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 Jesús calma la tormenta, detalle de los vitrales de la Iglesia Católica de San Rafael en Springfield (Ohio). Foto: Nheyob/Wikimedia Commons

Jesús calma la tormenta, detalle de los vitrales de la Iglesia Católica de San Rafael en Springfield (Ohio). Foto: Nheyob/Wikimedia Commons

La Rev. Kelli Jolly, como muchos bahameños, está acostumbrada a vivir con la posibilidad de que pasen múltiples huracanes, año tras año. Trabaja como presbítera itinerante de la Iglesia Metodista en el Caribe y las Américas, en la región de Bahamas/Islas Turcas y Caicos, en el distrito de iglesias de Nassau.

Con sólo 35 años de edad, no puede recordar exactamente cuántos huracanes ha presenciado. “Hemos sido testigos de la devastación en las islas del sur, en la capital y en las islas más septentrionales a lo largo de los años”, afirmó. “Los huracanes están evolucionando, haciéndose más fuertes, más grandes, más persistentes e impredecibles, pero muchos de nosotros aún encontramos la paz en la certeza de que Dios está con nosotros”.

Tras el paso del huracán Dorian por las Bahamas, que concluyó por fin el 3 de septiembre, miles de personas hacen frente a daños por las inundaciones, la pérdida de sus viviendas, la pérdida de miembros de sus familias o las dificultades económicas. A pesar de esto, la Rev. Jolly tiene un mensaje positivo que compartir con el mundo que se contrapone a este sufrimiento: Dios está con nosotros.

“Dios está con nosotros incluso cuando no sabemos adónde ir, cuando nos sentimos abandonados o desamparados, cuando nos quedamos sin nada material con lo que contar, cuando nos quedamos sorprendidos y asombrados por la fuerza inesperada de estos huracanes, cuando ya no creemos que haya nada bueno en lo que creer”, señaló.

Las islas Ábaco y Gran Bahama han sido las más afectadas por los vientos y la marejada ciclónica, que han dejado a su paso un rastro de viviendas inundadas, tejados destrozados y vehículos volcados, informa la Rev. Jolly. Se ha confirmado la muerte de al menos cinco personas y otras siguen desaparecidas.

Como dato positivo, añadió, cabe destacar que las personas se han reunido para orar e interceder ante Dios desde el principio. “Tan pronto como el huracán comenzó a azotar y dio comienzo la situación de emergencia, los que nos encontrábamos en zonas más seguras iniciamos las labores de socorro, y vimos cómo los equipos, las iglesias y las organizaciones comenzaban a poner en marcha los preparativos para ayudar en la medida de lo posible, tan pronto como fuera posible”, afirmó. “También no hemos beneficiado ya de los esfuerzos de asistencia internacionales e intercaribeños”.

 

Sentir la presencia de Dios

Muchas personas, especialmente aquellas que se encuentran en las Bahamas, en el lugar del suceso, se preguntan cómo podemos sentir que Dios está presente.

La Rev. Jolly nos ofrece algunas respuestas: “Cuando tenemos amigos, familiares y personas ajenas a nosotros que escuchan nuestros gritos y pueden ayudar a rescatarnos, Dios está con nosotros”.

Señala que, entre las noticias sobre la devastación provocada por el lento paso del huracán Dorian, también hay historias conmovedoras sobre personas que se esfuerzan por ayudarse mutuamente.

“Cuando sentimos el impulso de desplazarnos a un lugar más seguro, o de no movernos, la voz de Dios está ahí”, afirma. “Dios está en la realidad de la bendición que constituye la tecnología que ahora nos permite comunicarnos a través de WhatsApp, mensajes de texto y mensajes en las redes sociales cuando todas las líneas fijas han sido destruidas”.

Prosigue diciendo: “Dios está con las familias que queden después de que todo esto termine sin saber cómo o por qué han sobrevivido. Dios está con nosotros cuando nos afligimos por nuestras realidades actuales y por las cosas y las personas que hemos perdido durante el paso del huracán”.

La Rev. Jolly también cree que Dios estará con el pueblo de las Bahamas en lo que será un largo periodo de recuperación del desastre, que podría llevar años. “Dios está aquí, en el encuentro de una comunidad que se consolará y restaurará”, afirmó. "Dios está con nosotros en la limpieza de nuestros arrecifes de coral con el paso del huracán y en el cambio de estación que nos ofrece un tiempo de tregua en el que se reduce nuestro temor a estos desastres”.

A medida que los huracanes se agravan debido al cambio climático causado por el ser humano, la Rev. Jolly señala que Dios está con nosotros aun cuando reconocemos nuestra propia responsabilidad y necesidad de ser mejores administradores de la creación de Dios.

“Muchos de nosotros sentimos miedo, inquietud, conmoción y dolor”, concluye. “Sin embargo, les invito a estar simplemente los unos junto a los otros y permitir que el poder de nuestro vínculo humano común sea mayor que el poder de los huracanes que nos rodean. En estos momentos, podemos encontrar muchas cosas positivas: podemos compartir, consolar, ayudar y dar, confiando en que, pase lo que pase, Dios está con nosotros".

 

Carta de condolencia del CMI a las iglesias miembros con sede en Bahamas

Iglesias miembros del CMI con sede en Bahamas