El Rev. Prof. Dr. Jerry Pillay, secretario general del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), dijo: “El fallecimiento del papa Francisco será llorado en todo el mundo, sobre todo por sus muchos aliados y admiradores en el movimiento ecuménico y en la comunidad mundial del CMI. Su papado ha sido un gran don para el movimiento ecuménico, y él ha sido un colaborador dedicado en nuestros esfuerzos por avanzar hacia la unidad cristiana y la reconciliación, además de una voz profética para la paz, el medio ambiente y la justicia en todo el mundo”.
El jesuita argentino, elegido en 2013, deja profundas huellas en la Iglesia católica y en las personas cristianas de todo el mundo a través de las principales iniciativas y señas distintivas de su pontificado: unos brazos abiertos a todas las personas en una “iglesia de los pobres, para los pobres” que es un “hospital de campaña” para la sanación de los enfermos y vulnerables, un apoyo firme y concreto de la misión cristiana como acompañamiento de los marginados, y un ministerio de “misericordia” o compasión hacia todos.
En particular, Francisco ha defendido con valentía y determinación la lucha contra el cambio climático y las injusticias que genera, realizando al mismo tiempo una crítica mordaz del capitalismo mundial y la desigualdad económica. En el ámbito internacional, expresó su ferviente apoyo a las personas migrantes y refugiadas, y a las víctimas de la trata de seres humanos, y manifestó su consistente comunicación y colaboración especialmente con iniciativas fraternales cristiano-musulmanas, además de su firme oposición a la guerra, calificándola de “crimen contra la humanidad”. Dentro del Vaticano, emprendió la reforma de la curia romana y de las finanzas vaticanas, y defendió el nombramiento y la elevación de obispos de países marginados y el nombramiento de mujeres para los más altos cargos de los departamentos vaticanos.
Un ecumenista entregado
Francisco también ha demostrado ser un defensor de la colaboración ecuménica. Defendió el “mandato” misionero de compartir el Evangelio ecuménicamente. Estableció sólidas asociaciones de trabajo entre los principales programas del CMI y sus correspondientes dicasterios en el Vaticano, garantizando así una profunda colaboración ecuménica en cuestiones como el diálogo ecuménico, la justicia climática, el diálogo y la cooperación interreligiosos, y la defensa y el servicio a las personas migrantes.
“El ministerio y el liderazgo del papa Francisco han estado marcados por una apertura ecuménica y una cooperación entusiasta desde el principio”, dijo el obispo Dr. Heinrich Bedford-Strohm, moderador del Comité Central del CMI. “En su corazón están el Evangelio, la presencia de Cristo y del Espíritu en la Iglesia, y el imperativo de compasión y misericordia hacia todos nuestros hermanos y hermanas. Entendía su misión no como la de custodio de afirmaciones abstractas de la verdad, sino como la de facilitador de relaciones y creador de puentes. En esto vemos cómo él mismo irradiaba el amor de Jesucristo que predicaba. En mis muchos encuentros con él siempre sentí el “ecumenismo del corazón” del que hablaba la asamblea del CMI en Karlsruhe 2022 en su documento de unidad. Con su firme compromiso con las personas refugiadas y otros grupos vulnerables, fue un verdadero testimonio de este amor de Cristo. Compartimos esa profunda fe, nos inspira su testimonio y, en su memoria, nos comprometemos a continuar nuestra labor de fe activa en la justicia, la reconciliación y la unidad”.
En 2016, el papa Francisco visitó Lund (Suecia) para participar en una conmemoración católico-luterana del 500 aniversario de la Reforma protestante. Era la primera vez que un líder católico romano se reunía con representantes de la Federación Luterana Mundial para conmemorar la Reforma.
El compromiso de Francisco con la colaboración y la misión ecuménicas se puso aún más de relieve con su extraordinaria y jubilosa peregrinación al CMI, al Centro Ecuménico y al Instituto Ecuménico de Bossey en 2018.
En esa ocasión, para celebrar el 70 aniversario del CMI y su carisma ecuménico, el papa dijo: “Somos herederos de la fe, la caridad y la esperanza de todas aquellas personas que, por la fuerza no violenta del Evangelio, encontraron el valor de cambiar el curso de la historia; una historia que nos había llevado a la desconfianza mutua y al distanciamiento, contribuyendo así a la espiral infernal de la continua fragmentación”. Gracias al Espíritu Santo, que inspira y guía el camino del ecumenismo, la dirección ha cambiado y se ha trazado irrevocablemente un camino a la vez antiguo y nuevo: el camino de una comunión reconciliada, orientada hacia la manifestación visible de la fraternidad que ya hoy une a las personas creyentes”.
Los ministerios colaborativos y el servicio diaconal fueron la forma de ecumenismo elegida por Francisco, uniendo a las iglesias como agentes de reconciliación en el mundo. Como dijo en su intervención ante el CMI en 2018: “Así que, preguntémonos: ¿Qué podemos hacer juntos? Si una determinada forma de servicio es posible, ¿por qué no planificarla y realizarla juntos, y así empezar a experimentar una fraternidad más intensa en el ejercicio de la caridad concreta?”

