¿Puede describir el trabajo que hay detrás de las oraciones y cómo lo vivió?
Hno. Guido: “Cuando el CMI y el Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos pidieron a nuestra comunidad monástica —compuesta por hermanos y hermanas de diferentes denominaciones cristianas (católicos romanos, reformados y ortodoxos)— que asumiera la preparación de los materiales para la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos de este año, destacado por el 1700º aniversario del Primer Concilio Ecuménico (Nicea 325 CE), decidimos entre todos utilizar como tema un pasaje del Evangelio de Juan: “¿Crees esto?” (Juan 11:26) y centrar los momentos de oración en torno a la confesión de la fe que surgió a raíz del Primer Concilio Ecuménico. Luego, varios hermanos y hermanas pensaron en los textos patrísticos de los primeros siglos, pertenecientes a las distintas tradiciones de Oriente y Occidente, para mostrar que los temas abordados en Nicea, por un lado, resultaron de la generación de cristianos que había sido perseguida y, por otro, configuraron el pensamiento teológico y espiritual posterior. Los debates, el estudio en profundidad y la finalización de los textos con la comisión internacional durante varias jornadas de trabajo en el Monasterio de Bose permitieron que, incluso durante la preparación de las oraciones, se cumpliera el antiguo principio que afirma que “lo que concierne a todos debe ser decidido por todos”.
¿Cómo le gustaría que sean utilizadas las oraciones en todo el mundo?
Hno. Guido: Cuando se elabora un texto destinado a apoyar en la oración a cristianos de todas las lenguas, pueblos y tradiciones culturales, lo que uno espera es que refleje fielmente la forma en que la iglesia entiende y lleva a la práctica el llamado del Evangelio en circunstancias cambiantes de tiempo y lugar. Lo que esperamos es que las palabras y reflexiones que han surgido en una realidad local concreta puedan expresar la fe común y animar las oraciones de tantos hermanos y hermanas repartidos por los cinco continentes.
¿De qué maneras logró este trabajo hacerle redescubrir el pasado y el presente?
Hno. Guido: Lo que más me ha impresionado durante mi colaboración para elaborar los recursos ha sido ver cómo, solo doce años después de salir del profundo pozo de la persecución, nuestros antepasados de la fe decidieron unirse para intentar rendirse a la voluntad del Señor en la nueva realidad que se abría ante ellos: una realidad de libertad para dar testimonio de la propia fe, pero también de diversidad de lenguas y culturas en las que el Evangelio debía ser anunciado y encarnado.
Hoy en nuestras sociedades que ya no son cristianas, nos enfrentamos a un desafío similar: dar con la lengua apropiada. Es decir, encontrar las palabras, gestos y actos idóneos para proclamar la buena nueva del Evangelio a nuestros hermanos y hermanas de humanidad. De hecho, “¡Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos!” (Hebreos 13:8), pero la proclamación de su triunfo sobre la muerte a todos debe llegar a ser todo (1 Corintios 9:22) para llegar a cada ser humano esté donde esté, en su vida cotidiana, en su entorno vital.
“¿Crees esto?” Creer en la resurrección, hoy igual que ayer, implica creer que el amor vence al odio, que la vida vence a la muerte, y ser, a nuestra vez, testigos creíbles de esa verdad.
Recursos para la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 2025
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