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Conferencia interreligiosa “Todos juntos por el cuidado de nuestra casa común” en Kazajstán. Fotografía: Clare Amos/CMI

Conferencia interreligiosa “Todos juntos por el cuidado de nuestra casa común” en Kazajstán. Fotografía: Clare Amos/CMI

Durante la conferencia interreligiosa organizada por la Santa Sede en Kazajstán el 31 de agosto, la encargada del programa de Diálogo Interreligioso del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), Clare Amos, compartió sus ideas sobre la producción energética y el cuidado de la creación desde una perspectiva cristiana.

“Creo que resulta revelador que la gran mayoría de las referencias del Nuevo Testamento sitúen el origen de la ‘energía’ en Dios”, dijo Amos. “Quizá sea importante y conveniente recordar a las personas de fe que la energía es un don de Dios y no algo que pertenece intrínsecamente a la humanidad”.

Nuestro uso y desarrollo de los recursos energéticos debe tomar en consideración esta verdad teológica esencial, añadió, para que lo que da la vida o mejora su calidad sea un criterio fundamental a la hora de elegir, usar y desarrollar la energía.

“Por el contrario, todo lo que potencial o realmente amenace la vida es o debería ser el camino menos elegido”, dijo.

Amos fue una de las oradoras que abordó el tema “Todos juntos por el cuidado de nuestra casa común”.

La reunión interreligiosa coincidió con la Expo 2017, una exposición internacional que tiene lugar del 10 de junio al 10 de septiembre en Astaná (Kazajstán). La exposición se diseñó bajo el lema “La energía del futuro” con el objetivo de generar un debate mundial entre los países, las organizaciones no gubernamentales, las empresas y el público en general sobre la pregunta: “¿Cómo garantizamos un acceso seguro y sostenible a la energía para todos mientras reducimos las emisiones de CO2?”.

Amos ofreció una perspectiva general de algunas políticas y documentos del CMI relacionados con la energía, entre los que se encuentra el compromiso del CMI de sumarse a la “Campaña Shine” o “Shine: invertir en el acceso a la energía para todos”, que aglutina el compromiso de poner fin a la pobreza energética que sufren muchas personas en nuestro mundo. “El ‘todos’ de Shine es importante”, dijo Amos, pues “nuestro deseo de sustituir progresivamente los combustibles fósiles no es realista ni tampoco justo si no contribuimos abiertamente al desarrollo de formas de energía renovable en las partes del planeta con escasos recursos energéticos”.

Amos también planteó la siguiente pregunta: ¿cuál es la mejor manera de ser fiel al futuro? “Resulta interesante que algunos símbolos bíblicos fundamentales de la presencia del Espíritu –el viento y el agua– sean precisamente las herramientas y expresiones de las principales formas de energía renovable: utilizar el poder del agua y el poder de los vientos”, dijo. “No creo que sea una casualidad”.

En 2014, el CMI adoptó oficialmente la decisión de desinvertir en combustibles fósiles. “El CMI alienta asimismo de manera firme el desarrollo y uso de fuentes de energía renovables como el sol, el viento, el agua y la energía geotérmica”, explicó Amos.

Amos expresó su agradecimiento a la Santa Sede por la oportunidad de participar en un diálogo interreligioso centrado en la energía. “Mientras contemplamos juntos el futuro de la sostenibilidad, nos dimos todavía más cuenta de la importancia del creciente clima de confianza y franqueza entre nosotros”.

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