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Estela de Carlotto recibiendo una insignia de #JuevesdeNegro

Estela de Carlotto recibiendo una insignia de #JuevesdeNegro

Por Annegret Kapp*

En situaciones de guerra y opresión, en las que se exacerba la violencia contra las mujeres, son muchas veces las mujeres las que asumen el liderazgo en la lucha contra la injusticia. La valentía demostrada por las madres y abuelas de los desaparecidos durante el período de la guerra sucia de Argentina (1976-1983) ha sido descrito recientemente como un ejemplo y un reto por los representantes del CMI.

Para el secretario general del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), el Rev. Dr. Olav Fykse Tveit, y los altos cargos de su personal, reunirse con la veterana defensora de los derechos humanos Estela Barnes de Carlotto, presidenta de la Asociación de las Abuelas de Plaza de Mayo en Argentina, el pasado 31 de agosto, cuando esta visitó Ginebra (Suiza), fue una experiencia conmovedora.

El grupo de las Abuelas pide justicia para las 30 000 personas desaparecidas, víctimas del terrorismo de Estado en Argentina, y se propone reconectar a los hijos de los opositores del régimen que fueron adoptados ilegalmente durante ese período con sus verdaderas identidades y con sus familias biológicas.

Las mujeres que se reunían cada jueves en la Plaza de Mayo, una plaza simbólica en el centro de la capital argentina, para pedir justicia por sus hijos y sus nietos fueron las primeras en dirigir la atención hacia los abusos de los derechos humanos cometidos por el régimen militar. Sus manifestaciones semanales han sido una fuente de inspiración importante para la campaña “Jueves de negro”, como nos recordó la Dra. Fulata Lusungu Moyo, responsable del programa del CMI “Una comunidad justa de mujeres y hombres”, en la reunión del 31 de agosto.

Esta campaña sencilla pero profunda consiste en una muestra semanal de compromiso con un mundo sin violencia, especialmente sin violencia contra las mujeres. Los participantes declaran ser parte de un movimiento mundial que lucha contra las actitudes y las prácticas que permiten la violación y la violencia vistiéndose de negro y llevando una insignia de #Losjuevesdenegro.

Durante el Decenio Ecuménico de Solidaridad de las Iglesias con las Mujeres (1988-1998), varios equipos de “Cartas Vivas” visitaron Argentina en representación del CMI y acompañaron las manifestaciones de las madres y de las abuelas en la Plaza de Mayo. En estos y en otros encuentros, los equipos fueron testigos de que, aunque la violencia contra las mujeres es una pandemia, las mujeres también han desarrollado iniciativas especiales contra la violencia, según explicó la experta en cuestiones de género Fulata L. Moyo.

El movimiento #Juevesdenegro, que tuvo sus inicios durante el Decenio de Solidaridad con las Mujeres, rinde homenaje a la resiliencia de las mujeres, sus intervenciones y sus esfuerzos personales para resistir ante una cultura de violencia combinando las manifestaciones semanales cada jueves con el uso del color negro como color de resistencia, a imagen de las mujeres que se manifiestan por la paz en Israel y Palestina, así como del movimiento Black Sash (banda negra) en Sudáfrica.

Como lo expresó el secretario general del CMI en la reunión con Estela Barnes de Carlotto, la campaña #JuevesdeNegro es un buen recordatorio de la violencia a la que se enfrentan muchos en nuestro mundo, especialmente las mujeres y los niños. “Creemos en que la violencia es algo que puede cambiarse”, añadió.

El Rev. Tveit también le dijo a Estela Barnes de Carlotto que ve el ejemplo de valentía dado por ella y las otras abuelas de Plaza de Mayo como “un reto para que nosotros, los hombres, también asumamos nuestro papel como abuelos y trabajemos por el futuro de nuestros nietos”.

Estela Barnes de Carlotto aprovechó esta oportunidad para reconocer la labor de su marido y de los otros abuelos como “héroes silenciosos”, porque aceptaron quedarse en casa cuidando de la familia mientras que las mujeres salían a manifestarse. “Nos esperaban cada vez sin saber si volveríamos”, explicó.

Ciertamente, las mujeres no querían que sus maridos participasen en las manifestaciones, porque seguramente habrían sido arrestados de inmediato. En cambio, los generales subestimaban a las abuelas y las consideraban “mujeres locas”. Así, pudieron aprovechar las ventajas de los prejuicios de género de los militares, que no las tomaban en serio (aunque algunas de estas mujeres se convirtieron al final ellas mismas en víctimas de la desaparición forzada).

Cuando le preguntaron por sus expectativas con respecto a las iglesias, Estela Barnes de Carlotto dijo que estas deberían desempeñar un papel relevante y visible en la defensa de la vida siguiendo el ejemplo de Cristo, que nos enseñó a ver a los demás como nuestros hermanos.

Lea también:

Continúa el emotivo viaje por los derechos humanos en la Argentina (Comunicado de prensa del CMI del 1 de septiembre de 2017)

Iglesias miembros del CMI en Argentina

Más información sobre la campaña #Losjuevesdenegro

Entrada de blog: Una peregrinación de jueves a jueves (en inglés)

Fotografías de la reunión y audio original de un minuto de duración disponibles para su descarga gratuita a fin de ilustrar el presente artículo

*Annegret Kapp trabaja para el departamento de comunicación del Consejo Mundial de Iglesias.