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Service in Nieuwe Kerk, Amsterdam, 1948

Servicio de apertura de la 1ª Asamblea del CMI en Nieuwe Kerk, Ámsterdam, Países Bajos, et 22 de agosto de 1948.

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Al contemplar la posibilidad de una primera asamblea del CMI en Europa continental, los organizadores se enfrentaron a la cuestión de cómo podría restablecerse la comunión entre ciudadanos de países que se habían enfrentado hacía tan poco tiempo. Los líderes protestantes reunidos en octubre de 1945 debatieron y adoptaron la Declaración de Culpabilidad de Stuttgart, en la que se confesaba que el sufrimiento compartido entre los pueblos de una nación implica que también existe una culpa compartida. En palabras de la declaración: "Nos acusamos a nosotros mismos por no haber dado testimonio con más valentía, por no haber rezado de una manera más fiel, por no haber creído más alegremente y por no haber amado de una forma más ardiente". Entre los líderes ecuménicos que argumentaron a favor de esta base para la reconciliación se encontraban W.A.Visser 't Hooft, Karl Bath, Martin Niemöller y otros antiguos activistas de la Iglesia Confesante.

Los intentos de atraer la participación en la Asamblea de las iglesias ortodoxas de los países del bloque oriental en evolución no tuvieron tanto éxito, y el proceso se vio interrumpido por los acontecimientos en China, Corea y en toda la comunidad internacional. Se necesitó más de una década de diplomacia eclesiástica y la relajación de la ansiedad nacional para que las iglesias ortodoxas orientales se unieran al CMI en la Tercera Asamblea en Nueva Delhi.

Las ramificaciones de la guerra han sido una de las fuerzas clave que han marcado la dirección del movimiento ecuménico moderno. La Conferencia Misionera de Edimburgo en 1910 fue un acontecimiento trascendental en el nacimiento de este movimiento, y posteriormente hubo un entusiasmo generalizado por la formación de un consejo para la coordinación de las misiones. Sin embargo, la Primera Guerra Mundial cambió el enfoque de los cristianos en la década siguiente. En una experiencia paralela, en 1937 y 1938 se trazaron planes para la creación de un consejo mundial de iglesias que combinara las responsabilidades de "Fe y Constitución" y "Vida y Trabajo". Debido a otra conflagración mundial, la Primera Asamblea del CMI tuvo que esperar hasta el verano de 1948.

Las iglesias miembros fundadoras sumaron 147 y estuvieron representadas en la Primera Asamblea por 351 delegados con derecho a voto. La gran mayoría de estas iglesias estaban situadas en Europa Occidental y América del Norte. Sólo 30 de las iglesias fundadoras procedían de África, Asia y América Latina.

Los organizadores habían adoptado el tema de la asamblea "El desorden del hombre y el designio de Dios". El estado caótico de las condiciones de la posguerra era evidente en todas partes, pero ¿qué mensaje podían tener las iglesias respecto a un propósito y un papel divinos en la vida cotidiana?

Alentando el estudio de la situación contemporánea a la luz de las tradiciones cristianas, el Consejo Mundial de Iglesias en Proceso de Formación produjo volúmenes de artículos académicos para su estudio en las iglesias y facultades de teología. Las áreas de discusión, que reflejaban las Secciones que deliberarían en la Asamblea, se dividían en las siguientes categorías: (1) La Iglesia Universal y el designio de Dios, (2) El designio de Dios y el testimonio de la iglesia, (3) La Iglesia y el desorden de la sociedad, y (4) La Iglesia y el desorden internacional.

Algunas conclusiones sobre estos temas parecen ahora rudimentarias y a menudo exigen un mayor diálogo entre las iglesias. Quizás el tema subyacente de esta primera asamblea fue que había mucho más trabajo que hacer, y que este trabajo debía ser emprendido por los cristianos comprometidos con la unidad.

Aunque las mujeres delegadas en la Primera Asamblea fueron pocas, Kathleen Bliss, de la Iglesia de Inglaterra, presidió el comité de la asamblea sobre los laicos y fue miembro del Comité del Mensaje. El Mensaje de Ámsterdam merece su lugar en la colección de principales documentos ecuménicos. En una fase temprana de las discusiones sobre su redacción, Bliss sugirió una frase que se convirtió en la más conocida de la Primera Asamblea: "Tenemos la intención de permanecer juntos".

Los estudios sobre la naturaleza de la iglesia proporcionaron ricas oportunidades para la teología ecuménica, y el progreso eclesiológico continuó con la Declaración de Toronto del CMI en 1950. El llamamiento a la unidad en la misión, la evangelización y la educación de los laicos exploró una dimensión de la unidad que se formalizó años más tarde con la unión del CMI, el Consejo Misionero Internacional y, finalmente, el Consejo Mundial de Educación Cristiana. El ideal de una "sociedad responsable" fue un paso en el camino del pensamiento social ecuménico, el cual condujo a una visión adicional a medida que se ampliaba la demografía de la comunión. Seguimos reflexionando sobre las implicaciones de las declaraciones de la Primera Asamblea en el ámbito social, incluida la afirmación de que la guerra es "contraria a la voluntad de Dios".

La guerra en Europa estaba presente en la mente de los ecumenistas en Ámsterdam: una guerra reciente y terrible, y la amenazante posibilidad de violencia entre Oriente y Occidente. La Undécima Asamblea del CMI, la tercera celebrada en Europa, se convoca a la sombra de una guerra devastadora entre Rusia y Ucrania. Una vez más, las personas y las iglesias se encuentran en bandos opuestos. Al igual que en Ámsterdam, los asistentes a la asamblea se preguntan: "¿Qué podemos decir? ¿Qué podemos hacer? ¿Podemos esperar producir verdaderos cambios? Ante tal desorden, ¿cómo vamos a proclamar el designio de Dios?".

La 11ª Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias en Karlsruhe, Alemania