En su discurso de apertura, la Rev. Dra. Kuzipa Nalwamba, directora del programa del CMI de Unidad, Misión y Formación Ecuménica, expresó su agradecimiento por la colaboración de ACT Alianza, la Federación Universal de Movimientos Estudiantiles Cristianos y otros asociados ecuménicos en la organización de este evento.
“Este evento es un buen ejemplo de la capacidad de acción de los jóvenes, defendiendo la causa de la construcción de la paz con sus propias voces”, afirmó Nalwamba. “Ustedes son mensajeros y mensajeras de las buenas nuevas de Jesucristo en un mundo fragmentado donde son enviados por Dios a ser agentes de reconciliación y paz”.
Abigayle Bolado, encargada del programa del CMI de Participación de los Jóvenes, expresó admiración al ver a jóvenes de todo el mundo reunidos para mostrar su apoyo y solidaridad con quienes han sufrido y siguen sufriendo el impacto devastador de las guerras y los conflictos.
“Nos entristece profundamente el elevado precio de la guerra, que despoja a los niños, niñas y jóvenes de hoy y mañana en muchos países destrozados por los conflictos”, dijo. “Desde en lugares bien conocidos, como Gaza y Ucrania, hasta en zonas que a menudo se pasan por algo, como Haití, Sudán, la República Democrática del Congo, Colombia y Pakistán, los horrores de la guerra persisten”.
Kuku Fajak, de la Iglesia Episcopal del Sudán, fue uno de los jóvenes que compartió historias sobre el hecho de estar directamente afectado por la guerra y organizaciones que trabajan sobre el terreno.
“Todo era normal”, explicó. “Pero de repente, estalló la guerra en Sudán y mi familia, mi vida se sumieron en el caos”.
Fajak describió el calvario de su familia intentando encontrar un lugar seguro para refugiarse y simplemente proseguir su vida cotidiana. Durante ese período, su tensión mental empezó a manifestarse en forma de depresión.
“Me pasaba las noches sin dormir y durante el día estaba constantemente preocupado”, dijo. Surgió la oportunidad de irse a Yuba, mientras su familia estaba temporalmente en Egipto, y encontró un empleo en el ámbito de las tecnologías de la información para una organización no gubernamental que trabaja en la traducción de la Biblia.
“Esto me ayudó a mantener a mi familia que está en Egipto y me dio un sentido de determinación que me permitió recobrar el ánimo”, afirmó.
“Mi viaje del caos y la guerra en Sudán a la paz relativa en Yuba estuvo marcado por inmensos desafíos”, añadió. “Pero en Yuba, encontré más que un nuevo hogar, encontré un sentido renovado de esperanza y la fuerza de soñar en un futuro mejor y más alentador”.
Llamados a la acción
Yoleni Rabelais habló sobre los esfuerzos del CMI de construcción de la paz en Oriente Medio y, en particular, sobre el Programa de Acompañamiento Ecuménico en Palestina e Israel. “Este trabajo no solo aporta medidas inmediatas de protección, sino que también ayuda a crear un registro exhaustivo de las condiciones de los derechos humanos, lo cual es esencial para la labor de promoción y defensa y la sensibilización internacional a largo plazo”, observó. “Es esencial apoyar y empoderar a la juventud en estas regiones destrozadas por la guerra, y promover un futuro de paz y estabilidad”.
La encargada del programa del CMI de Derechos Humanos y Desarme, Jennifer Philpot-Nissen, habló sobre el desarme nuclear y la campaña para detener a los robots asesinos. “En 2017, tras años de labor de promoción en la que participaron el Consejo Mundial de Iglesias y sus iglesias miembros, sobre todo las voces del Pacífico, la ONU adoptó un tratado que prohíbe las armas nucleares”, indicó. “Sí, lo han oído bien, las armas nucleares son ilegales según el derecho internacional”.
El Dr. Manoj Kurian, director de la Comisión de las Iglesias para la Salud y la Sanación, puso de relieve el papel fundamental de las comunidades religiosas en la superación de traumas y la salud mental. “Los jóvenes con discapacidad son cuatro veces más vulnerables a ser víctimas de actos de violencia que los que no tienen discapacidad”, apuntó. “La violencia puede causar trastornos de estrés postraumático y puede provocar una depresión, ansiedad y una mayor probabilidad de drogadicción, así como de trastornos de disociación y apego. Las comunidades religiosas pueden marcar la diferencia esforzándose en poner fin a los conflictos y en fomentar y alentar el diálogo, la paz y la reconciliación, así como promoviendo y apoyando los procesos de sanación, incluida la superación de traumas”.
Asimismo, la Comisión de las Iglesias para la Salud y la Sanación emitió un llamado a la acción intergeneracional para la salud mental y la juventud.
Daisy Yator, asistente del equipo de ACT Alianza en África y coordinadora de la Secretaría de la Juventud, también hizo un llamado a la acción.
“No queremos quedarnos callados”, dijo. “Estamos aquí para apoyarnos mutuamente y para ser instrumentos de paz en este mundo”.
La Federación Universal de Movimientos Estudiantiles Cristianos, a través de las redes sociales, atrajo a muchos jóvenes participantes. “Celebremos la esperanza y la transformación que surgen en medio de las dificultades y los conflictos”, declaró la Federación. “El coraje de los jóvenes es un signo de cambio, portador del poder de crear una futuro liberador y esperanzador. ¡No subestimen nunca el poder de su esperanza!”.
El Día Ecuménico Internacional de la Juventud concluyó con un servicio de oración de solidaridad durante el cual, los jóvenes —y personas de buena voluntad de todas las edades— encendieron velas, región por región, comprometiéndose no solo a llevar a cabo una profunda reflexión, sino también una acción concertada.
Como dijo Yator a los jóvenes, “les animamos a seguir abogando por la paz y la justicia, y a repetir la experiencia de esta comunidad en sus países y regiones”.
Descargar la guía práctica del Día Ecuménico Internacional de la Juventud (en inglés)