Un panel público sobre “La hospitalidad interreligiosa en un mundo de islamofobia” examinó las formas en que las comunidades religiosas pueden responder de manera efectiva a la crecientes tendencias islamófobas. El panel, que se centró principalmente en el contexto estadounidense –aunque también abordó otros casos– fue organizado por el Seminario Teológico Wesley, un importante seminario metodista de los Estados Unidos de América, y ofreció diversas perspectivas sobre las implicaciones de la hospitalidad interreligiosa en el mundo actual.
En la reflexión sobre el contexto estadounidense que hizo en su discurso de apertura el Dr. Todd Green, profesor asociado de religión en el Luther College de Decorah, Iowa y autor de “El miedo al Islam: una introducción a la islamofobia en Occidente”, dijo: “Nuestro país se enfrenta a dos cuestiones morales en esta era de islamofobia, y las comunidades cristianas deben asumir el liderazgo para ayudar a la nación a responder a las siguientes preguntas: ¿Cuáles son nuestros compromisos para con nuestros vecinos musulmanes?, ¿Cómo decimos verdades sobre nuestros vecinos musulmanes?”.
El Dr. Green destacó la importancia de las relaciones personales argumentando que “el factor que representa el mayor obstáculo para luchar contra la islamofobia es la ausencia de verdaderas relaciones entre los musulmanes y la mayoría de la población estadounidense, en particular los cristianos”. “Las relaciones personales rompen las barreras y acaban con los prejuicios. Humanizan a una comunidad que ha sido deshumanizada de forma ostensible y maliciosa”, afirmó.
El Dr. Engi Abdelkader, profesor de la Escuela de Servicio Exterior Edmund A. Walsh de la Universidad de Georgetown y profesor emérito del proyecto Bridge Initiative, de esa universidad, discurrió sobre la islamofobia desde la perspectiva de la libertad religiosa. “La islamofobia es la mayor amenaza que existe hoy en día contra la libertad religiosa en Estados Unidos. Los estadounidenses musulmanes se enfrentan a la discriminación, al odio e incluso a la violencia, cuando construyen mezquitas, cuando estudian en nuestras escuelas públicas o cuando hacen algo de lo más común en el ámbito público”.
Haciendo hincapié en la importancia de la participación interreligiosa, el reconocido abogado y académico añadió: “Mejorando la educación religiosa e intensificando el diálogo y las relaciones interreligiosas, podremos dejar atrás esta lacra que amenaza con socavar nuestros valores, debilitar el Estado de derecho y traicionar lo que somos como comunidad y como país”.
El Rev. Dr. Peniel Rajkumar, director ejecutivo del programa para el Diálogo Interreligioso del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), meditó sobre las maneras en que las iglesias cristianas pueden practicar la hospitalidad interreligiosa. Instando a que se genere una hospitalidad interreligiosa, tanto de obra como de palabra, el Rev. Rajkumar destacó el papel de la liturgia cristiana y de la lectura de la Biblia en la configuración de la hospitalidad cristiana para que lleguemos a ser realmente “un poco más aquel que encontramos y recibimos en la mesa eucarística: Jesucristo, el perpetuo anfitrión e invitado; el que a lo suyo vino pero los suyos no lo recibieron”.
Al hablar de la hospitalidad interreligiosa “de obra”, el Rev. Rajkumar aludió al desafío que supone para las iglesias aprender a participar en el diálogo del compromiso social –“el diálogo de las manos”– desde la humildad con otros asociados religiosos, y con la disposición de desempeñar funciones de apoyo.
“Paradójicamente, a veces, el primer acto de colaboración social entre religiones puede no ser un acto, sino un acompañamiento o un aprendizaje del otro”, dijo, destacando la necesidad de huir de la perpetua “voluntad de acoger”, que puede ser una forma de ejercer control.
Subrayando, por su parte, la necesidad de un compromiso cristiano en la promoción de los derechos de las minorías, la Rev. Dra. Carolyn Davis, profesora adjunta del Seminario Teológico Wesley y exsubdirectora de su Centro de Teología Pública, afirmó: “La libertad religiosa es un valor fundamental de la sociedad estadounidense, pero estamos viendo grandes diferencias en la forma en que los cristianos valoran la libertad religiosa para sí mismos, mientras se muestran conformes con la idea de limitar esa libertad para los musulmanes”.
La Dra. Davis, que acaba de ser nombrada directora de desarrollo estratégico del Instituto Público de Investigación Religiosa en Washington, DC, señaló: “Si estamos comprometidos con el entendimiento entre religiones, también debemos estar decididos a defender los derechos y las libertades de las minorías religiosas”.
El panel fue moderado por el Dr. Sathianathan Clarke, que ocupa la cátedra Obispo Kim Sundo de Cristianismo Mundial en el Seminario Teológico Wesley. En su reflexión sobre la hospitalidad interreligiosa, el Dr. Clarke, que es además miembro del Grupo de referencia sobre cooperación y diálogo interreligiosos del CMI, dijo: “La hospitalidad interreligiosa se da en un mundo en que se pueden cultivar y celebrar las actitudes de buena vecindad en el espacio público. Emana de la respuesta humana ante la profunda certeza de que Dios nos ama y nos protege, incluso cuando el Creador hace lo mismo por todos sus amados hijos. La hospitalidad cristiana en el contexto actual de miedo y hostilidad hacia nuestros hermanos y hermanas musulmanes es un llamamiento expreso a que demostremos públicamente nuestro amor por ellos y nuestra determinación de proteger su derecho a ser religiosos –aunque lo hagan de manera diferente– en nuestro ámbito público compartido. Como hijos del Creador, los cristianos son imitadores de Jesucristo, que demostró que ‘Nadie tiene mayor amor que este: que uno ponga su vida por sus amigos’”. (Juan 15,13)
El panel público fue un acontecimiento único porque reunió a intelectuales que están interesados e implicados en el análisis de las confluencias entre las relaciones interreligiosas y la esfera pública en nuestro cambiante contexto mundial. En palabras del Rev. Rajkumar, el panel “puso de relieve que una forma importante de ser religioso en el mundo actual no es solo siendo interreligioso, sino también implicándose públicamente para velar por que la religión no contribuya a la institucionalización de la hostilidad, sino que más bien haga de la hospitalidad una herramienta para construir comunidades de justicia y paz”.