Image
La Rev. Dra. Sang CHANG es presidenta del CMI para Asia Foto: Claus Grue/CMI

La Rev. Dra. Sang CHANG es presidenta del CMI para Asia Foto: Claus Grue/CMI

*Por Claus Grue

En el momento más glorioso de su carrera, la Rev. Dra. Sang Chang descubrió que la sociedad no siempre es amiga y que la política puede ser diabólica. Pero gracias a Dios, superó aquel trance; sin amargura y aún más decidida a luchar por la igualdad de género y la justicia social.

Su caída llegó durante el proceso de audiencia como primera ministra recién nombrada, en 2002. El audaz movimiento del presidente Kim Dae-jung al nombrar a una mujer primera ministra de Corea del Sur no fue bien recibido por la élite política predominantemente masculina del país. Una desagradable lucha de poder puso fin al cargo de Chang como primera ministra interina, pasado apenas un mes desde su nombramiento.

“Yo fallé, pero la sociedad cambió después de eso. Desde entonces, se han abierto las puertas para que las mujeres lleguen a ser ministras del gabinete”, cuenta.

El incidente supuso para ella un despertar, un recordatorio de que el mundo no es justo para las mujeres. Aquello no redujo su influencia en la política coreana. El año pasado, acompañó al actual presidente, Moon Jae-in, como asesora principal en una delegación a Corea del Norte que se reunió con el presidente Kim Jong-un.

“Conocí a su padre, Kim Jong-il, en el año 2000, cuando formé parte de la primera delegación enviada por el entonces presidente Kim Dae-jung a Corea del Norte. Y en 2015, visité de nuevo Corea del Norte, en aquella ocasión como delegada del Consejo Mundial de Iglesias (CMI)”, dice Chang.

Estas visitas históricas son las únicas tres veces que ha estado “en casa” desde que huyó a Seúl junto a su madre cuando tenía siete años, después de la Segunda Guerra Mundial. Huyeron por su fe cristiana.

Chang no sabe qué ha sido de sus familiares en su ciudad natal, Yong Chun, junto a la frontera china del noroeste de Corea. No ha sido posible el contacto y nunca ha salido información de Corea del Norte.

El camino a la reunificación está abierto

Oraciones en la zona desmilitarizada. Foto: Claus Grue/CMI

El próximo año será el 70º aniversario del estallido de la guerra de Corea. Las cosas han cambiado drásticamente desde entonces y Chang cree que es necesario educar para mejorar el entendimiento mutuo entre los dos pueblos de Corea, que han vivido sus vidas bajo sistemas políticos completamente diferentes. Con tal fin fundó “Unified Future for Korea” (Un futuro unificado para Corea) en 2017, una organización dedicada a facilitar la reunificación a través de la educación.

“Los dirigentes políticos harán su trabajo, pero una sociedad reunificada significa la reunión y la convivencia de los pueblos del norte y del sur. No solo llevará tiempo superar las diferencias ideológicas, sino que también llevará un tiempo superar las diferencias culturales, entre ellas nuestros idiomas. Las dos Coreas hablan el mismo idioma, pero algunas palabras han cambiado su significado a lo largo de los años. Aún así, somos un solo pueblo, y la dirección de la unidad debe estar ahí”, explica.

Desde su primera visita al norte en 2000, junto con el presidente Kim Dae-jung, quien recibió el Premio Nobel de la Paz el mismo año por sus esfuerzos para aliviar las tensiones entre las dos Coreas, ha creído firmemente que el camino hacia la reunificación estaba abierto . Y está más abierto ahora que entonces, aunque todavía haya obstáculos.

“Sabemos que el camino hacia la paz no es un camino fácil, sino uno estrecho, que solo se puede remodelar mediante la construcción, paso a paso, de una confianza mutua basada en la sanación y la reconciliación”, dice.

Su convicción de que algún día habrá una Corea unificada está más influenciada por la fe que por la realidad; Chang se ha guiado por su fe toda la vida. Nació cristiana. Su abuela empezó la primera iglesia en su ciudad natal.

“La vida misma y la vida cristiana no se pueden separar”, señala.

