Estudio bíblico 1

Jione Havea

Génesis 2:4b-17

Traducción: Reina Valera Contemporánea

"4 El día que Dios el Señor hizo la tierra y los cielos, 5 y toda planta del campo antes de que existiera en la tierra, y toda hierba del campo antes de que naciera, pues Dios el Señor aún no había hecho llover sobre la tierra, ni había nadie que cultivara la tierra. 6 Más bien, de la tierra subía un vapor, el cual regaba toda la superficie de la tierra. 7 Entonces, del polvo de la tierra Dios el Señor formó al hombre, e infundió en su nariz aliento de vida. Así el hombre se convirtió en un ser con vida. 8 Y Dios el Señor plantó un huerto en Edén, al oriente, y allí puso al hombre que había formado. 9 De la tierra, Dios el Señor hizo crecer todo árbol deleitable a la vista y bueno para comer; también estaban en medio del huerto el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal.

10 De Edén salía un río que regaba el huerto, y de allí se dividía en otros cuatro ríos. 11 Uno de ellos se llama Pisón, y es el que rodea toda la tierra de Javilá, donde hay oro. 12 El oro de esa tierra es bueno, y allí también hay bedelio y ónice. 13 El segundo río se llama Guijón, y es el que rodea toda la tierra de Cus. 14 El tercer río se llama Hidekel, y es el que corre al oriente de Asiria. El cuarto río es el Éufrates.

15 Dios el Señor tomó al hombre y lo puso en el huerto de Edén, para que lo cultivara y lo cuidara. 16 Y Dios el Señor dio al hombre la siguiente orden: "Puedes comer de todo árbol del huerto, 17 pero no debes comer del árbol del conocimiento del bien y del mal, porque el día que comas de él ciertamente morirás".

El texto de esta reflexión corresponde a la segunda narrativa bíblica (Gn 2:4b-3:24), en la que se explica a los seres humanos lo que se esperaba de ellos: que cuiden la tierra de la que fueron formados (es decir, su origen) y a la que regresarán (es decir, su destino), y valoren y protejan la vida y las condiciones de vida. Así pues, el texto insta a la protección de la vida, y a que se lo haga con justicia.

La vida es el don que Dios insufló en la tierra (tierra, ’adamah) y en sus aguas, y en los seres humanos(’adam) y en otros seres vivos. Génesis 2:4b-17 forma parte de una narrativa que desempeña la misma función que los mitos de origen que existen en otras culturas: esos mitos ayudan a las personas a encontrar un sentido a las preguntas acerca de quiénes son, cómo y por qué piensan, valoran, desean y actúan en la forma que lo hacen.

El texto en su contexto

Labrar el contenido del Génesis. Génesis 2:4b-17 introduce este segundo mito de origen y es parte de una historia más larga (de Génesis a 2 Reyes) y de las Escrituras (Antiguo Testamento, Biblia). Narra que Yhwh Dios enciende la vida a partir de la tierra y en la tierra. No es la historia de un jardín muy bien cuidado, sino de un jardín silvestre. Como un árbol en un bosque próspero, esta narrativa se desarrolla de forma salvaje.

El primer mito de origen (Génesis 1:1-2:4a) separa las cosas—la luz de las tinieblas, la noche del día, la tierra seca del cielo y de las aguas, y así sucesivamente - mientras que este segundo mito entrelaza las cosas juntas: la tierra, el agua, los seres humanos, las plantas, los animales, etc. La segunda narrativa invita a los lectores a preocuparse por lo que es necesario para que la tierra tenga vida, reverdezca. El texto avanza hasta llegar a su conclusión cuando se expulsa a los seres humanos con objeto de proteger el árbol de la vida (3:23-24).

