Aprobada por la X Asamblea del CMI.

Jesús les dijo: “Ustedes son un rebaño pequeño. Pero no tengan miedo, porque su Padre ha decidido darles el reino”

(Lucas 12:32).

“¡Ánimo! ¡Soy yo! ¡No tengan miedo!”

1. Los cristianos siguen manteniendo viva la esperanza

Los profundos cambios políticos que han asolado Oriente Medio y el norte de África desde los levantamientos populares de principios de 2011 han traído consigo la esperanza de que se instauren sistemas políticos basados en los derechos humanos y el Estado de derecho. Se han sembrado las semillas de una transformación irreversible. No obstante, en varios países ha habido muestras de rechazo contra los intentos de transformar el orden político, lo que ha debilitado las exigencias de una reforma pacífica. Bastante rápidamente, amplias zonas de Oriente Medio y el norte de África han sucumbido a violentos enfrentamientos sectarios, étnicos y tribales, y el radicalismo político y la intolerancia religiosa han desviado la atención del movimiento de reforma. Todo ello ha conducido a una catástrofe humanitaria generalizada. En esta situación crítica, se exhorta a la comunidad cristiana mundial a que manifieste su solidaridad con todos los pueblos de Oriente Medio que están luchando por sociedades justas y pacíficas. Al mismo tiempo, la comunidad cristiana mundial afirma que la presencia continua de los cristianos en esta región es indispensable para la pluralidad y diversidad de las comunidades, y se compromete a acompañarlos a todos en la construcción de sociedades civiles democráticas.

1.1. Las circunstancias en todo Oriente Medio ofrecen a las iglesias un nuevo momento kairós como el que se refleja en el documento de 2009 “Kairós Palestina: un momento de verdad”, en el que los cristianos palestinos se unieron para hacer una lectura conjunta de la situación e instaron a las iglesias a que emprendieran una acción profética.

1.1.1. En mayo de 2013, el Consejo Mundial de Iglesias (CMI) y el Consejo de Iglesias de Oriente Medio (MECC, por sus siglas en inglés) convocaron en Líbano una reunión ecuménica de dirigentes y representantes cristianos de iglesias y organizaciones en la región y de otros treinta y cuatro países con el objetivo de examinar las maneras de fortalecer la presencia y el testimonio de los cristianos. Con motivo de aquella reunión, observaron lo siguiente: “Este tiempo de crisis tiene especial intensidad aquí en Oriente Medio, si bien afecta a toda la humanidad. Entre los elementos de esta crisis cabe mencionar la intensificación del tribalismo religioso; el aumento del fundamentalismo en muchas de las religiones mundiales; la dispersión de la influencia de los grupos islamistas radicalizados; la violencia y la inseguridad generalizadas; la pérdida de credibilidad y legitimidad democrática; la pobreza y la falta de oportunidades, especialmente para las mujeres y los jóvenes; la emigración cristiana de la región; y una sensación generalizada de abandono tras décadas de intervención ineficaz. Los cristianos, los musulmanes y los judíos sufren todos ellos los efectos destructivos de estas tendencias”.

2. Iglesias dinámicas

Los cristianos están arraigados en la tierra de Oriente Medio. Del pesebre de Belén de Judea al refugio de Egipto, las aguas del río Jordán, el mar de Galilea y el camino a la cruz en Jerusalén, los cristianos están tan arraigados en la tierra de Oriente Medio como los olivos del jardín de Getsemaní y los cedros de Líbano. Fue en el camino a Damasco donde Saulo se convirtió (Hechos 9) y fue en Antioquía en donde a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez (Hechos 11:26).

