Se pidió al Comité de Cuestiones de Actualidad (CCA; en inglés PIC) que trabajara sobre cinco propuestas de declaraciones y una nota preparadas de antemano mediante una serie de consultas y reflexiones y suscritas por el Comité Ejecutivo del Consejo Mundial de Iglesias en su reunión de 13 de febrero de 2006, a saber:  

  1. Declaración sobre América Latina

  2. Declaración sobre la Responsabilidad de Proteger

  3. Declaración sobre Terrorismo, Derechos Humanos y Contraterrorismo

  4. Declaración sobre Reforma de las Naciones Unidas

  5. Declaración sobre Agua para la Vida

  6. Nota sobre Eliminación de las Armas Nucleares

En este primer informe el CCA presenta a la Asamblea los proyectos de declaración sobre América Latina, Reforma de las Naciones Unidas y Agua para la Vida y un proyecto de Nota sobre Eliminación de las Armas Nucleares. Los proyectos de declaración sobre Responsabilidad de Proteger y Terrorismo, Derechos Humanos y Contraterrorismo se presentarán en el segundo informe del CCA. 

Además, el Comité de Cuestiones de Actualidad recibió de los participantes en la Asamblea, dentro de las 24 horas estipuladas después del anuncio de la propuesta del Comité Ejecutivo, siete propuestas de declaraciones suscritas por un mínimo de diez iglesias miembros. Tras atento examen de las propuestas en el marco de la política y los criterios actualmente seguidos por la Asamblea general del Consejo Mundial de Iglesias en las cuestiones de actualidad, el Comité de Cuestiones de Actualidad propone:  

  • Una Nota sobre Respeto Mutuo, Responsabilidad y Diálogo con Personas de otras Religiones que se presentará en el segundo informe del CCA. 

En respuesta a las otras seis propuestas y cuestiones suscitadas, el Comité de Cuestiones de Actualidad propone, como las más adecuadas, las siguientes medidas:

1. Tráfico de mujeres

El Comité de Cuestiones de Actualidad recibió una propuesta sobre la cuestión del tráfico de mujeres y una petición de prestar especial atención a la próxima Copa Mundial de Fútbol que tendrá lugar en Alemania en junio de 2006 y que podría llevar a Alemania decenas de miles de prostitutas, principalmente de los países de Europa central y oriental.

El Comité de Cuestiones de Actualidad observó que, en su reunión celebrada del 15 a 22 de febrero de 2005, el Comité Central del CMI hizo una declaración sobre personas desarraigadas, "Práctica de la hospitalidad en una era de nuevas formas de migración". La declaración subraya el tráfico de personas como una nueva tendencia de la migración que "implica la contratación y/o el transporte de éstas empleando la violencia y otras formas compulsivas o suministrando información engañosa a fin de explotarlas económica o sexualmente (mediante, por ejemplo, la prostitución o el trabajo forzados). Las personas objeto de tráfico a menudo están en condiciones de esclavitud y ya no tienen libertad de circulación ni de decisión sobre sus destinos. Las mujeres y los niños son particularmente vulnerables al tráfico.". La declaración recomienda además a las iglesias que "luchen contra el tráfico de seres humanos, en particular de mujeres y niños para la explotación sexual; que trabajen con gobiernos, iglesias y organizaciones no gubernamentales para asegurar que las víctimas de traficantes reciban el debido tratamiento y respeto; y que se opongan a los intentos de los gobiernos de utilizar la existencia de ese tráfico como una excusa para restringir todavía más la inmigración.

Se han iniciado en las regiones otras medidas respecto al tráfico de seres humanos y han sido adoptadas por algunas iglesias miembros. El Comité de Cuestiones de Actualidad recomienda que el Secretario General y el personal del CMI, por medio de sus contactos regionales e internacionales, sigan observando atentamente la situación, sigan apoyando a las iglesias miembros y tomen las medidas pertinentes. 

2. Pobreza

El Comité de Cuestiones de Actualidad recibió una propuesta de declaración sobre la Pobreza. La pobreza es sin duda un grave problema en nuestro mundo, y combatirla es una prioridad para el Consejo Mundial de Iglesias. El CMI en su Octava Asamblea en Harare declaró con fuerza que "la desigualdad en la distribución del poder y la riqueza, de la pobreza y la exclusión, es una realidad que pone en tela de juicio el demagógico discurso sobre una única comunidad mundial". La falta de un fuerte planteamiento ético y moral en la respuesta a la pobreza es pecaminosa a los ojos de Dios. El Comité de Cuestiones de Actualidad conviene en que la cuestión de la pobreza en nuestro mundo es un desafío al que las iglesias y la familia ecuménica en general tienen que responder en el siglo XXI. Este proceso, no obstante, debe ser deliberadamente permanente.

