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A woman sings during a joint opening prayer for pre-assemblies

29 de agosto de 2022, Karlsruhe (Alemania): una mujer canta durante la oración conjunta de apertura de las preasambleas de la 11ª Asamblea del CMI. La 11ª Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias se celebra en Karlsruhe (Alemania), del 31 de agosto al 8 de septiembre, bajo el tema “El amor de Cristo lleva al mundo a la reconciliación y la unidad”.

 

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Los Pueblos Indígenas, la Red Ecuménica de Defensa de las Personas con Discapacidad, la Comunidad Justa de Mujeres y Hombres, y la Reunión Ecuménica de Jóvenes fueron los foros donde tuvieron lugar exhaustivos análisis y debates sobre los asuntos que plantean distintos desafíos a la familia mundial de iglesias representadas en el CMI.

Todos los participantes en las preasambleas se reunieron en una sesión de clausura, el 30 de agosto, para difundir los aspectos más destacados de los mensajes que cada una presentará a la Asamblea.

Los jóvenes lamentan los males del mundo y oran por la justicia y la sanación

La Reunión Ecuménica de Jóvenes lamentó “las matanzas, la violencia y la brutalidad contra los seres humanos”, especialmente contra las mujeres, los niños y niñas. Los jóvenes señalaron situaciones concretas de guerra y opresión, terrorismo y genocidio, reclusiones injustas y ejecuciones extrajudiciales en diferentes países del mundo.

También lamentaron los desplazamientos forzosos de personas y naciones a causa de la crisis climática y los conflictos violentos, en Oriente Medio, en muchas islas del Pacífico, en la mayoría de los países africanos y en América Latina; así como los bloqueos unilaterales e injustos que algunos países mantienen sobre países como Cuba, Venezuela y Zimbabwe.

En su mensaje, los jóvenes reconocieron las heridas que la iglesia ha infligido e inflige al mundo y oraron por la justicia, el perdón y la reconciliación. Afirmaron que “la sanación de las heridas es un proceso que requiere una comunidad cimentada en el amor de Cristo”. “Ese amor es el mayor don para rescatar a todos los seres humanos de sus heridas más profundas y transformarlas en fuerza divina para restaurar la integridad del Cuerpo”, afirmaron.

Los jóvenes pidieron al CMI que proporcione un espacio relevante para una representación equitativa de los jóvenes en todos los procesos del Consejo, que establezca una secretaría permanente de la juventud centrada en la sensibilización y la reconciliación hacia la unidad; y que atienda activamente los llamados de los jóvenes, especialmente los que viven en comunidades oprimidas y los que luchan por la justicia climática.

“En su condición de pueblos desplazados a los márgenes”, los pueblos indígenas buscan “hacer visible lo que está oculto”

Los participantes de cuarenta naciones indígenas diferentes reconocieron en su mensaje que “el camino de la reconciliación pasa por el restablecimiento de la justicia, porque sin justicia no podemos ser iguales”. Esa reconciliación no solo es necesaria en las relaciones humanas, sino también “en la relación quebrada de la humanidad con la creación”.

Al mencionar la violencia y la injusticia que padecen los pueblos indígenas, incluso por parte de la iglesia, el mensaje describe el amor de Cristo como una fuerza “radical” frente a los sistemas y tradiciones dominantes. Ese amor que “sana y restaura, que enfrenta y transforma” (...) “puede hacer que la reconciliación sea duradera y que la unidad sea real”.

Los pueblos indígenas pidieron apoyo al CMI y a las iglesias miembros en su propio camino de sanación para recuperar la identidad que Dios les ha dado. La sanación de los traumas históricos es intergeneracional; afecta a su bienestar mental y físico, al de sus hijos, nietos y generaciones venideras, y está directamente ligada a la sanación y al bienestar de sus tierras, de sus aguas y del aire que respiran.

El mensaje de los pueblos indígenas insistió en que en la tierra se encuentran las raíces de su identidad y de su existencia, y pidió a las iglesias del Norte que presionen a sus gobiernos para que detengan o frenen los proyectos extractivos y de explotación de la tierra que persiguen el crecimiento económico. También hicieron un llamado al CMI para que vele por que el programa de los Pueblos Indígenas cuente con el espacio y los recursos adecuados.