Aún no había ninguna planta ni había nacido hierba alguna porque Yhwh Dios todavía no había hecho llover sobre la tierra ni había ningún 'adam para "cultivar la tierra" (2:5). La falta de lluvia se resuelve en el versículo siguiente. Cabe destacar que las versiones en inglés son muy sugerentes: la cantidad de agua va desde "mists" (neblina, vapor) y "streams" (corrientes) a "flow" (curso, desbordamiento) (NJPS – New Jewish Publication Society) y “flood” (inundación) (NEB – New English Bible). La versión NEB sugiere que 'adamah se estaba agrietando por la sequía, de tal manera, que era necesario una inundación para saciar su sed. Una inundación sería una bendición, si ese hubiera sido el caso, pero las inundaciones pueden ser devastadoras en otros contextos bíblicos (por ejemplo, Gn 6-9 ) y contemporáneos.

La falta de agua no se resolvió desde arriba (la lluvia del cielo) sino desde abajo (la tierra). El narrador describe con mucho cuidado el río que salía de Edén para regar el huerto y de allí se dividía en cuatro direcciones hacia lo que debía ser el mundo que conocían los primeros lectores (2:10-14). El agua era fundamental para la vida y las condiciones de vida entonces como lo es aún ahora. El agua es el alma del cielo, la tierra y el mar, y fluye libremente en el jardín de Dios. En nuestros días, el agua es considerada una mercadería, objeto de disputas y controlada en muchos lugares, y se ha vuelto salobre en los pozos de las islas.

La falta de 'adam para cultivar la tierra se expresa en 2:7. Yhwh Dios formó a ’adam del polvo de la tierra que ahora está regada, luego insufló en su nariz aliento de vida y fue un ser vivo. Con el agua y la disponibilidad de 'adam, Yhwh Dios hizo crecer todo tipo de plantas, agradables a la vista y buenas para comer. Yhwh Dios puso entonces a ’adam en el huerto para que "lo labrara" (RV95) "lo cultivara" (RVC). Yhwh Dios es el propietario y el jardinero, y 'adam es como un asistente, una especie de cuidador u obrero agrícola contratado.

En Génesis 2:5 ’adam habría de labrar/cultivar la tierra, y en 2:15 también estaría encargado de "cuidar" el huerto (en todas las versiones en español). En la versión NRSV en inglés se utiliza el verbo "to keep" (guardar, vigilar) que prefigura la respuesta que daría más tarde Caín: "¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?" (4:9). La yuxtaposición de estos dos momentos de la narrativa sugiere que 'adam fue puesto en el huerto con objeto de darle vida más bien que de destruirlo. En la versión en inglés "Geneva Bible", la traducción es sugerente: Dios puso a 'adam en el huerto "to dress it" (vestir, curar, atar, alimentar, adornar). El cumplimiento de esas expectativas aporta paz al 'adamah. El texto se termina con una imagen acerca de cómo puede ser la paz en la tierra—toda clase de plantas y hierbas deleitables y comestibles crecen espontáneamente, el agua abunda y 'adam está allí para cultivar, guardar y adornar la tierra. Si los seres humanos hacen su parte, la vida reinará y la paz perdurará . La paz, en este caso, se refiere al cumplimiento de las responsabilidades en materia de vida y de medios de subsistencia.

Yhwh Dios plantó asimismo dos árboles juntos en medio del huerto (2:9): el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal. El árbol del conocimiento del bien y del mal era apetecible a los ojos (véase 3:6) pero no era bueno para comer (2:16-17). Se estableció un límite, pero no se explican las razones. Sólo hay un indicio: violar ese límite es romper la paz con Dios y con 'adamah. Nosotros los seres humanos somos libres de apoyar o de romper la paz con Dios y ’adamah. Sin embargo, nuestra libertad no es ilimitada. Nuestra libertad nos permite ser responsables para con Dios y ’adamah. Así pues, vale la pena preguntarse: ¿Estamos utilizando nuestra libertad con responsabilidad en lo que hacemos y decimos como creyentes, ciudadanos, familiares y acompañantes? Y ¿qué decir de nuestras iglesias, nuestra sociedad, nuestros países?

