quiénes somos como seres humanos, quiénes somos como almas religiosas, qué creemos y practicamos, y qué impulsa nuestros compromisos con Dios, nuestra fe, nuestro pueblo y nuestra historia. ¿Qué pueden orar ustedes? Según la hija del rabino Abraham Joshua Heschel, la Dra. Susannah Heschel: “Cuando volvimos a casa desde Selma en 1965, mi padre escribió: ‘Para muchos de nosotros, la marcha de Selma a Montgomery era sobre la protesta y la oración. Las piernas no son labios y caminar no es arrodillarse. Y, sin embargo, nuestras piernas cantaban canciones. Incluso sin palabras, nuestra marcha rendía culto. Sentí que mis piernas oraban’”. Caminemos juntos para crear un mundo redimido.

Recursos del CMI sobre cómo afrontar el coronavirus