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young people taking a selfie
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El siguiente texto forma parte de una serie que explora el tema de la justicia digital. La serie completa se publicará en los días previos al simposio internacional Comunicación para la Justicia Social en la Era Digital  que se celebrará del 13 al 15 de septiembre. Estas entrevistas tienen como propósito ofrecer visiones intergeneracionales – y objetivas – sobre la manera en que vivimos en un mundo digital, sobre si las iglesias no ayudan y sobre cómo podemos trabajar juntos para definir y buscar la justicia digital. 

Los valores que obtengo vienen de todas las experiencias por las que he pasado, pero no más que de las personas que han sido parte de esta maravillosa aventura llamada “vida”. Sobre todo, continuaré subiendo y volando alto como un fénix, aunque esté en mis peores momentos. 



Mi propósito no está definido por mis títulos y mis logros. Es aleccionador haber llegado tan lejos en mi meta más grande, que es muy importante para mí. Lo que quiero lograr es una visión y un propósito más grandes para hacer este mundo un mejor lugar. Voy a seguir adelante. 



Para mí, la justicia digital consiste, primero que nada, en respetar los valores de los demás sin cambiar su cultura y su espíritu.  Cada acción que realizamos tiene su lado positivo y su lado negativo. La justicia digital existe para balancearlos. 



Por el momento, la relación de la iglesia con la digitización es bastante buena, pero siempre podemos mejorar, porque estamos en un mundo que cambia rápidamente y la iglesia debe adaptarse. 

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young speaker
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Defender los derechos humanos pudiera significar respetar un poco más la privacidad de las personas. Hoy, somos observados por robots programados y, si no somos cautelosos, la siguiente generación sufrirá mucho. 



El equilibrio está en nuestras manos. Por ejemplo, los jóvenes son muy activos hoy en día porque, a través del Internet, pueden acceder a información, apoyar causas y ayudar a cambiar las cosas en su país en poco tiempo. Esto es, simultáneamente, tomar el control y dar libertad. 



Sin embargo, me gusta decir, “¡Dejen de hacer famosa a la gente estúpida!” Desafortunadamente, ahora la gente lanza información falsa, comentarios bravucones y retórica incendiaria en el espacio digital público. 



Para mí, la educación es muy importante y actualmente la digitización nos da muchas oportunidades. Pero el contenido debe adaptarse a todos. Por ejemplo, mi proyecto, Coffee with Peacemakers (Café con Pacificadores), se trata de la educación para la paz, la unidad y la hermandad. ¡Pero no muchas personas están interesadas en este tipo de contenido!



Continuaré porque creo que la esperanza de una persona puede cambiar el mundo. 



Hoy vemos jóvenes caminando como robots, con los ojos puestos en sus teléfonos móviles. Es triste, cuando sabes que eso no es lo único que hay en la vida. Afecta incluso a nuestras familias, nuestros hermanos y hermanas, y a los grandes y los chicos. Horas y horas desperdiciadas en las redes sociales, sin utilidad. 



La iglesia debe invertir más en el mundo digital para evitar todos estos problemas guiándose por el Espíritu Santo. 



Siempre trato de ver el lado positivo de las cosas, pero no estoy muy seguro acerca el mundo digital. Espero que suceda un milagro que cambie nuestras vidas hoy. 



Comunicación para la Justicia Social en la Era Digital