Iglesias metodistas

El metodismo como forma de creencia y práctica cristianas tiene su origen en un movimiento que comenzó con la vida y ministerio de John y Charles Wesley, quienes desearon llevar un mayor entusiasmo espiritual a la vida de la Iglesia de Inglaterra en el siglo XVIII. Sus esfuerzos transgredieron los límites canónicos de la iglesia oficial, lo que se tradujo a la larga en la aparición de una iglesia distinta. Desde un punto de vista teológico, los hermanos Wesley se mantuvieron firmes en la perspectiva optimista arminiana de que todos los seres humanos pueden alcanzar la salvación por la gracia de Dios, en contraste con las ideas calvinistas de la elección y la predestinación que eran aceptadas por los no conformistas de la Inglaterra del siglo XVIII. También enfatizaron el importante efecto de la fe en el carácter, enseñando que la perfección en el amor era posible en esta vida.

Las iglesias metodistas afirman que forman parte de la iglesia universal, creyendo en el sacerdocio de todos los creyentes y siguiendo un modelo de organización establecido por John Wesley cuando organizó la supervisión pastoral de las sociedades de metodistas que se desarrollaron como resultado de sus predicaciones. La reunión semanal de clases para "la comunión en la experiencia cristiana" desempeñó un papel importante en los comienzos del movimiento metodista. A lo largo de su historia, se ha interesado activamente por la santidad personal y social, y ha podido coordinar los esfuerzos en estas áreas a través de su organización centralizada. El metodismo se extendió a América del Norte y, con la independencia política de los Estados Unidos, los metodistas americanos constituyeron en 1784 la Iglesia Metodista Episcopal. En buena parte como resultado de los esfuerzos misioneros de Gran Bretaña y los Estados Unidos, el metodismo se extendió por todo el mundo y hoy se encuentra en más de ciento treinta países.

La primera Conferencia Metodista Mundial fue celebrada en Londres, Inglaterra, en 1881. Se reunió cada diez años hasta que fue interrumpida por la Segunda Guerra Mundial. Después de la guerra, la Conferencia decidió reunirse cada cinco años.