Considerando con atención las implicaciones de la pobreza para las vidas del pueblo de Dios, el Comité de Cuestiones de Actualidad presenta a la Asamblea tres declaraciones que abordan el tema de la pobreza. Estas declaraciones, cuidadosamente redactadas tras muchas consultas y reflexiones, instan a las iglesias y a los gobiernos a afrontar las causas de la pobreza en nuestro mundo. Las declaraciones sobre Agua para la Vida, América Latina y Reforma de las Naciones Unidas hablan con firmeza y específicamente de los problemas de la pobreza y de la manera de combatirla en diferentes contextos. 

3. Encarcelamiento del Arzobispo Ortodoxo de Skopje, FYROM

El Comité de Cuestiones de Actualidad recibió una propuesta de condenar el encarcelamiento del Arzobispo Jovan de Ochrid y Metropolitano de Skopje (FYROM). El Consejo Mundial de Iglesias se ha ocupado de la situación del Arzobispo Jovan enviando, el 31 de agosto de 2005, una carta al Exmo. Sr. Branko Crvenkovski, Presidente de la ex República Yugoslava de Macedonia, para expresar su profunda preocupación por esa reclusión en prisión, y reiterar que el CMI considera que los desacuerdos y disputas entre iglesias deberían resolverse por medio del debate y el diálogo, acudiendo a la vía judicial sólo como último recurso.

El Comité de Cuestiones de Actualidad recomienda que el Secretario General y el personal sigan observando de cerca la situación y tomen las medidas oportunas cuando sea necesario. 

4. Protección frente a la discriminación de las iglesias miembros del CMI 

El Comité de Cuestiónes de Actualidad recibió una propuesta sobre la Protección frente a la discriminación de las iglesias miembros del CMI, en la que se hace una referencia especial a las iglesias de minoría de habla húngara del centro y este de Europa (Serbia-Montenegro, Rumanía, Eslovaquia, Ucrania).

En relación con la especial situación en que se encuetran estas minorías, el Comité de Cuestiones de Actualidad formuló una observación sobre el Informe del Comité Central, de febrero de 2005, en el cual se aceptó que la situación en Vojvodina, en Serbia-Montenegro, hacía de ella una región de especial preocupación. Varias iglesias y delegaciones gubernamentales han visitado recientemente la región. En abril de 2005, los representantes del Programa Ejecutivo para Europa del CMI, en el curso de una visita a la región se reunieron con los representantes de las iglesias minoritarias. Además, el Secretario regional y la Comisión de las Iglesias para Asuntos Internacionales (CIAI) controlan y hacen el seguimiento de la situación general en la región, prestando especial atención a las situaciones de las minorías, a la luz de la política del CMI sobre el respeto universal de los Derechos Humanos y la unidad entre los distintas iglesias miembros de la región. Cuando se ha estimado conveniente, se han emprendido acciones con las instituciones gubernamentales. El Comité de Cuestiones de Actualidad recomienda al CIAI y al Programa Ejecutivo para Europa que, en contacto con la Conferencia de las Iglesias Europeas, sigan la evolución de la situación y adopten otras medidas si lo consideran oportuno.

En la propuesta se subrayan, asimismo, otros temas como la persecución, la discriminación y la opresión de las iglesias miembros del CMI, también en términos generales. El Comité de Cuestiones de Actualidad afirma que las iglesias miembros que padecen esta situación actúan en nombre de toda la comunidad del CMI, representan el núcleo del mandato de la Comisión de las Iglesias para Asuntos Internacionales y que, allí donde se produzcan estas situaciones, el CMI intervendrá para proteger a las iglesias miembros, y para abordar estas cuestiones en el marco de sus relaciones con los gobiernos y de las reuniones intergubernamentales. 