2.1 A pesar de los altibajos de las duras circunstancias históricas que les han puesto a prueba y de las circunstancias actuales, los cristianos han seguido y seguirán viviendo junto a aquellos con quienes comparten esta tierra. Los cristianos que habitan en esta región son una parte fundamental de sus tierras y contribuyen a las ricas tradiciones, las sociedades plurales y la diversidad cultural. En el siglo XIX, los cristianos de la región lucharon por cambiar su condición jurídica y social para que fuera igual a la de los otros ciudadanos de sus sociedades. En la actualidad, los cristianos son conscientes de que las garantías de su existencia libre, comprometida y significativa en estas sociedades no derivan de la protección ni son una concesión de los poderes políticos, sino que se deben a su participación directa como ciudadanos y a su persistente paciencia a la hora de promover mentalidades y estructuras que fortalecen la participación libre de todos. Hoy en día, no se consideran a sí mismos minorías, sino más bien ciudadanos en condiciones de igualdad que contribuyen al bienestar de sus naciones. Su misión y testimonio en la sociedad está claro en múltiples esferas de la vida pública como en la cultura, la política, la educación, los servicios sanitarios, el desarrollo de las mujeres y los jóvenes, la protección de la infancia, los servicios sociales, el socorro y el desarrollo. Históricamente, la proporción numérica no ha limitado la contribución y el papel de los cristianos en Oriente Medio.

2.2. Los cristianos de la región han contribuido a la idea de que la pluralidad es un don de Dios y que el respeto de esa diversidad en las sociedades plurales es una afirmación de que todos los pueblos son creados iguales a los ojos de Dios.

2.2.1. Además de la diversidad de las religiones, la diversidad también se manifiesta en las ricas y variadas tradiciones de las iglesias de Oriente Medio, lo que ha dado lugar a formas de ecumenismo que son específicas de la región. Las iglesias ortodoxas bizantinas, ortodoxas orientales, católicas romanas, protestantes y anglicanas participaron juntas en el Consejo de Iglesias de Oriente Medio como instrumento para el testimonio conjunto y la diaconía. Pero el ecumenismo en la región trasciende este contexto institucional y llega a la vida cotidiana de los cristianos.

2.3. La espiritualidad y el testimonio cristianos se manifiestan en la dinámica actividad de las comunidades monásticas y las parroquias, las facultades de Teología, los hospitales, las escuelas y los servicios humanitarios. Todos ellos son partes esenciales del constante testimonio creativo de los cristianos y las iglesias, que ofrece recursos espirituales a todos los habitantes de la región.

3. Los cristianos que viven en medio de la agitación regional están llamados a trabajar por la justicia y la paz

A pesar de la existencia centenaria de comunidades plurales en Oriente Medio, algunos han aprovechado la agitación actual para promover el radicalismo político y la intolerancia religiosa. En la región, cientos de miles de personas han perdido la vida o han sido mutiladas, encarceladas o desplazadas. En Oriente Medio, el número de afectados, desplazados internos o refugiados en países fronterizos de la región o aun más lejos, ha provocado una desbordante catástrofe humanitaria.

3.1 En Siria, la violencia y la agitación han asolado las vidas de millones de personas. Los secuestros de civiles (incluidos miembros del clero), las torturas, las masacres y las ejecuciones extrajudiciales se han convertido en el pan de cada día. Comunidades enteras, familias e individuos se han visto obligados a huir de sus hogares para buscar refugio en otras zonas del país, en países vecinos o en lugares remotos. El socorro humanitario no es capaz de cubrir las urgentes necesidades de las personas desplazadas. El movimiento de refugiados desde Siria a los países fronterizos ha puesto en apuros tanto a los que huyen como a los que les prestan ayuda. La agitación política dentro de Siria pone en peligro la unidad y la estabilidad en este país y en sus países vecinos. Este desplazamiento masivo de la población conlleva graves consecuencias para los que se quedan con la esperanza de que las comunidades lleguen a reconciliarse una vez restauradas la paz y la estabilidad.

3.2. En Egipto, la agitación política ha proporcionado un pretexto para instrumentalizar y politizar la religión, y, una vez más, las poblaciones y los lugares de culto cristianos han sido uno de los blancos predilectos. El nivel de violencia y las tensiones han aumentado considerablemente hasta alcanzar niveles preocupantes. Esperamos que la joven generación que ha luchado por proteger la libertad, la dignidad humana y la igualdad de derechos en Egipto, prosiga esta larga batalla y, sobre todo, que lo haga de forma inclusiva, contando con todos aquellos que comparten estos valores.