Educación, devoción y ambición

Al principio, durante sus años universitarios en la Universidad de la Mujer Ewha en Seúl, Chang se convirtió en una líder muy activa del movimiento estudiantil cristiano y en una ferviente ecumenista. Más tarde, cuando estudiaba en el Seminario Teológico de Princeton en los EE. UU., donde obtuvo un doctorado en filosofía y se especializó en el Nuevo Testamento, se fue apasionando por el feminismo. A su regreso a Corea, dirigió el movimiento feminista cristiano.

Ha dedicado la mayor parte de su vida profesional a la enseñanza, principalmente en la Universidad Ewha Woman, donde finalmente se convirtió en presidenta, en 1996. Al mismo tiempo, fue además miembro ejecutivo de la Asociación Cristiana Femenina Mundial (YMCA) y miembro ejecutivo de la Asociación Mundial de Iglesias Reformadas, ahora la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas. En 1988, fue ordenada por la Iglesia Presbiteriana de la República de Corea, y se convirtió en una conocida predicadora y oradora.

Abandonar la actividad política, en 2010, le permitió dedicar más tiempo al movimiento ecuménico. En 2013, en la Asamblea de Busan, fue elegida presidenta del CMI para Asia.

Chang vivió la guerra de Corea, por lo que sabe lo que significa vivir la pobreza, la guerra, ser una refugiada y tener que luchar. Su fe en Dios ha sido fundamental para mantener la esperanza y superar las dificultades en la vida. Su compromiso vitalicio con el movimiento ecuménico, unido a sus responsabilidades políticas, ha ampliado sus perspectivas y ha dado fuerza a sus creencias.

Esperanzas y preocupaciones

La bulliciosa capital de Corea del Sur, Seúl, tiene más de 10 millones de habitantes. Foto: Claus Grue/CMI

Chang enumera una serie de desafíos para el movimiento ecuménico, el más importante es el problema medioambiental, que en su opinión se trata nada menos que de la supervivencia de la humanidad. También le preocupa mucho que los jóvenes pierdan la fe en el Evangelio y que no presten mucha atención al ecumenismo.
“La influencia de las iglesias debe crecer y mantener su fuerza. Debemos vitalizar lo que somos y visualizar lo que queremos ser. Tenemos que ser más proféticos”, concluye.

El movimiento ecuménico juvenil, opina, es un actor clave para señalar la dirección en que debe avanzar el cristianismo del siglo XXI. En su breve intervención, durante la reunión de la Comisión ECHOS del CMI que tuvo lugar en Seúl la semana pasada, compartió, como presidenta del CMI para Asia, sus esperanzas de que los jóvenes cristianos “hagan una contribución sustancial al futuro del movimiento ecuménico a través de sus respuestas a los desafíos actuales en los ámbitos de la religión y la violencia, la discriminación y el desempleo juvenil”. También expresó su esperanza de que ECHOS, concretamente, como un programa vital para la juventud del CMI, “aporte algo nuevo al movimiento ecuménico y sea una voz creativa y real que proporcione una nueva visión para el futuro del mismo”.

A lo largo de una vida rica y satisfactoria, Chang ha sido embajadora de los derechos de las mujeres y ha llevado una antorcha por los valores y principios en los que cree. Está profundamente agradecida por las oportunidades que se le han brindado de cursar estudios superiores en una universidad prestigiosa, de trabajar por causas justas y de pertenecer a una comunidad mundial de cristianos.

Su mensaje para la generación joven de hoy es: “Nunca se desanimen, simplemente sigan adelante, defiendan siempre sus principios y nunca se rindan”.

Y eso es precisamente lo que ha guiado a esta extraordinaria mujer a lo largo de su propia vida, una vida emocionante, influyente y muy ecuménica.

 

*Claus Grue es asesor en materia de comunicación para el Consejo Mundial de Iglesias

 

Iglesias miembros del CMI en Corea

Presidente y dirigentes del CMI

El movimiento juvenil aumenta su influencia, comunicado de prensa del CMI del 15 de agosto de 2019 (en inglés)