El reconocimiento y la inclusión de los dones de las personas con discapacidad

La Red Ecuménica de Defensa de las Personas con Discapacidad (EDAN) reconoció los dones que Dios ha dado a las personas con discapacidad y la importancia de ponerlos a disposición del cuerpo de Cristo, para que este funcione plenamente. La EDAN pidió a las iglesias que sigan fomentando y alentando la participación de las personas con discapacidad en los puestos de dirección de las iglesias, tanto a nivel local como en las distintas denominaciones, y que amplíen su representación en las asambleas y actividades del CMI, en particular para las personas mudas —que se comunican a través de dispositivos alternativos y aumentativos— y personas neurodivergentes, con discapacidades de aprendizaje o con discapacidades invisibles.

La preasamblea recomendó el desarrollo de una teología de la discapacidad y la incorporación de formación en materia de discapacidad en los programas educativos ecuménicos, en cooperación con la EDAN.

Reconociendo que las personas con discapacidad son desproporcionadamente minoritarias, como los más pobres de entre los pobres, la EDAN instó a las iglesias miembros del CMI y a los organismos paraeclesiales de desarrollo a crear urgentemente programas y proyectos que otorguen prioridad al desarrollo económico de las personas con discapacidad, especialmente en los Estados más desfavorecidos.

Asimismo, reconociendo los efectos de las crisis y de los conflictos armados en las personas con discapacidad, la EDAN destacó la necesidad de abogar por el cese de los conflictos armados y por la accesibilidad en cualquier situación de migración y evacuación de emergencia.

Afirmar el respeto y la dignidad para construir una comunidad justa

El centro de interés bíblico-teológico para la Comunidad Justa de Mujeres y Hombres fue Hechos 8:26-39, el encuentro entre Felipe y el eunuco etíope. En su informe, los participantes reconocieron que habían afrontado el desafío de reflexionar juntos sobre su “comprensión de la inclusión y de la transformación”, y sobre la manera en que se producen “las injusticias por motivos de identidad y particularidad, especialmente la identidad sexual y de género, la clase, la identidad étnica, racial y religiosa”.

La preasamblea constató la tragedia continua e incluso exacerbada de la violencia de género y de los abusos en múltiples formas, en todas las regiones, y dentro y fuera de las iglesias. Se destacó la “necesidad de contar con espacios seguros en las comunidades religiosas: para las mujeres en todas las iglesias, para los hombres vulnerables, para crear diálogo y afirmación en torno a la diversidad de género, y ofrecer solidaridad y acompañamiento a las víctimas de la violencia”.

Tal como expresaron en su mensaje, “aspiramos a crear una comunidad, a través del CMI, que refleje la defensa que Jesús ejerció en favor de las mujeres y su modelo de una comunidad que a todos incluye y honra con dignidad y respeto”.

Los participantes pidieron una serie de acciones concretas, entre ellas, el cumplimiento de los compromisos ya asumidos por las iglesias: que los hombres dirigentes de iglesias, pastores y miembros del clero abran un espacio para el diálogo feminista en el cuerpo de Cristo, habida cuenta de que las cuestiones relativas a la mujer se limitan a menudo a los ministerios de las mujeres; el fomento de redes intergeneracionales de mujeres, así como de sus potenciales y su liderazgo, especialmente de las jóvenes; el reconocimiento y la designación de forma visible de aliados masculinos y defensores de la igualdad de género; el tratamiento de las dimensiones transversales de la justicia de género con el racismo, la explotación, la militarización, la marginación, etc.

El informe reconoce que “las realidades socioculturales que se imponen a nuestra vida religiosa distorsionan la visión de Dios de la vida en plenitud, abundancia y amor”. En este contexto, el patriarcado “perjudica y explota a las mujeres, a los hombres y a las personas de todos los géneros”. Reconociendo los desequilibrios de poder entre los géneros, incluso en los esfuerzos de inclusión, afirman: “Como cristianos, estamos llamados a emplear el ‘poder del amor’ y no el ‘amor por el poder’”.

Mensaje de la Reunión Ecuménica de Jóvenes en la 11ª Asamblea del CMI

Preasambleas de la 11ª Asamlea del CMI en Karlsruhe (Alemania)

Transmisión de directo de la 11ª Asamblea del CMI en Karlsruhe (Alemania)

Fotografías de la 11ª Asamblea del CMI en Karlsruhe (Alemania)

11ª Asamblea del CMI en Karlsruhe (Alemania)