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El mensaje especial de San Valentín, que también se comparte a través de tarjetas para los medios sociales, es una tradición anual que se enmarca en la labor del CMI por la justicia de género.
En un vídeo, el secretario general del CMI, el Rev. Prof. Dr. Jerry Pillay, señala que la Biblia nos dice que el amor es el mayor de todos los dones espirituales.
“Es un afecto profundamente tierno y apasionado por otra persona, o un sentimiento de cariño o gran cuidado hacia un padre o una madre, un hijo o una hija, un familiar, un amigo o una amiga”, afirmó. “El amor valora y respeta a la otra persona, apoya su bienestar y no exige nada a cambio”.
Este es el amor, prosiguió Pillay, que muchas personas reciben y comparten en las relaciones familiares, románticas y platónicas. “En este día de celebración del amor, compartir símbolos de amor es natural y sano”, dijo. “En el mejor de los casos, este compartir nos fortalece como individuos, comunidades y sociedad”.
En 1998, el CMI declaró que la violencia sexual y de género es un pecado y en 2018 reiteró su condena de este tipo de actos. No obstante, la violencia contra las mujeres y las niñas, así como contra hombres y niños, sigue teniendo lugar cada día, tal como demuestran las trágicas estadísticas.
Unas 81 000 mujeres y niñas fueron asesinadas en el mundo en 2020, es decir, una cada once minutos. Entre ellas, 46 930 murieron a causa de la violencia perpetrada por su pareja.
Una de cada tres mujeres sufre abusos físicos, sexuales o de otro tipo a lo largo de su vida. “Puede que no nos demos cuenta de que esto significa que más de mil millones de mujeres y niñas se ven afectadas por abusos y otras formas de violencia, y que 736 millones padecen violencia sexual o física a manos de su pareja o de alguien que no es su pareja”, indicó Pillay.
El amor no se irrita y no hace daño, concluyó. “El amor sana, el amor restaura, el amor redime”, afirmó. “El Día de San Valentín y siempre, el CMI condena las violaciones y la violencia”.
