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Collage of images showing support to refugees, offering them food, shelter, and a person to talk to.
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La Prof.ª Dra. Isabel Apawo Phiri, secretaria general adjunta del CMI, dijo que vio la confirmación de lo que nos han enseñado antes: que las iglesias son habitualmente las primeras en responder a cualquier crisis en el mundo. “Lo que también he visto es que las personas están poniendo de relieve el hecho de que pertenecemos a la misma fe, y que somos el mismo pueblo, por lo que miran a los ucranianos como uno de ellos”, dijo. “Ves a las personas tratar a los refugiados con mucho respeto”.

Cuando las iglesias ayudan a los refugiados, dan a la gente la impresión de que responden como personas de fe. “Veo al Cristo en ustedes, la imagen de Dios en ustedes y los trato con dignidad”, dijo Phiri, que manifestó que le preocupa especialmente la población negra de Ucrania que también intenta huir de la guerra.

“Hay muchos migrantes que no son ucranianos y necesitan ayuda”, dijo.

Peter Prove, director de la Comisión de las Iglesias para Asuntos Internacionales del CMI, dijo que la guerra en Ucrania es un reto geopolítico de gran importancia para la región y para el mundo. “Pero, por supuesto, la primera y más importante cuestión es el impacto humano de este conflicto y las consecuencias para las mujeres, los hombres y los niños que están huyendo de esta crisis”, dijo. “Y aquí en Rumanía, y en Hungría, hemos visto una bienvenida extraordinaria y una hospitalidad extraordinaria” de las iglesias, los grupos de ayuda y otros que están ayudando. “Esto es realmente lo que queremos afirmar”, dijo Prove.

Elena Timofticiuc, directora ejecutiva de AIDRom (Asociación Ecuménica de Iglesias de Rumanía), dijo que estaba impresionada por la reacción inmediata de la iglesia. “Para mí, creo que nuestro objetivo es reunir a las iglesias para que trabajen de manera diaconal”, dijo, a lo que añadió que es posible que el período más duro de la respuesta todavía esté por llegar.

“Hasta ahora, Rumanía era más o menos un país de tránsito, pero ahora tenemos indicios de que muchas personas han elegido quedarse en Rumanía”, dijo Timofticiuc.

Un desafío en aumento es intentar encontrar alojamientos para las familias refugiadas, dijo. “Son principalmente mujeres y niños, y por eso personas vulnerables”, añadió.

Rudelmar Bueno de Faria, secretario general de ACT Alianza, dijo que el grupo vio de primera mano las terribles repercusiones que la guerra está teniendo en las personas, las comunidades y las familias. “Pero también vimos mucha solidaridad, compromiso y apoyo de las personas afectadas por este desastre”, dijo. “Vimos cómo las iglesias se han involucrado desde el primer día”.

Los grupos religiosos y las iglesias pueden marcar la diferencia de manera inmediata, añadió De Faria. “Es asombrosa la efectividad del trabajo, coordinándose con los diferentes actores no solo promoviendo su propia identidad, sino trabajando juntos por el bien del pueblo”, dijo, a lo que añadió que la construcción de la paz y la promoción son también funciones vitales de las iglesias.

Thorsten Göbel, director de programas de ACT Alianza, contó que estaba inspirado por la contundente respuesta local de las iglesias. Señaló que los refugiados tienen con frecuencia una gran necesidad de información sobre dónde obtener ayuda o asistencia jurídica. “Esto es algo que los miembros de ACT ya están facilitando”, dijo.

Los alojamientos serán un problema más adelante, dijo. “También veo la necesidad creciente de apoyo espiritual y psicosocial”, añadió.

Zota Ionut Lucian, trabajador social de AIDRom, estuvo de acuerdo con Göbel en que lo que más necesitan las personas en la actualidad es información.

“Necesitan saber dónde pueden quedarse aquí unos días o cómo llegar a países occidentales”, dijo Lucian. “Algunos de ellos necesitan ayuda para encontrar trabajo o conseguir alimentos”, añadió. “Se alegran de recibir esperanza, pero no resuelves sus problemas, porque sus mentes y sus corazones están allí, en Ucrania”.