¿Qué es lo que hace mortífero el conocimiento del bien y del mal? Si el conocimiento es poder, queda claro que este texto es crítico al respecto. El texto sugiere que el conocimiento no tiene por objeto controlar tierras, mentes y pueblos, sino entender la forma de afirmar la vida. El fruto de la sabiduría en el Árbol del Conocimiento es la muerte, y la muerte es el destino de la vida. Los seres humanos están destinados a volver a la tierra de la que 'adam fue hecho. El ciclo se vuelve completo cuando la muerte se entreteje en el entramado de la vida. Morir no es la negación de la vida, sino su destino. A este respecto, el límite que Dios fijó a la primera pareja humana sugiere que Dios dio prioridad a la vida para la humanidad.

El árbol de la vida no estaba fuera de los límites (hasta 3:24), por lo que los frutos estaban al alcance de la mano. ¡Sus frutos eran gratuitos! "El narrador hace que nos preguntemos. "¿qué hubiera ocurrido si los primeros seres humanos hubieran elegido el fruto del árbol de la vida en el lugar del del árbol del conocimiento?[1]

El Génesis en su época. Esta narrativa corresponde a la época del Rey Salomón, cuyo reinado culminó con la construcción del templo, estableciendo Jerusalén como la ciudad de David y el centro político-religioso de Israel. El tiempo de Salomón fue una época de estabilidad política y económica, de paz social y de confianza en el poder de Dios. Los frutos del jardín de Salomón, por así decirlo, eran un placer para la vista y buenos para comer.

En esta narrativa patriarcal se aprecia una visión elevada de los seres humanos: comienzan formados del polvo y terminan "poco menor que un dios" (Salmo 8), y es su responsabilidad cuidar el huerto de Dios. El mundo (el huerto) es como un enorme árbol de Navidad adornado con muchos ornamentos y dones, y las guirnaldas de luces fluyen y lo atraviesan en forma de ríos. El mundo estaba seco, pero ahora está saciado. Era árido, pero ahora está reverdecido. Era un desierto, pero ahora está rebosante de criaturas. Los seres humanos están en el mundo para mantenerlo como un reloj, centelleante y verde.

En la versión en inglés New African Bible[2] se afirma que el mundo era bueno cuando fue creado, que el trabajo de los seres humanos (en particular la agricultura campesina) es una colaboración digna con Dios, que los seres humanos forman parte de 'adamah y del aliento de Dios,y que todos los seres vivos son iguales en dignidad. Los seres humanos fueron creados para colaborar con Dios en la tarea de "cultivar" (dressing) la vida y las condiciones de vida . “Juntos, Dios y los seres humanos tienen la responsabilidad de preservar la Tierra; Dios sustenta y los seres humanos mantienen".[3] Los proyectos de construcción religiosos e imperiales de Salomón resonaban en el trasfondo, y para poder realizarlos, Salomón necesitaba hacer pagar impuestos e imponer trabajos forzosos. Salomón no era muy diferente del Rey Ajab en 1 Reyes 21. La paz y la justicia en su tiempo eran selectivas. Por el contrario, esta narrativa es una forma indirecta de decir que las manos de los seres humanos sirven para cultivar la tierra (el origen y el destino tanto del agua como de la humanidad), en lugar de fabricar ladrillos de barro (como en Egipto). En los ritmos de Amós y Miqueas, esta narrativa es una impugnación de la construcción de imperios, estimulando, en cambio, el cuidado de la tierra, de la vida y de las condiciones de vida. Las mismas críticas se aplican a las naciones que levantan muros para dividir a los pueblos y hacen la guerra impulsados por el miedo, o amenazan con utilizar armas nucleares. También podemos criticar a las comunidades religiosas que inducen apatía en sus creyentes, y que no se esfuerzan por que la justicia fluya y que la paz de Dios esté a disposición de todos.