5. Los pueblos indígenas y la pérdida de sus lenguas

El Comité de Cuestiones de Actualidad recibió una propuesta para una nota sobre los pueblos indígenas y la pérdida de sus lenguas. El Comité Central del CMI, reunido en Ginebra en Feberero de 2005, formuló una Declaración sobre los derechos humanos y las lenguas de los pueblos indígenas. En dicho documento, el Comité Central apeló a las iglesias miembros para que pidan encarecidamente que 2006, o cualquier otro año posteriormente, sea declarado por las Naciones Unidas como Año Internacional de las Lenguas Indígenas, y soliciten a sus gobiernos que deroguen las leyes discriminatorias contra las lenguas indígenas, a fin de trabajar en favor de la eliminación de una serie de presiones ejercidas contra éstas, y de reivindicar el cumplimiento de los convenios y tratados internacionales que consagran el uso del patrimonio lingüístico como un derecho humano fundamental. El Comité de Cuestiones de Actualidad considera también que la mencionada Declaración del Comité Central de febrero de 2005 es trascendente; y solicita a las iglesias que estudien un modo de afrontar en la prácta esta crisis mundial, que presten atención al decisivo problema de la desaparición de las lenguas, con el fin de buscar las soluciones pertinentes tanto a nivel local como internacional. El Comité Central recuerda a las iglesias y a la comunidad cristiana que, tal como se recoge en Hechos 2, la diversidad de lenguas habladas es un signo de la presencia de la plenitud del Espíritu de Dios, y que una amplia pluralidad de lenguas forma parte de la visión del culto en presencia de Dios (Apocalípsis 7:9). Asimismo, se han trasladado estas preocupaciones al Comité de Orientación Programática de la Asamblea. 

6. Reunificación pacífica de la península de Corea

El Comité de Cuestiones de Actualidad ha recibido una propuesta de declaración sobre la Reunificación de la Península de Corea. Durante la Guerra de Corea, cuando se dividió la península, el CMI adoptó la posición de las Naciones Unidas que hacía recaer toda la culpa del conflicto sobre la República Popular Democrática de Corea, cuya actitud había causado un enorme sufrimiento al pueblo coreano.

El Consejo Mundial de Iglesias siguió la evolución de los acontecimientos en la península. En octubre de 1984, el CMI, a petición de las iglesias de Corea, organizó una consulta de paz sobre el Noreste de Asia. En esta consulta ecuménica, que tuvo lugar en Tozanso, Japón, se trató, entre otras cuestiones, de la paz y la reunificación de la península de Corea y de su pueblo.

Con posterioridad a la reunión de Tozanso, dirigentes de la Federación Cristiana Coreana (FCC) y del Consejo Nacional de Iglesias de Corea (NCC-K, por sus siglas en inglés) se reunieron en Glion, Suiza. Estas reuniones continuaron en Kyoto y Macau. El CMI, en cooperación con las Iglesias de Corea, preparó un marco para la unificación. A lo largo de las décadas de 1980 y 1990, los representantes de las iglesias miembros de Canadá, los Estados Unidos y la República Popular Democrática intercambiaron sus puntos de vista, se visitaron mutuamente, y se reunieron también con los miembros de las iglesias separadas.

El CMI sigue supervisiando la evolución de la situación en la península de Corea, especialmente las conversaciones entre las 6 partes. El último año, el grupo coreano de trabajo, que englobaba al NCC-C, la KCK, el Consejo Nacional de Iglesias de Corea, la Conferencia Cristiana de Asia y el CMI reiteraron su apoyo a las conversaciones de las seis partes, y acordaron seguir observando de cerca las relaciones bilaterales entre el Norte y el Sur, así como las propuestas realizadas de acuerdo con la "política del rayo de sol".

En septiembre de 2004, la reunión del Comité Ejecutivo del CMI en Seúl formuló una declaración sobre la cuestión de la unificación, pero también sobre los derechos humanos y el problema de las armas nucleares. El CMI seguirá observando de cerca la evolución de los acontecimientos y adoptará las medidas necesarias en cooperación con las iglesias miembros en Corea.

Declaración sobre América Latina

1. La Asamblea del CMI se reúne por primera vez en América Latina y desearía, ante todo, expresar su profundo agradecimiento a las iglesias latinoamericanas, por haber acogido la Asamblea, al Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI), por su labor en la construcción de la unidad entre las iglesias, y al Consejo Nacional de Iglesias Cristianas del Brasil (CONIC), que invitó generosamente al CMI a celebrar la Asamblea en este país. La presente declaración refleja los problemas y preocupaciones recibidos de las iglesias latinoamericanas.

2. El tema de la Asamblea "Dios, en tu gracia, transforma el mundo" recuerda las diferentes transformaciones que ha experimentado la región en el transcurso de su historia. Una historia en la que, a lo largo de los siglos, predominan la esperanza, la vida y la alegría como características de la región y signos de la gracia de Dios. Una historia de transformaciones que siguen teniendo lugar incluso ahora. Las elecciones celebradas recientemente en países de América Latina han dado como resultado la elección del primer indígena como Presidente de Bolivia y la elección por primera vez de una mujer como Presidenta de Chile. Estos signos de novedad política en la región siguen a otros cambios que deben interpretarse en el contexto de la historia latinoamericana para discernir la presencia de Dios que renueva toda la creación (Ap. 21: 5).

