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CONSEJO LATINOAMERICANO DE IGLESIAS - CLAI
CONSEJO MUNDIAL DE IGLESIAS / CMI

SEMINARIO CONTINENTAL DE JUVENTUD
BUENOS AIRES, ARGENTINA DEL 24-27 DE ABRIL DEL 2003

MENSAJE FINAL

Reunidos en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, los y las jóvenes participantes de este seminario, provenientes de 14 países, hemos estado juntos, celebrando la vida en armonía y unidad, reflexionado sobrbe el proceso de globalización que afecta a nuestros pueblos.

Definimos globalización como un proceso de interconexión financiera, económica, social, política y cultural que responde al interés de una minoría; acelerado por la facilidad de las comunicaciones en el contexto de una victoria política del capitalismo (caída del bloque soviético) y en el orden cultural el eclipse de las ideologías. Como ciudadanos de este mundo estamos sufriendo las consecuencias de esta globalización capitalista, que hasta ahora nos ha traído exclusión, desempleo, perdida de identidad cultural, consumismo, mala distribución de la riqueza, y crisis ecologica entre otras calamidades.

Como jóvenes cristianos, creemos que esta tierra habitada, esta oikoumene es la casa de Dios, el Buen Pastor de la Humanidad (Salmo 23) y Él ha dispuesto en Su Providencia todas las cosas para todos sin exclusiones; de manera tal que ninguno diga: "que las cosas son solamente suyas" (Hechos 4:32b).

La transnacionalización de la economía mundial, con empresas que se mueven libremente por el planeta buscando la mano de obra más barata, el medio ambiente menos protegido por leyes y reglamentos, el régimen fiscal más favorable, o los subsidios más generosos, ha provocado que cada vez más, se sumerjan las condiciones de vida de nuestros hermanos y hermanas del mundo, acrecentándose los procesos de pauperización de los más pobres, para los cuales la vida, en vez de ser un don de Dios, se ha transformado en una verdadera tragedia.

La deuda de los países subdesarrollados es una odiosa realidad por la cual las relaciones internacionales, en vez de estar pautadas por el espíritu de cooperación y solidaridad, son marcadas por la dominación, esclavización y subordinación. Esto hace que como jóvenes vivamos con dolor, una gran injusticia: la salida de divisas de los países deudores (pobres) a los acreedores, mientras que nuestros pueblos se mueren de hambre y de enfermedades evitables, físicas y sociales. La deuda ha facilitado la imposición de políticas de privatización de los Servicios Sociales públicos, y de desregulación de la economía. Esta situación nos priva de un futuro como jóvenes, generándonos frustración y violencia.

El neoliberalismo, ha sido proclamado como única salida de la miseria en que viven nuestros pueblos. Como jóvenes gritamos por otro mundo que no sea el neoliberal, sustento principal de esta globalización, y reclamamos por el derecho de soñar y tener visiones, dones que este sistema nos niega.

El Evangelio nos ensena que tenemos que luchar por la liberación de los oprimidos (Lucas 4:18). Por esto ni nuestros pueblos sufrientes, ni nuestro Señor Jesucristo nos permiten aceptar la realidad de esta globalización. El Apóstol San Pablo nos advierte: "Ustedes, hermanos, han sido llamados a la libertad. Pero no usen esa libertad para dar rienda suelta a sus instintos. Más bien sírvanse los unos a los otros por amor.(...)Tengan cuidado, porque si ustedes se muerden y se comen unos a otros, llegarán a destruirse entre ustedes mismos" (Gálatas 5:13-15) enseñándonos que es por el mal uso de su libertad que el ser humano ha transformado la Creación en un auténtico valle de sombras. Dios nos invita a construir un mundo diferente amando a nuestro prójimo como a nosotros mismos, por ello nos comprometemos a llevar adelante com acciones prácticas y dinamicas de acción reales los siguientes desafíos en nuestras comunidades de fé en nuestros países:

1 - Frente a un sistema que arrasa con identidades y aplasta a las minorías, somos convocados a recuperar la memoria histórica de nuestros pueblos, ya que sin memoria, tanto como sin proyecto, no hay futuro. Para esto se podría forjar una red continental de instituciones educativas que se reorienten con una mirada hacia la reafirmación de cada identidad cultural e Historia popular.

2 - Frente a la lógica de la economía capitalista, donde predomina el más fuerte, llamamos a apostar a las economías solidarias, a las alternativas cooperativas como vía de desarrollo.

3 - Queremos fortalecer la misión de las iglesias, en hacer otro mundo posible. Por lo tanto, proponemos la realización de un Foro Ecuménico que se enfoque sobre alternativas económicas al neoliberalismo y la globalización capitalista. Este Foro puede hacerse en el marco de la Asamblea del CMI a realizarse en el ano 2006. Asimismo recibimos con alegría la noticia de que esta Asamblea se realizará en Porto Alegre, lo cual nos llena de expectativa.

4 - Frente a la fragmentación social provocada por relaciones injustas que se nos imponen, las iglesias cristianas pueden trabajar unidas entre sí y junto con los múltiples movimientos sociales comprometidos con la vida humana en esta tierra, en una ineludible vocación ecuménica.

5 - Frente al desbalance de las multitudes de personas que se vuelcan hoy a los templos y centros religiosos, sin que ello implique un cambio sustancial en la sociedad somos llamados a realizar una profunda tarea de Evangelización y Formación en nuestras iglesias que una la experiencia espiritual com la vida cotidiana. Para esto se podría generar por parte del CMI, CLAI u otras organizaciones ecuménicas el desarrollo de material educativo popular para jóvenes sobre temas vitales como: globalización, economía, ciudadanía.

6 - Resulta vital para nuestras comunidades, la construcción de una verdadera "Doctrina Social Cristiana" que exprese los fundamentos cristianos de una sociedad científicamente sistematizada, basada en el Evangelio; que ilumine no sólo al seno de las comunidades-iglesia, sino a nuestras instituciones educativas y sus egresados, a nuestros laicos y laicas, y jóvenes que harán presente la voz de la Iglesia en sus lugares de acción cotidiana, en lo político, social, económico y cultural.

Finalmente, unidos por nuestro único Padre, hermanados por nuestro Senor Jesucristo y disfrutando del Espíritu Santo, los jóvenes de este Seminario, nos exhortamos y exhortamos a todos a "andar por el mundo, con fe y esperanza". Una Esperanza que descansa en la convicción de que nuestros esfuerzos no serán en vano, fortalecida por la Fe, fe que nos mueve a luchar por la defensa de la vida en esta tierra, todos los días hasta el fin.