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Photo: CONIC

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Mientras los brasileños se enfrentan a tiempos más difíciles cada día con el creciente impacto de la COVID-19 en todos los niveles de la sociedad, varias organizaciones de las iglesias lanzaron el 11 de junio una campaña con la que instan a las personas a expresar su solidaridad con todos los que han perdido a familiares y amigos debido a la pandemia y sus consecuencias sistémicas en una realidad marcada por la desigualdad, como el hambre, la violencia y el racismo.

Inspirada en el tema “Solo el silencio puede reflejar nuestro dolor”, la campaña de ‘inacción’ también pide a los brasileños que muestren su indignación ante la ausencia de medidas concretas del Gobierno federal para frenar el avance de la COVID-19 publicando mensajes en las redes sociales o colgando pancartas en sus casas e iglesias con la etiqueta #SilencioPelaDor (silencio a causa del dolor).

Se eligió la fecha del 11 de junio porque es la fiesta del Corpus Christi, una solemnidad litúrgica católico romana y día feriado federal en el país católico más grande del mundo.

El concepto, desarrollado por el Hermano Henrique Peregrino da Trindade, de la ciudad de Salvador, al noreste de Brasil, se basa en el mensaje de que el silencio y la reflexión pueden reflejar el dolor de todo un país, y de que con una actitud firme y no violenta se puede exigir la acción política para que no se pierdan más vidas.

La Rev. Romi Bencke, secretaria general del Consejo Nacional de Iglesias Cristianas del Brasil (CONIC, por sus siglas en portugués), dijo que el enfoque de la ‘inacción’ por el silencio causado por el dolor se inspira en Mahatma Gandhi y Martin Luther King. “Queremos llamar la atención sobre la decisión adoptada por el Gobierno de Brasil de no aplicar una política eficaz frente a la COVID-19, que en la actualidad está afectando a las poblaciones más vulnerables desde el punto de vista económico”, dijo. “También queremos dar visibilidad a las decenas de miles de muertes que se podían haber evitado si la administración federal se hubiera tomado en serio la pandemia”.

El Rev. Prof. Dr. Ioan Sauca, secretario general interino del Consejo Mundial de Iglesias, dijo que mientras vemos el epicentro de la pandemia desplazarse a América Latina, nuestras oraciones acompañan a las miles de familias que perdieron a sus seres queridos. “Cada vida cuenta”, dijo Sauca. “Que el silencio de los brasileños que sienten el dolor de sus pérdidas y las dificultades causadas por esta terrible situación sirva para recordar a los dirigentes del país la máxima responsabilidad de preservar la dignidad humana a toda costa”.

Brasil se encuentra entre los países latinoamericanos más golpeados por la pandemia del coronavirus, con casi 40 000 muertes. El estado de São Paulo se acerca a las 10 000 muertes por COVID-19; aproximadamente la mitad de ellas se produjeron en la metrópoli de doce millones de habitantes.

El 10 de junio, el estado de São Paulo informó de 340 personas fallecidas en las últimas 24 horas, una cifra récord que superaba el récord establecido el día anterior. Los pequeños comercios reabrieron ese mismo día en la ciudad más grande de Brasil después de un cierre de dos meses debido a la pandemia, lo que llevó a que los autobuses y los metros estuvieran abarrotados desde las primeras horas. Muchos especialistas en salud desaconsejaron la reapertura, diciendo que los contagios siguen creciendo en la ciudad, aunque a un ritmo más lento.

Iglesias miembros del CMI en Brasil