3.3. En Iraq, incluso después de la retirada de las fuerzas de ocupación extranjeras, la población sigue sin gozar de su derecho a la seguridad y la dignidad humanas. Los actos de violencia en todo el país han alcanzado niveles preocupantes y están afectando a toda la población, en particular a la ya vulnerable comunidad cristiana. La auténtica democracia, la igualdad de los ciudadanos, el Estado de derecho, la reconciliación y el desarrollo imparcial están aún fuera de alcance. En tales condiciones, Irak se expone a perder todos sus recursos humanos. Esperamos que los iraquíes trabajen juntos para sanar sus heridas y construirse un futuro mejor. Es además esencial que continúe el diálogo entre cristianos y musulmanes a fin de promover la justicia y la paz en el país.

3.4. Los cristianos de Irán han vivido en el país desde hace siglos contribuyendo a la riqueza de la cultura y civilización iraníes. Esta comunidad es parte integrante de la sociedad y, al igual que el resto de los iraníes, están sufriendo las sanciones internacionales que resultan más perjudiciales para la población que para el Gobierno. El levantamiento de las sanciones alentaría al Gobierno actual a continuar con las reformas ya iniciadas y a cumplir con las obligaciones internacionales en virtud del Tratado sobre la no proliferación de las armas nucleares.

3.5. Esta tensión y esta violencia en Oriente Medio y Norte de África tienen lugar en medio del eterno conflicto activo entre Palestina e Israel y de la ocupación israelí de los territorios palestinos y árabes desde 1967. Este asunto sigue siendo una prioridad y una importante fuente de preocupación para todas las personas que trabajan por la paz con justicia y por la reconciliación. También constituye el principal problema que alimenta la lógica subyacente en muchos de los conflictos que asolan la región, poniendo en peligro las relaciones y la paz internacionales. La resolución definitiva del conflicto entre palestinos e israelíes de acuerdo con las resoluciones de las Naciones Unidas y el Derecho internacional, así como de todas las cuestiones relativas al estatuto definitivo, incluido el derecho de retorno, sólo pueden contribuir a la resolución de otros conflictos en la región.

3.6. Actualmente en Jerusalén, palestinos, cristianos y musulmanes por igual se enfrentan a las políticas discriminatorias de Israel. “Jerusalén es la base de nuestra visión y de toda nuestra vida. Ella es la ciudad a la que Dios ha dado una importancia particular en la historia de la humanidad” (Documento Kairós Palestina). Tanto los judíos como los cristianos y los musulmanes ven en Jerusalén un lugar que Dios ha bendecido con su significativa presencia. En tanto que capital de dos naciones venerada por los fieles de las tres religiones, es el lugar que ha de servir como modelo para que el mundo vea que es posible vivir juntos en la paz y el respeto mutuo.

4. El imperativo evangélico en la costosa solidaridad ecuménica

Los cristianos rechazan por principio la gobernanza que merma o anula el derecho de las personas a expresar sus opiniones o a participar plenamente en la formulación de las políticas públicas. Los levantamientos populares y la consecuente inestabilidad en toda la región, aunque siembren el caos y el peligro, no dejan de ser un reflejo de la urgencia de la reivindicación de estos pueblos de su derecho a la buena gobernanza y al amparo de la ley, así como de su capacidad para hacer estas demandas. Estos históricos acontecimientos revelan que la opinión pública rechaza la inseguridad en la región, y en particular la manipulación de las enseñanzas religiosas, las desigualdades económicas, las alianzas políticas débiles y los desequilibrios de poder que amenazan a todas las personas de la región y a toda la humanidad. A pesar de la agitación actual en la región, el largo compromiso de la iglesia debe mantenerse firme para plantar las semillas de paz y justicia sobre el terreno que se está ganando.

