"La colaboración interreligiosa, apoyada por un diálogo teológico serio, es un imperativo", expresó en la mañana de hoy Aram I, Catolicós de Cilicia, moderador del Comité Central del Consejo Mundial de Iglesias, en su informe ante el Comité reunido en Ginebra.

El diálogo, añadió, es la única opción para las religiones si quieren "influir de forma dinámica", "expresar concretamente de manera concertada su voz" y "participar activamente en la transformación de la sociedad".

Por otra parte, sostuvo que el diálogo no es una actividad académica ni un mero intercambio de opiniones; por el contrario, "es la experiencia de vivir juntos, de reflexionar juntos y de trabajar juntos". Al mismo tiempo insistió en la importancia de un diálogo contextualizado que tenga en cuenta los diferentes entornos en los que viven las iglesias y las comunidades.

Al referirse a las características del diálogo destacó que su objetivo "no es la negociación", sino "la potenciación recíproca y la profundización de la confianza mutua". Y por otra parte insistió en que "un diálogo que insta a todas las religiones a ir más allá de los límites dogmáticos e institucionales no tiene alternativa que buscar puntos de convergencia".

El informe, centrado en el significado de "ser iglesia" en la sociedad pluralista, incluyó un sustancial análisis del enfoque teológico para el diálogo con otras religiones.

Al referirse a la dimensión misiológica, uno de los puntos más polémicos en el diálogo interreligioso, Aram I explicó que "un entendimiento incluyente de la acción salvífica de Dios inducirá a la iglesia a considerar a las otras religiones como parte del plan de salvación de Dios y no como mero 'campo de misión'". En consecuencia, sugirió, la estrategia misionera no puede consistir "en ganar nuevos miembros, especialmente en entornos pluralistas", sino en determinar "los valores crísticos de otras religiones".

El moderador del Comité Central del CMI identificó tres áreas en las que consideró "posible e indispensable" la colaboración interreligiosa organizada y eficaz. En primer lugar mencionó la educación religiosa, que debe ser "más pertinente y contextual".

En segundo lugar, destacó el papel de la religión como agente de salud y reconciliación, especialmente allí donde es necesario "hacer frente a situaciones en las que la religión es explotada para avivar las tensiones étnicas y políticas".

Y en tercer lugar se refirió al papel profético de las religiones, elemento éste que "las impulsa más allá de sus límites y de sus intereses exclusivos para ponerse al servicio de una causa común".

Ofreciendo pistas concretas sobre lo que significa hacer del diálogo con otras religiones una prioridad, Aram I subrayó que la organización debe ser un "instrumento eficaz para establecer contactos y promover la justicia en cuestiones mundiales de interés religioso".

Al mismo tiempo, instó al Consejo a "intensificar los diálogos interreligiosos bilaterales y multilaterales a nivel mundial, y estimular, facilitar y apoyar actividades similares en los planos regional y nacional".

Al reconocer que la mayoría de las iglesias no están preparadas para entablar un diálogo interreligioso, exhortó a la organización a ayudar a las iglesias a afrontar las repercusiones del pluralismo en la vida de las comunidades locales.

"Vivir, reflexionar y trabajar con creyentes de otras religiones es un proceso arriesgado pero esperanzador", aseveró. "Emprendamos como cristianos, junto con personas de religiones de nuestro tiempo, esta peregrinación de descubrimiento y redescubrimiento de nuestras raíces comunes, verdades comunes y vocación común", concluyó.

Durante la discusión posterior, el obispo Aldo Etchegoyen, de la Iglesia Evangélica Metodista Argentina, enfatizó la importancia de que el diálogo interreligioso se incluya en la agenda de la próxima asamblea del CMI en Porto Alegre (2006).

Por su parte el Rev. Héctor Méndez, de la Iglesia Presbiteriana-Reformada en Cuba, insistió en la importancia de estudiar el documento en iglesias y seminarios. Pero también alertó que el diálogo interreligioso no debe eliminar de la agenda ecuménica asuntos de carácter social. "También es necesario profundizar el diálogo en el interior de las diferentes denominaciones cristianas", apuntó.

El Comité Central del CMI es el principal órgano rector de la organización entre asambleas. Se reúne cada 12 a 18 meses y está formado por un total de 150 miembros. La agenda de este Comité Central incluye, entre otras importantes decisiones, la elección de un nuevo secretario general, así como la definición del tema de la próxima asamblea que tendrá lugar en Porto Alegre, Brasil, en el año 2006.

El informe completo del moderador está disponible en:

www2.wcc-coe.org/ccdocuments2003.nsf

Una foto sin cargo de Aram I está disponible en:

wcc-coe.org/wcc/press_corner/pc_arambio-s.html