El texto en nuestro contexto

La cuestión de género en Génesis. Muchas preguntas se plantean sobre la cuestión de género porque la red de relaciones del hombre, en la que se hace uso del poder, va de Dios y la tierra , las plantas y las hierbas, a la mujer y los animales. La mujer aparece más tarde en la narrativa (2:18-24), pero su incidencia nunca está lejos de la mente de los lectores.

Una atención constructiva en materia de sexo y de género no es una aspiración reciente. Orígenes de Alejandría (aproximadamente 184–254 DC), que fue expulsado por las autoridades eclesiásticas, y pasó a vivir como refugiado en Cesarea, después del año 231, entendía que los textos tenían múltiples sentidos y afirmó en sus homilías sobre el Génesis que cada persona es tanto masculina en su espíritu como femenina en su alma. Aunque Orígenes estaba condicionado por su posición patriarcal, no rechazó a las mujeres considerándolas caídas y llenas de maldad.

Unos mil años más tarde, Christine de Pizan ( hacia 1364–1430), poetisa y escritora laica que impugnó la misoginia, y afirmó que Dios creó a la mujer como la más noble de las criaturas. Ella pensaba que la mujer tenía derecho al Paraíso porque fue creada en el Paraíso, mientras que el hombre fue creado antes de que se creara el Paraíso. Cristina amonesta a los hombres que piensan que la mujer vale menos. Según ella, esos hombres distorsionan su naturaleza y son despiadados, "careciendo de sentimiento alguno de gratitud".

En 1506, el papa Julius II encomendó a Miguel Ángel (1475–1564) que pinte la bóveda de la Capilla Sixtina en Roma. La parte central de la bóveda consiste en nueve frescos que representan tres escenas de las narrativas de la Creación, el Huerto y el Diluvio del Génesis (véase http://mv.vatican.va). La más conocida es la representación de la creación de 'adam, en la que Dios está flotando y estira su mano hacia la del hombre desnudo como para infundirle vida. En la ilustración de la creación de la mujer, ella sale del costado del hombre, y sus manos en posición de oración señalan a Dios, mientras que el hombre torpemente cae sobre un tronco de árbol muerto. El hombre ha caído y, al menos un árbol ha muerto en el huerto. En el fresco de Miguel Ángel cuando la serpiente da un fruto a la mujer, el hombre está de pie. Su mano izquierda está doblada y se agarra con fuerza de la rama, mientras que extiende su mano derecha hacia el árbol del conocimiento del bien y del mal, como para coger sus frutos. El hombre no parece pasivo ni inconsciente.

De la así llamada caída de la humanidad se ha culpado con frecuencia a la mujer, y es una visión que sostienen con firmeza algunos grupos a causa de la narrativa del huerto. El fresco de Miguel Ángel sugiere una culpa compartida, invitándonos a reexaminar nuestra lectura. Si entendemos la narrativa en relación con obtener sabiduría (conocer el bien y el mal) en lugar del pecado, entonces nos corresponde pedir disculpas a la mujer y la serpiente. Las pinturas de Miguel Ángel  nos invitan a darnos cuenta que los lectores no han hecho justicia al texto, y a la idiosincracia de la mujer.

Las cuestiones de identidad y de género continuarán apareciendo, de forma más intensa en unas comunidades que en otras. Es necesario plantear esas cuestiones porque obligan a pensar en los problemas de la paz y la justicia. ¿Tenemos en cuenta las vivencias y realidades de las mujeres cuando definimos la vida, la justicia y la paz?

El Génesis en colores. Hay otro aspecto de colores en esta narrativa. Habida cuenta de que toda clase de plantas y de hierbas crecían espontáneamente en el huerto, podemos tener la certeza de que el suelo era rico. Su color podría haber sido negro (como lo es el rico suelo de mi región). ¿Qué colores podrían haberse creado de ese suelo? El narrador no tuvo en cuenta mi pregunta, pero es una pregunta importante en mi contexto.