4.1. El CMI siempre ha manifestado su profunda preocupación por todos los pueblos que viven en esta región que ha visto nacer y crecer la historia de nuestra fe. En concreto, la presencia y testimonio cristianos en la tierra de la Biblia ha sido de vital importancia para la familia ecuménica, desde su creación hasta el día de hoy. El Comité Central, que se reunió en Ginebra en febrero de 2011, aportó la base teológica de la importancia de esta presencia declarando que “el CMI ha considerado Oriente Medio como una región de especial interés por ser la cuna del judaísmo, el cristianismo y el islam... Nuestra fe viviente tiene sus raíces en esta tierra y es alimentada y fortalecida por el testimonio inquebrantable de las iglesias locales, cuyas propias raíces remontan a los tiempos apostólicos. Sin esta presencia cristiana, la convivencia entre los pueblos de diferentes religiones, culturas y civilizaciones, signo del amor de Dios por toda la humanidad, peligrará. Su desaparición también significará el fracaso de la familia ecuménica en expresar el imperativo evangélico de solidaridad costosa”. El comité enunció asimismo los principios que guían la política del CMI con respecto a la región de Oriente Medio: “La justicia y el amor de Dios por toda la creación, los derechos fundamentales de todos los pueblos, el respeto por la dignidad humana, la solidaridad con los necesitados y el diálogo con personas de otras religiones”. Y finalmente señaló que: “Los recientes acontecimientos políticos en la región son esperanzadores para la realización de cambios democráticos, el respeto de los derechos humanos y el establecimiento del Estado de derecho en varios países”. En este contexto el CMI reafirma el principio enunciado por el Comité Central en 2011 de que “la justicia debe ser una condición para la paz y la reconciliación sigue siendo un principio no negociable”. El futuro de las iglesias y de los cristianos en estos países es y debe ser un asunto de interés para toda la familia ecuménica.

Por consiguiente, la 10a Asamblea del CMI, reunida en Busan, República de Corea, del 30 de octubre al 8 de noviembre de 2013:

  1. Reafirma que los cristianos de Oriente Medio conservan de una forma única y tangible el legado de la época apostólica, preservando las huellas de nuestro Señor, la iglesia viva. Mediante el apoyo espiritual y material a estas comunidades cristianas se mantiene la continuidad de la presencia cristiana en beneficio de todos los cristianos y pueblos de la región y de todo el mundo.

 

