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Un atentado terrorista con bomba perpetrado en nombre de la religión en Lahore, el Domingo de Pascua, ha sido el tercer atentado dirigido contra los cristianos en Paquistán en tres años, poniendo en evidencia cuán vulnerable es la población del país.

El Secretario General del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), el Rev. Dr. Olav Fykse Tveit, se ha unido al papa Francisco para instar al Gobierno del Pakistán a velar por una mejor protección de sus comunidades contra los fanáticos.

“Nos ha conmocionado y entristecido profundamente la noticia de que un terrorista suicida ha matado a más de 70 personas y ha herido a más de 300 en el parque de Gulshan-e-Iqbal, en Lahore, el Domingo de Pascua”, escribió Mathews George Chunakara, secretario general de la Conferencia Cristiana de Asia (CCA), en una carta solidaria dirigida a los líderes religiosos del Pakistán tras el atentado.

“Este último atentado contra personas inocentes, en su mayoría niños y mujeres, es un crimen odioso” añadió, señalando que este ataque se sumaba a otras atrocidades cometidas en los últimos años.

En sus declaraciones tras el bombardeo, Tveit destacó que “el principio de la libertad de religión y de creencias de todas las personas debe ser afirmado y protegido en Pakistán y en todo el mundo, como una responsabilidad ética y legal fundamental de los gobiernos”.

Los cristianos de Pakistán son una pequeña minoría que representa aproximadamente el 1,6 % de una población de 200 millones de habitantes, en la que el 96 % son musulmanes. Lahore es la ciudad del país con mayor número de cristianos.

“Es lamentable que la violencia sectaria y el terrorismo flagrante sigan teniendo lugar en la sociedad pakistaní debido al odio religioso generalizado”, escribió George Chunakara en su misiva;

“Lo que realmente consiguen estos actos cobardes es destruir la esencia misma del tejido social y la armonía comunitaria del país. Este último atentado contra personas inocentes, en su mayoría niños y mujeres, es un crimen odioso”.

Jamaat-ul-Ahrar, una facción disidente de los talibanes que apoya al grupo que se hace llamar ISIS o Daesh, se atribuyó la autoría del atentado y declaró que estaba dirigido específicamente a los cristianos.

No obstante, según el periódico Catholic Herald, la mayoría de fallecidos eran musulmanes que se encontraban también ese día en el conocido parque; muchas de las víctimas fueron mujeres y niños.

La CCA expresó su profunda preocupación por la difícil situación de la minoría cristiana en Pakistán, que se enfrenta constantemente a atentados mortales “pero los responsables siguen sin ser castigados”.

El secretario general de la CCA escribió: “Recordamos también ahora los ataques suicidas de 2013 en la Iglesia de Todos los Santos, en Peshawar, en la zona de la Puerta de Kohati, que se saldó con 80 fallecidos y cientos de heridos, así como otros atentados suicidas perpetrados en dos iglesias de la zona de Youhanabad, en marzo de 2015”,

“Estos incidentes indican claramente la vulnerable situación en que los cristianos de Pakistán se ven obligados a vivir”.

El obispo Samuel Azariah, obispo presidente de la Iglesia de Pakistán, quien promueve activamente actividades interreligiosas, advirtió de que el atroz atentado de Lahore debilitará las relaciones pacíficas y armoniosas entre cristianos y musulmanes.

“Es deplorable que estos terroristas inhumanos se identifiquen como musulmanes y dañen la imagen de su comunidad religiosa con semejante barbarie”, dijo el obispo acerca del ataque.

“En un contexto de esta naturaleza, nuestros hermanos y hermanas de la comunidad musulmana mayoritaria tienen la responsabilidad primordial de identificar, silenciar y eliminar a esta minoría”.

George Chunakara declaró que la creciente ola de atentados cometidos contra personas inocentes en Pakistán ponía en duda la eficacia de las medidas de seguridad del Gobierno para proteger la vida de sus ciudadanos.

“Instamos encarecidamente al Gobierno de Pakistán a que no permita que estos actos salvajes e inhumanos empañen la vida de personas que tienen todo el derecho a vivir en paz, seguridad y libertad de movimiento”.

El Relator Especial sobre la libertad de religión o de creencias de las Naciones Unidas, Heiner Bielefeldt, había emitido a principios de marzo un llamamiento pidiendo la derogación universal de las leyes contra la blasfemia, argumentando que estas restringen la libertad de expresión y promueven el odio y la intolerancia hacia las religiones minoritarias.

En un informe presentado al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Ginebra, Bielefeldt dijo que la libertad de religión y la libertad de expresión se refuerzan mutuamente haciendo florecer ambos derechos, pero que las leyes sobre la blasfemia debilitan esos derechos básicos.

Señaló asimismo que las leyes contra la blasfemia de Pakistán destacan por ser especialmente duras, algunas de ellas incluyen la pena de muerte.

Iglesias miembros del CMI en Pakistán

Conferencia Cristiana de Asia (en inglés)