El 21 de junio de 2018, el papa Francisco visitó el Instituto Ecuménico del Consejo Mundial de Iglesias en Bossey. Fotografía: Joanna Lindén-Montes
El papa Francisco también suscitó controversia
Aunque goza de una inmensa popularidad en muchos países del mundo, el papa Francisco también suscitó controversia con su enfoque pastoral práctico de cuestiones como la acogida de gais y lesbianas ¾“¿Quién soy yo para juzgar?”¾, la reincorporación de las personas católicas divorciadas a la Iglesia, la restricción de la celebración de la misa en latín y la apertura de los altos cargos del Vaticano a las mujeres.
Una minoría pequeña pero que se ha hecho sentir mucho, especialmente en Estados Unidos, criticó con dureza a Francisco por lo que consideraba concesiones o incluso traiciones a la doctrina católica tradicional, y encontró algunos aliados en la jerarquía. Lo compararon desfavorablemente con sus predecesores, Juan Pablo II y Benedicto XVI, y su enfoque más conservador en cuestiones de política y servicio pastoral.
Sin embargo, a pesar de las expectativas de muchos, el papa Francisco se mantuvo muy firme en la doctrina y en enseñanzas católicas tan específicas y controvertidas como el aborto y la anticoncepción, la ordenación de mujeres al sacerdocio y al diaconado, y la oposición a la “teoría de género”.
“Sus palabras y acciones en cuanto a algunos asuntos pueden haber frustrado y alarmado a ciertas personas, pero su valentía y liderazgo son indudablemente apreciados”, dijo Pillay. “Su capacidad para decir la verdad al poder y pronunciarse sobre cuestiones políticas puede haber despertado sensibilidades, pero el testimonio profético es un don en los círculos ecuménicos”.
El legado de Francisco
Jorge Mario Bergoglio nació en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936, hijo de inmigrantes italianos. Ingresó en la Compañía de Jesús en 1958 y fue ordenado sacerdote en 1969. Más tarde fue profesor universitario, ejerció seis años como provincial de los jesuitas y trabajó en la administración académica y eclesiástica. El 20 de mayo de 1992, el papa Juan Pablo II lo nombró obispo titular de Auca y auxiliar de Buenos Aires. En 1998 fue nombrado arzobispo de Buenos Aires y primado de Argentina.
“Mi gente es pobre y yo soy uno de ellos”, dijo Francisco más de una vez, explicando su decisión de vivir en un apartamento y cocinar su propia cena. Estuvo profundamente influido por el Vaticano II y la “opción preferencial por los pobres” de la teología de la liberación. Su estilo de vida ascético, sus desplazamientos en transporte público y su estrecha identificación con los pobres marcaron su ministerio en Argentina e influyeron más tarde en su pontificado, tras ser elegido papa el 13 de marzo de 2013.
A lo largo de los años, el secretario general del CMI se ha reunido cuatro veces con Francisco. “En uno de mis encuentros personales con él, hablamos de la unidad cristiana. Le dije que el CMI apreciaba las palabras que nos dirigió en 2018, cuando nos visitó en Bossey, de que debemos seguir “caminando, orando y trabajando juntos”, recordó Pillay. Le dije que aquella era una buena forma de expresarlo, pero también le dije: “¿no cree que ha llegado el momento de que nos tomemos de la mano para seguir caminando, y que podamos demostrar así una unidad cristiana visible? Me sonrió y, moviendo el dedo, dijo: “Me gusta, me gusta”. Lo que más recuerdo fueron las últimas palabras que me dijo al darme un apretón de manos en cada ocasión que me encontré con él: “Por favor, ore por mí'“.
“Tal vez”, observó Pillay, “la mejor manera de captar las ideas más destacadas del papa Francisco es a través de los temas de sus principales encíclicas y exhortaciones: la alegría del Evangelio, la alegría del amor en las familias, la luz de la fe en Cristo, la necesidad de cuidar nuestro hogar común, la Tierra, y el carácter indispensable de la misericordia y la paz. Esto es precisamente lo que nosotros, como personas cristianas, tenemos para ofrecer a un mundo herido, para impulsar la transformación personal y social, y contribuir al reino de Dios entre nosotros. Hemos recibido la abundante bendición del liderazgo ecuménico y pastoral de Francisco, y solo podemos dar gracias a Dios por su vida y su ministerio. Que descanse en el abrazo de Dios mientras nosotros seguimos inspirándonos en él para nuestra labor”.
Damos gracias a Dios por este maravilloso y valiente líder servidor, y oramos por la paz y el consuelo de Dios para la Iglesia Católica Romana y todas las personas afectadas durante este tiempo de pérdida y aflicción. Además, pedimos a Dios que los guíe con sabiduría en el proceso de elección de un nuevo papa.
“Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados”. (Mateo 5:4)
Lea las declaraciones del papa Francisco durante su visita de 2018 al CMI y al Centro Ecuménico
Vea el mensaje del papa Francisco a la 11ª Asamblea del CMI en 2022
Las encíclicas del papa Francisco están disponibles aquí
GALERÍA FOTOGRÁFICA: El papa Francisco - profeta ecuménico de la misericordia