No se trata de una cuestión de raza o de identidad étnica, sino de color así como de la tendencia a discriminar a la gente de piel de color oscuro. Los indígenas y las personas marginadas tienen la piel oscura, pero se prefieren las personas de piel clara (en Oceanía también). ¿Desde cuándo y por qué aceptamos discriminaciones a causa del color de la piel? ¿Ante qué color/colores somos ciegos? ¿En qué forma, en nuestras interpretaciones, podemos romper las cadenas de los estereotipos para así poder construir comunidades que son justas y sin exclusiones?

En Oceanía, el color de la piel está asociado al trabajo. Los trabajadores de la tierra tienen la piel ennegrecida, mientras que los trabajadores del mar tienen una piel de color dorado oscuro. Como nativos de tez morena, se enfrentan con las peores discriminaciones debido al color. Por otra parte, la narrativa del huerto sitúa el origen y el destino de la vida en la negrura de la tierra, y en el trabajo.

La narrativa vuelve una y otra vez a la tierra, del mismo modo que esta reflexión, este tiempo dedicado al árbol de la vida. Se lo nombra, pero no se lo delimita. ¿De qué es una señal? Al finalizar la narrativa, Yhwh Dios sintió que era necesario proteger el árbol de la vida. Dios no se muestra tacaño, como que no quisiera compartir. Después de todo, en los comienzos de la narrativa, la vida y el árbol de la vida se ofrecían sin pedir nada a cambio. El final de la narrativa testifica de que la vida y las condiciones de vida eran importantes para Dios, y que era necesario protegerlas. Así pues, la narrativa nos plantea la pregunta acerca de cómo cuidamos, mantenemos y cultivamos nuestro entorno a fin de que todas las criaturas reciban el don de la vida de Dios. ¿Qué hacemos para proteger la vida y las condiciones de vida? ¿De quién protegemos la vida?

Preguntas para reflexión y debate

En aras de un mayor compromiso, y habida cuenta de lo anteriormente expuesto, estas preguntas deben tener la función de incentivos:

  1. ¿Qué estimula y protege la vida y las condiciones de vida en nuestros contextos?
  2. ¿Qué formas de trabajo dignifican la vida en los contextos donde viven?
  3. ¿A qué visión de las mujeres y del género pueden adherirse ustedes en paz (o no) y por qué?
  4. ¿Qué posición predeterminada (por defecto) hacia las personas de piel de color oscuro consideran ustedes justa y por qué?
  5. Si ustedes tuvieran la oportunidad de hacerlo, ¿cómo sería el fresco basado en Gn 2:4b-17?

Oración

Dios de vida, infúndenos el coraje

de valorar y proteger la vida

para comprometernos, actuar y vivir con justicia

conscientes de las diferencias

porque las divisiones a causa del género y del color son profundas

pero más profundas son las corrientes de inclusión,

y de hacer más que orar

porque la vida es el don que nos has dado

porque las condiciones de vida  son nuestro don para todos y todas

Dios de vida, valor y destino

condúcenos a la justicia y la paz

para que podamos afirmar lo que somos. ¡Amén!

El autor:

Jione Havea, pastor de la Iglesia Metodista de Tonga, estimula a los lectores a leer las escrituras de forma crítica e imaginativa. Jione lee y presenta textos literarios como representaciones rítmicas, visuales y teatrales. Es profesor de Estudios bíblicos de United Theological College, Universidad de Charles Sturt, Australia.



[1] Norman Habel, The Birth, the Curse and the Greening of Earth (Sheffield: Phoenix, 2011), págs. 51-52.

[2] The New African Bible (Nairobi: Paulines, 2011).

[3] Miguel A. De La Torre, Genesis (Louisville: Westminster John Knox, 2011), 48.