  1. Considera que los acontecimientos actuales en varios países de Oriente Medio constituyen un proceso irreversible que conduce a cambios en los sistemas de gobernanza, y espera que en el futuro imperen la justicia, la paz y la estabilidad, la diversidad cultural y la pluralidad de las comunidades.
  2. Ora por que los cristianos, y en particular los que viven en la región, conserven la esperanza incluso en esta situación sumamente difícil y que los acontecimientos actuales sean una oportunidad para lograr un cambio positivo en las sociedades de Oriente Medio y una democracia participativa.
  3. Alienta a todos los pueblos de la región, incluidos los cristianos, a emprender acciones que pongan en tela de juicio el abuso de la autoridad y se opongan a la corrupción, al mismo tiempo que se apoyan unos a otros en un esfuerzo conjunto por construir sociedades civiles democráticas, basadas en el Estado de derecho, la justicia social y el respeto de los derechos humanos, incluida la libertad religiosa y la libertad de conciencia.
  4. Apoya a los cristianos de la región en su compromiso en favor de entablar un diálogo constructivo con otras comunidades religiosas y étnicas con el fin de proteger y salvaguardar el diverso legado de sus países.
  5. Recomienda que el CMI refuerce los programas destinados a intensificar las actividades regionales e internacionales de promoción y defensa en colaboración con los cristianos de Oriente Medio y África del Norte.
  6. Insta a las iglesias miembros del CMI a expresar su costosa solidaridad con los cristianos y las iglesias de la región, así como con todos los pueblos que luchan por la justicia y la paz:
  7. Exhorta a los organismos relacionados con las iglesias y a todos los asociados ecuménicos a intensificar sus esfuerzos destinados a atender las necesidades humanitarias en Siria y en todos los países circundantes, centrándose en (1) asistir a los sirios para que puedan permanecer en sus comunidades, (2) aliviar la carga de los desplazados internos y las comunidades que los acogen, (3) aliviar la carga de las familias y  de las comunidades que los acogen en  los países vecinos (4) prestar asistencia a los refugiados con el objetivo y la intención de facilitar su reasentamiento en sus comunidades y hogares en Siria, y exige a todos los gobiernos que permitan el pleno acceso de la asistencia humanitaria, al tiempo que se buscan formas pacíficas de ejercer presión para poner fin a los actos de violencia.
  8. Alienta a las Naciones Unidas y a la comunidad internacional, especialmente a los países que ocupan posiciones de poder político, a que formulen políticas que promuevan y logren la paz global con justicia para todos los pueblos de la región, e intensifiquen los esfuerzos para apoyar el cese de la violencia y de las actividades militares.
  9. Reitera su llamamiento a las Naciones Unidas para que garanticen la seguridad y la protección de la integridad de  los lugares sagrados de todas las religiones en Jerusalén y hagan que sean accesibles a todos los creyentes, así como para acabar con la ocupación del territorio de Jerusalén Este.
  10. Exige la liberación inmediata de los dos arzobispos de Alepo, Su Eminencia Boulos (Yazigi), Metropolitano Ortodoxo Griego de Alepo y Alejandreta, y Su Eminencia Mor Youhanna Gregorios (Ibrahim), Metropolitano Ortodoxo Siriaco de Alepo en Siria, secuestrados el 22 de abril de 2013 durante una misión humanitaria para negociar la liberación de los dos obispos de Alepo y del Padre Paolo Dall’Oglio, secuestrado el 29 de julio de 2013, y  de todos los cautivos y todas aquellas personas encarceladas injustamente.
    1. apoyando los esfuerzos encaminados a revitalizar el Consejo de Iglesias de Oriente Medio para que pueda seguir siendo la voz de los cristianos de Oriente Medio en el mundo, y una fuente fiable de información objetiva básica;
    2. acompañando a los cristianos de Oriente Medio en la elaboración de una visión común para la región;
    3. facilitando una peregrinación responsable en la región;
    4. organizando visitas de solidaridad en consulta con las iglesias de la región, que sean una expresión de su permanente y activa fraternidad con ellas;
    5. difundiendo materiales didácticos que reflejen con exactitud la geografía y la historia de Oriente Medio y las realidades de las iglesias hermanas ubicadas en la región;
    6. estableciendo programas de intercambio que faciliten la puesta en común de experiencias, información sobre las relaciones interreligiosas y el diálogo entre las iglesias y las diversas religiones;
    7. ayudando a las iglesias locales a empoderar a las mujeres, los jóvenes y los niños para que usen y desarrollen sus capacidades, brindando oportunidades para su participación significativa en las iglesias y la sociedad.

Gran Dios,

escúchanos cuando te pedimos a gritos paz y justicia para los pueblos y la misma tierra.

Danos patrias donde el agua, la tierra y los recursos sean respetados y compartidos por todos.

Ayúdanos a compartir tu amor con nuestros vecinos y a plantar las semillas de la tolerancia en nuestras comunidades.

Confórtanos para que nuestras almas se curen de las heridas de guerras y conflictos.

Danos tu luz para que salgamos de las sombras de la muerte y la impunidad.

Que tu justicia corra verdaderamente por nuestras tierras cual torrente imparable.

Enséñanos a confiar en la esperanza de que un día no muy lejano todos puedan vivir bajo sus vides e higueras en paz y felicidad.

Oración de apertura de la 10ª Asamblea del CMI, 30 de octubre de 2013

 

APROBADO