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Obispa Helga Haugland Byfuglien. Fotografía: Marcelo Schneider/CMI

Obispa Helga Haugland Byfuglien. Fotografía: Marcelo Schneider/CMI

Kristine Greenaway

La primera obispa presidenta de la Iglesia de Noruega dice que ha tenido que aprender a ser clara sobre sus posturas en torno a cuestiones controvertidas, como el casamiento entre personas de un mismo sexo –que cuenta con su apoyo– al tiempo que expresa respeto por los puntos de vista de los colegas que se oponen.

Esta cualidad, con la cual la Obispa Helga Haugland Byfuglien se ha granjeado la confianza de sus pares, es algo que atribuye a su experiencia como Secretaria General de las Asociaciones YWCA/YMCA de Noruega.

“Trabajando con personas jóvenes aprendí a ser receptiva con muchas opiniones diversas sobre temas como la sexualidad y la vida de familia”, dice Haugland Byfuglien. “Aprendí a vivir el liderazgo como una labor con un equipo de colegas, más que como una persona por su cuenta.”

Esta mujer pequeña y discretamente enérgica es una pionera: una de las primeras mujeres ordenadas en la Iglesia de Noruega, y ahora, la primera mujer que ejerce como Obispa Presidenta para el Consejo Eclesiástico de 12 obispos.

Su función y su presencia han captado el interés de otras religiosas de otros lugares del mundo presentes en la reunión del Comité Central del Consejo Mundial de Iglesias actualmente en curso en Trondheim (Noruega). Quieren saber quién es ella, así que me encuentro aquí entrevistando a la ocupada dirigente eclesiástica, en un taxi camino del aeropuerto.

La obispa sonríe cuando le pido que explique quién es ella, y responde con una precisión y claridad propias de ella: “Soy una mujer noruega, criada en una familia cristiana, casada y con tres hijos y cinco nietos. Tengo los pies en la tierra, y soy muy consciente de los que es importante en mi vida. La familia y la iglesia son los dos pilares de mi existencia.”

Cuando pregunto a la obispa cuáles son sus referentes femeninos, contesta sin dudarlo: “Mi madre fue mi primer y principal modelo de la forma en que una mujer puede triunfar. Quedó viuda a los 38 años y crió sola a seis hijos. Era sabia y fuerte, dirigente en la congregación, pero no una persona interesada. Mi mismo estilo.”

En su juventud, Haugland Byfuglien se refirió al modo en que los varones subían al escenario en los actos juveniles, tocaban la guitarra y desplegaban sus encantos, mientras que las jóvenes asumían la responsabilidad del evento, trabajaban entre bambalinas y lejos de los reflectores. Ya adulta y siendo dirigente eclesiástica ha tenido que aprender la importancia de hablar y de mantener un perfil público. En su función como obispa presidenta de la Iglesia de Noruega, ahora está mucho más expuesta  y bajo los reflectores, y a menudo los medios de información la entrevistan para que hable de asuntos de interés público. No ha sido fácil hablar de cuestiones susceptibles de provocar divisiones, en la iglesia y en la sociedad. En esa época y en tiempos de tribulaciones personales, su fe la sostiene.

“Mi fe se basa en mi creencia de que no estoy sola. Creo en que mi Dios conoce mi pesar, dolor, pecado y fracaso cuando no estoy como debiera. Pero Dios no me da la espalda. Ese amor divino que permanece en mi interior es lo que me da fortaleza”, señala.

Haugland Byfuglien dice que considera un don poder participar en eventos ecuménicos de alcance mundial, como la Asamblea del CMI en Busan (Corea del Sur), en 2013. También se desempeña como Vicepresidenta de la Región Nórdica de la Federación Luterana Mundial.

“Conocer a otros cristianos que viven en contextos bastante diferentes, cantar canciones nuevas, escuchar a otros interpretar textos bíblicos, y escuchar oraciones de otras latitudes fortalece mi fe. Tal como dije en mi saludo al Comité Central del CMI a principios de semana, el ecumenismo es una respuesta a la plegaria de Jesús de que “todos sean uno”.”

El taxista, –un afroamericano, a juzgar por su acento– va mirando por el retrovisor evidentemente escuchando. Más tarde me dice: “¡Fue una conversación sumamente interesante!”

Más información en:

Comité Central del CMI