Veintinueve estudiantes de 22 países diferentes y 19 tradiciones eclesiales diferentes obtuvieron el certificado de posgrado en Estudios Ecuménicos. Para ello, no solo se adaptaron a la vida ecuménica, sino también tuvieron que adaptarse continuamente a las nuevas evoluciones y las cambiantes restricciones en relación con la COVID-19.
“Sin duda alguna, esta generación ha afrontado desafíos en todos los aspectos por el momento histórico en el que vivimos, encarando cambios constantes a causa de la pandemia y adaptándose a todo ello”, reflexionó la Rev. Karla Selene Evangelista Segoviano, de la Iglesia Metodista de México.
Dada la realidad del distanciamiento físico en el mundo entero, Segoviano dijo que es todavía más importante continuar la labor ecuménica al regresar a sus países. “Y otro desafío en la experiencia de Bossey fue la ausencia de participantes de América Latina, así que ahora también tenemos la tarea de alentar y apoyar más de cerca a otros participantes de América Latina y compartir nuestra experiencia ecuménica”, dijo. “En un contexto tan diverso en todos los aspectos como lo es México, resulta fundamental compartir y crear nuevas experiencias que nos lleven a aumentar la familia ecuménica, sin uniformidad, pero con unidad”.
Desde las restricciones provocadas por la COVID-19 hasta las barreras lingüísticas, desde comprender nuevas teologías hasta entender las diferencias culturales, los estudiantes de Bossey trabajaron todo ello para formar un grupo muy unido. “Conocer a personas de más de 22 países bajo un mismo techo fue un sueño hecho realidad”, dijo el Rev. Moses Jigba, de la República de Sierra Leona y de Ministerio Internacional Nueva Jerusalén. “Muchas ideas eran nuevas para mí. Demasiada información en un tiempo comprimido fue un gran reto que superar”.
Jigba añadió que, no obstante, en el momento de graduarse estaba preparado para aportar ideas que aprendió en Bossey para compartirlas con otros. “Estas experiencias obtenidas serán bien aplicadas”, dijo.
Sebastian Mense, de la República Federal de Alemania y la Iglesia Evangélica Luterana en Württemberg, dijo que las divisiones políticas y culturales fueron obstáculos en un primer momento. “Algunos de los obstáculos más difíciles con los que me he encontrado fueron divisiones, no sobre teología sino sobre cultura y política, que amenazan un testimonio común vivido abiertamente y debilitan la revelación que encontramos en Jesucristo, nuestro único Señor”, dijo. “Bossey me ha brindado la oportunidad de encontrar maneras de pensar y de vivir en Cristo verdaderamente diferentes que solo pueden fortalecer y ampliar a mi propia iglesia de vuelta a mi país”.
Estudiar en Bossey ayudó a los estudiantes a vivir según sus propias definiciones de la unidad cristiana. “También dejó claro que la unidad cristiana y la labor ecuménica van mucho más allá de mi propia historia, más allá de las divisiones entre católicos romanos y luteranos”, dijo Mense. “Nuestra familia es tan colorida y diversa como la humanidad y mi iglesia necesita participar en esta plenitud a todos los niveles”.
Los estudiantes también valoraron profundamente el hecho de haber podido completar sus rigurosos estudios en medio de las bellas montañas de Suiza. “Suiza es mi país ideal”, dijo Phontip Phanthakitphaibun, de la Iglesia de Cristo en Tailandia. “Es un país que siempre había soñado visitar antes de morir”.
Para luego añadir que lo más importante es que Bossey le ofreció la oportunidad de servir a Dios de una manera más amplia.
Un día antes de su ceremonia de graduación, los estudiantes se reunieron en línea con representantes de algunos dicasterios romanos, que incluían el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral y el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso. Asimismo, participaron a través de Internet en la transmisión en directo de las Vísperas presididas por el cardenal Kurt Koch con motivo de la clausura de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos.
“Llevaré el conocimiento y la experiencia adquiridos en Bossey de vuelta a mi iglesia y comunidad”, dijo. “Los compartiré con ellos y les haré comprender, aceptar y respetar a otras denominaciones cristianas”.
Salir al mundo

“Aunque es verdad que cada año académico en Bossey es único, el año académico 2020-2021 podría ser el más único por razones obvias”, dijo el Rev. P. Dr. Lawrence Iwuamadi, decano del Instituto Ecuménico, a los estudiantes, que se habían repartido por toda la capilla llevando puestas mascarillas como medida de protección.
Mientras los estudiantes aceptaban sus certificados, el Rev. P. Dr. Lawrence Iwuamadi, decano del Instituto Ecuménico, les avisó de que el verdadero impacto de Bossey comienza en el momento que se abandona Bossey. “Aunque es verdad que cada año académico en Bossey es único, el año académico 2020-2021 podría ser el más único por razones obvias”, dijo. “Nuestra esperanza y nuestras oraciones para ellos: que aprovechen al máximo el conocimiento que han adquirido, sus experiencias, las enriquecedoras amistades, los desafíos y las alegrías que han compartido e intercambiado libremente en los últimos meses, y los transformen en unos cimientos cargados de sentido para el compromiso futuro en la peregrinación de justicia y paz en sus comunidades y contextos”.
Iwuamadi añadió: “Oramos por que Dios guíe sus caminos de vuelta a sus familias, pueblos e iglesias”.