Recordando la historia de América Latina

3. Después de milenios de distintas culturas indígenas, en las que, como en las civilizaciones Maya e Inca, se alcanzaron altas cotas de desarrollo, la conquista realizada por las coronas de España y Portugal en el siglo XVI configuró una historia reciente común de este continente. Esta historia, con un reconocimiento especial de las matanzas de poblaciones indígenas y la introducción de la esclavitud por los colonizadores, fue recordada especialmente en 1992 durante la conmemoración de los quinientos años de colonización por los europeos. En el siglo XVIII las guerras contra España y Portugal abrieron el camino a la libertad para la mayoría de los Estados de América Latina. Posteriormente, durante la primera mitad del siglo XIX, la mayor parte de los países alcanzó la independencia. Sin embargo, esta independencia política dejó a las diferentes naciones en una posición de dependencia económica.

4. Después de las guerras de independencia, muchos dirigentes políticos han propugnado la unidad de los diferentes Estados latinoamericanos y, durante los últimos doscientos años, se han hecho muchos intentos de desarrollar una unidad latinoamericana. Hoy en día, en el marco de las tendencias políticas mundiales que apoyan la integración regional esta unidad es vital. Las iglesias de la región han afirmado claramente que los actuales esfuerzos para construir puentes entre los Estados deberían basarse no sólo en acuerdos comerciales económicos, sino deberían responder también a las necesidades y derechos de las personas, principalmente de las débiles y vulnerables. De esta forma, el camino hacia la unidad puede ser un signo de la hermandad a la que Dios llama a todos los seres humanos.

5. Varias voces de la Asamblea señalaron que la lucha por la vida y la dignidad ha sido una experiencia constante del pueblo latinoamericano. A lo largo de la historia han tenido que hacer frente a guerras dentro de los Estados y entre ellos, a confrontaciones, a regímenes autoritarios y a dictaduras, así como a políticas irresponsables aplicadas por gobiernos y empresas multinacionales que han dañado de forma irreparable el medio ambiente. Hay que rendir tributo al testimonio de miles de cristianos y otras personas de buena voluntad que han dado sus vidas por los derechos humanos, la dignidad y el cuidado de la creación. Monseñor Romero de El Salvador, Mauricio López de la Argentina, Chico Mendes del Brasil, Yolanda Céron de Colombia, son algunos de los miles de nombres, la mayoría de ellos desconocidos. La sangre de estos mártires ha contribuido a fertilizar las semillas del Reino de Dios que han dado frutos de solidaridad, vida y democracia.

Superación de la pobreza y la injusticia

6. La situación de la región es trágica por causa de la pobreza. Según estadísticas de las Naciones Unidas, ahora, lo mismo que desde hace decenios, más del 40% de la población sigue viviendo en la pobreza, y un 20% vive en la pobreza extrema. No se puede considerar esto separadamente de la ejecución de programas de ajuste estructural, aplicados por los gobiernos por exigencia de instituciones financieras internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. La privatización de compañías estatales trajo a corto plazo un alivio y cierto bienestar económico en unos pocos casos, pero en una perspectiva a plazos mediano y largo, muchos consideran que la aplicación de este tipo de políticas ha empeorado la situación de la región provocando enormes crisis económicas a fines del decenio de los noventa y comienzos del 2000 en muchos países. Si bien, durante los últimos años, la región parece haberse recuperado de estas crisis al nivel macroeconómico, la pobreza sigue constituyendo un desafío para los gobiernos y las sociedades y un escándalo para las iglesias. Incluso en los países donde la pobreza es relativamente menor, la brecha entre ricos y pobres es enorme y la distribución de la riqueza sigue siendo injusta.

7. La deuda exterior ha supuesto una pesada carga durante decenios. Las iglesias de la región han afirmado claramente que la deuda es ilegítima e inmoral, porque fue contraída durante dictaduras, con la complicidad de las instituciones financieras internacionales, y ha sido pagada ya. Sin embargo, la necesidad de continuar pagando el servicio de la deuda ha impedido aplicar políticas sociales eficaces en la mayoría de los países, lo que ha perjudicado gravemente a la educación, la salud y las condiciones de trabajo. Por otra parte, como consecuencia de las crisis económicas, ha aumentado la emigración y millones de latinoamericanos viven ahora en los Estados Unidos o en Europa y las remesas de dinero que envían a los miembros de sus familias residentes en sus países de origen se han convertido en uno de los ingresos más importantes en algunos países latinoamericanos.

