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Una familia de refugiados sirios, recién llegados a Europa. © Paul Jeffrey/CMI

Una familia de refugiados sirios, recién llegados a Europa. © Paul Jeffrey/CMI

El pueblo griego se encuentra debilitado tras años de crisis económica; por ello, el líder de la Iglesia Ortodoxa le pide a la Unión Europea que reconsidere su decisión de limitar el número de refugiados que acepta.

Ierónimos, el arzobispo de Atenas, pide ayuda para que el pueblo griego no tenga que hacer frente solo a la crisis masiva de refugiados que sacude a Europa.

El arzobispo Ierónimos dirigió su fervorosa petición de ayuda al secretario general del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), el Rev. Dr. Olav Fykse Tveit, interpelando a las iglesias de todo el mundo y a la comunidad internacional.

“Se necesitan imperativamente intervenciones sustanciales. Consideramos que deberían adoptarse medidas para la manifestación de la solidaridad europea, principalmente, reexaminando la decisión de cerrar las fronteras, pero también realizando esfuerzos considerables para eliminar las causas profundas de la crisis de refugiados”.

En su carta del pasado 30 de marzo, en la que expresa el compromiso de su Iglesia de continuar apoyando a los refugiados, afirmó que el Santo Sínodo de la Iglesia de Grecia ha sido testigo de “las tribulaciones incesantes que han padecido los refugiados que están afluyendo a su pequeño país”

“En su largo y complicado camino desde la guerra hacia la paz, cientos de miles de refugiados sufren a su paso, en circunstancias dramáticas, por nuestro país, afectado y conmocionado por causa de la crisis económica”.

Su petición coincidió con la del secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, que pronunció un discurso el 30 de marzo en una reunión ministerial especial de la ONU sobre la responsabilidad mundial compartida en lo que se refiere a la acogida de los refugiados sirios que huyen de la guerra civil.

“Tras cinco años de conflicto, los sirios están perdiendo la esperanza en poder ayudar a sus familias o dar una educación a sus hijos, y las comunidades de los países vecinos que acogen a los refugiados están extenuadas”, declaró Ban Ki-moon. “La sanidad, la educación y los servicios públicos están desbordados y carecen de recursos”. El arzobispo Ierónimos dirigió su petición al CMI “para que las personas de la comunidad internacional con autoridad institucional, buena voluntad, opinión respetada e influencia social aúnen esfuerzos para resolver el problema más grave y la oleada de refugiados más importante que ha conocido el territorio europeo después de la Segunda Guerra Mundial”. “Nuestros mares se han convertido en fosas comunes, y nuestras islas y nuestras gentes hacen gala de un altruismo conmovedor para apoyar a los que se encuentran en esta situación desesperada”, señaló.

La agencia de la ONU para los refugiados, ACNUR, se propone reasentar a aproximadamente 480 000 refugiados, alrededor del diez por ciento de los que se encuentran ahora en los países vecinos, para finales del año 2018. No obstante, parece ser que tiene que lidiar con las cuestiones de superar el temor generalizado y las disputas políticas.

Las cifras de la agencia para los refugiados muestran que, antes de las conversaciones en la conferencia ministerial, los países se habían comprometido a acoger a 179 000 refugiados desde el año 2013.

“Las promesas de incrementar la admisión por razones humanitarias y el reasentamiento a las que hemos asistido elevarían esta cifra a 185 000”, declaró el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi, al final de la reunión, registrándose así un incremento de tan solo 6000 plazas, según informó la agencia de noticias Reuters.

“En virtud de la autoridad que les ha sido conferida, les instamos a adoptar cualquier medida posible para que se ponga fin a la guerra civil (fratricidio) en el área más extensa de Siria”, pidió el arzobispo Ierónimos.

Se trata de medidas necesarias para que “las personas y sus familias no sigan siendo arrancadas de su patria y para que las que ya están viviendo como refugiados reciban asistencia para superar su sufrimiento”.

El arzobispo declaró que comparte el punto de vista del Gobierno griego de que “su pequeño país está desgastado por los años de crisis económica y no se encuentra en condiciones de hacer frente por sí solo al grave problema de los refugiados”.

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