Dios de gracia y misericordia,

Creador y mantenedor de la vida,
Salvador en la palabra y obra del hijo Jesucristo,
¡Presente y cuidador a través del Espíritu Santo!

Nosotros agradecemos
• por los setenta años de jornada del Consejo Mundial de Iglesias de la que, como Iglesia Evangélica de Confesión Luterana en Brasil, hemos podido participar como miembros desde 1954,
• por habernos proporcionado la oportunidad de encuentro y comunión contigo y con tus hijos e hijas de todo el mundo expresando y valorando así la unidad en la diversidad,
• por habernos ayudado a acuñar nuestra identidad ecuménica comprometida con la unidad de la Iglesia de Jesucristo en el mundo,
• por siempre recordarnos la importancia de la misión a través de testimonio y servicio al mundo,
• por la solidaridad y el apoyo demostrados en tiempos muy difíciles vividos por el pueblo brasileño y latinoamericano en períodos de las dictaduras militares cuando ocurrían graves infracciones de los derechos humanos y restricciones a la democracia política,
• por mantener registrados los casos y los nombres de personas que sufrieron torturas o desaparecieron durante el régimen militar manteniendo así viva la memoria para que crímenes de lesa humanidad sean juzgados y pueda ocurrir justicia y reparaciones a las víctimas,
• por haber asilado en su casa en los años sesenta a Paulo Freyre, el pedagogo de la liberación, y facilitado su contribución a pueblos y países del Sur cuando se convirtió en perseguido político en Brasil,
• por la Asamblea en 2006 realizada en Porto Alegre, que proporcionó renovar el compromiso ecuménico y fortalecer su dimensión global,
• por convocar las iglesias cristianas y a todas las personas de buena voluntad a una peregrinación por justicia y paz.

Nosotros rogamos:

• Dios, en tu gracia, transforma el mundo;
• que la comunión del CMI pueda seguir siendo instrumento al servicio de la unidad de la Iglesia de Jesucristo, y fortalecer las iglesias en el testimonio y servicio al mundo a través de una diaconía ecuménica profética y transformadora;
• que esa fraternidad de Iglesias pueda por la acción del Espíritu Santo profundizarse paso a paso y, al final, llegar a la plena comunión entre ellas y en Cristo.

Amén.

 

(Rev. Silvio Schneider,
Iglesia Evangélica de Confesión Luterana en el Brasil)