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Bishop Petra Bosse-Huber
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¿Cuáles son en estos momentos sus más firmes esperanzas y sus más fervientes oraciones para el CMI y la Asamblea?

Obispa Bosse-Huber: Hoy, oramos y hacemos todo lo que podemos para ayudar a poner fin a los conflictos en el mundo y, en particular, la guerra en Ucrania. El CMI invitó en marzo a altos representantes de las iglesias miembros del CMI de diversos países europeos vecinos de Ucrania a participar en una consulta, compartir perspectivas sobre la guerra y sus causas, y discernir posibles caminos a seguir. La segunda reunión en junio incluirá a representantes de Ucrania y Rusia. Tengo la profunda convicción de que la única manera de conquistar y asegurar la paz es mediante el diálogo y espero que la familia ecuménica siga avanzando conjuntamente por este camino que, en última instancia, ayudará a restablecer la paz entre las dos naciones hermanas y en el seno de Europa.

¿Qué significa la Asamblea para las iglesias locales de Alemania?

Obispa Bosse-Huber: Espero que la Asamblea fortalezca la función y la responsabilidad de las iglesias en nuestra sociedad. Los preparativos muestran que las instituciones seculares, políticas y culturales están especialmente interesadas en la Asamblea. Reconocen que las iglesias y las comunidades religiosas desempeñan un papel importantísimo como multiplicadores y motores de desarrollo social, como constatamos de nuevo en la Preasamblea Regional Europea celebrada en febrero.

Como miembro del Comité Central del CMI, ¿qué agradece en particular al papel desempeñado por el CMI? 

Obispa Bosse-Huber: Especialmente en estas circunstancias en que la cohesión y la cercanía están siendo puestas a prueba por la pandemia de COVID-19, en que nuestra vulnerabilidad está en el punto de mira, la Asamblea puede enviar un mensaje importante: solo juntos podemos hacer frente a los desafíos de nuestro tiempo. Un buen ejemplo son los esfuerzos desplegados por el CMI y otros para que los intereses nacionales dejen de estar en primer plano a la hora de proporcionar vacunas contra la pandemia. Los privilegios socavan la coexistencia constructiva, y el racismo y la injusticia destruyen la estabilidad comunitaria. Si logramos contrarrestar estas tendencias actuales no solo mediante un mensaje claro, sino también mediante un testimonio vivido de paz con justicia, reconciliación y unidad, entonces todos los esfuerzos habrán merecido la pena.

Como obispa, ¿cuáles son algunos de los desafíos a los que se ha visto confrontada a la hora de gobernar este complejo navío?

Obispa Bosse-Huber: A menudo tenemos la sensación de que ya hemos aclarado muchas cosas desde el punto de vista teológico, pero a nivel práctico todavía no nos atrevemos a extraer las conclusiones. La Asamblea y su testimonio en favor de una mayor unidad podrían ayudarnos a ser más coherentes y valientes en nuestra cooperación ecuménica multilateral con las diversas iglesias sobre el terreno. 

¿Cuál es su principal mensaje ahora que los delegados se preparan para participar en la 11ª Asamblea en Karlsruhe?

Obispa Bosse-Huber: En Europa, tenemos la necesidad de establecer un contacto más estrecho con las iglesias de todo el mundo. Espero que nos ayuden a ver nuestro trabajo y nuestra función como iglesias desde otra perspectiva. Deseo nuevos impulsos para nuestra fe y un testimonio claro e inequívoco de justicia y paz, esperanza y confianza. Anticipo un gran empujón para nuestra situación ecuménica en Europa y Alemania.