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Photo: Magnus Aronson/WCC

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Una delegación alemana integrada por representantes de municipios, dirigentes de iglesias y destacadas organizaciones de la sociedad civil visitó recientemente la isla griega de Lesbos, que ya acoge a decenas de miles de migrantes y desplazados, y estaba allí cuando se anunció la apertura de la frontera turca y aparecieron los primeros recién llegados.

La delegación constató las condiciones intolerables de las personas con necesidades urgentes en los campos: “Las personas tienen que dormir con un frío extremo. No hay higiene. Falta asistencia médica, alimentos y lo más básico para la supervivencia”. Pero estos campos fueron establecidos en relación con el acuerdo de 2016 entre la Unión Europea y Turquía. “Esta catástrofe humanitaria es, por tanto, política. Hay que hacer todo lo posible para poner fin a las condiciones inhumanas de estos campos de inmediato”, escribió la delegación en un mensaje.

La delegación insistió en que el acuerdo entre la Unión Europea y Turquía “no puede ser un plan maestro para el sistema de asilo europeo”, y pidió “un nuevo comienzo en la política de asilo europea que tome en consideración por igual los intereses de los Estados miembros y de quienes buscan protección. Se necesitan vías seguras y legales para los solicitantes de asilo y para los migrantes. Los planes de reforma con puntos de acceso en las fronteras exteriores europeas que se debaten en la actualidad en la Comisión Europea y los Estados miembros son totalmente inadecuados para esto. Encarcelar a las personas solamente por que piden asilo infringe la legislación europea aplicable. Es obvio que los campos existentes no alivian a los Estados de la frontera exterior. Al contrario, se crean espacios de anarquía y miseria”.

Hace poco, el obispo Dr. Heinrich Bedford-Strohm, presidente del consejo de la Iglesia Evangélica en Alemania, dijo: “Queremos que las personas puedan vivir seguras y con dignidad”.

El secretario general del Consejo Mundial de Iglesias, Rev. Dr. Olav Fykse Tveit, dijo: “Me uno a la afirmación de la delegación de que nuestros municipios, nuestras ciudades, nuestras comarcasnuestros países y parroquias deben seguir siendo lugares de refugio para todas las personas que tienen derecho a ayuda y protección”.

“Los migrantes no son misiles, son personas”, dice el secretario general del CMI en respuesta a la crisis en la frontera grecoturca (comunicado de prensa del CMI del 5 de marzo de 2020)