8. Esta situación económica empeora aún más la exclusión de grupos vulnerables como los pueblos indígenas, los descendientes de africanos y las poblaciones rurales. Los pueblos indígenas siguen luchando por el reconocimiento de derechos indígenas. Los descendientes de africanos soportan todavía las consecuencias de la esclavitud que les ha impedido ejercer plenamente sus derechos en países que siguen padeciendo el racismo. En una región donde la pobreza se ha relacionado frecuentemente con problemas de posesión de la tierra, los movimientos de campesinos sin tierras de diversos países, especialmente del Brasil, han reclamado el acceso a la tierra. Las iglesias y el movimiento ecuménico no pueden hacer oídos sordos a la crisis de los pobres y excluidos de la región. La pobreza es inaceptable, tanto más cuanto que la región es extremadamente rica en recursos naturales. La tragedia es que estos recursos se han explotado de forma que se ha destruido el medio ambiente a causa, por ejemplo, de la contaminación de los ríos en extensas zonas. Es más, todo el planeta está amenazado por la deforestación de la región amazónica.

Sanación de las heridas de la violencia

9. La violencia sigue constituyendo uno de los principales problemas de la región. Algunos países continúan enfrentándose con las consecuencias de la violencia política. En Colombia, por ejemplo, el conflicto armado entre los protagonistas de la política ha perjudicado en gran medida a la sociedad civil. A causa de este enfrentamiento han muerto millares de personas, en su mayoría inocentes, y hay centenares de miles de desplazados dentro del país. El conflicto ha trascendido las fronteras nacionales y repercute gravemente en los países vecinos. Las iglesias colombianas han intensificado su labor en favor de las víctimas y han exigido claramente al Gobierno de Colombia y a los grupos armados que busquen una solución negociada al conflicto que traiga la paz con justicia.

10. Cerca de la región y de las preocupaciones de las iglesias de América Latina, se halla Haití, otro país que ha experimentado una violencia extrema a lo largo de los últimos años y una crisis política debida a factores internos y externos. Pese a la presencia de la fuerza de estabilización de las Naciones Unidas, persiste la violencia, especialmente en Puerto Príncipe. Las elecciones celebradas recientemente, tras muchos aplazamientos, aunque son importantes para el necesario restablecimiento de la democracia en el país, no han traído la paz. Se necesitan aún urgentemente un amplio diálogo nacional y un proceso de reconciliación para sanar las heridas del país.

11. La difícil situación que se vive en estos países no puede considerarse de forma aislada. Refleja un fenómeno más amplio que afecta a toda la región. La nueva dinámica que el militarismo ha desarrollado durante los últimos años en la región puede llegar a ser más patente con el establecimiento de nuevas bases militares de los Estados Unidos de América en los distintos países. Sin embargo, la influencia de los Estados Unidos en la región no es algo nuevo. Durante decenios, este país ha influido en la política, la economía y la cultura de la región y, bajo el pretexto de garantizar la seguridad en el hemisferio, ha entrenado a militares latinoamericanos.

12. Dentro del programa de los Estados Unidos de América hacia esta región, Cuba ha constituido un objetivo especial. El bloqueo impuesto en los años sesenta por el Gobierno de los Estados Unidos de América ha continuado afectando gravemente a la población cubana. Este bloqueo se ha endurecido durante el actual Gobierno estadounidense. No obstante, Cuba ha conseguido aplicar políticas eficaces en materia de salud, educación y cultura. Se necesita aún mejorar notablemente los derechos civiles y políticos para que el país pueda responder al proceso de transformación económica que se está produciendo. Se necesitan urgentemente espacios para el diálogo entre los distintos sectores de la sociedad y el gobierno.

13. La violencia se experimenta también diariamente en América Latina en forma de violencia urbana, doméstica, étnica, de género o de la juventud. El número de bandas juveniles ("maras") se ha multiplicado en la mayoría de los países de América Central. Las iglesias se han enfrentado especialmente con el problema principal de la proliferación de armas ligeras. El Decenio para Superar la Violencia durante 2006 ofrecerá la oportunidad de hacer frente en la región a algunas de las formas de violencia y de aunar los esfuerzos de las iglesias para construir una cultura de paz.

Lucha por la vida y la dignidad

14. Los pueblos de América Latina han luchado duramente para construir la paz con justicia y establecer regímenes democráticos. Las víctimas y las organizaciones de derechos humanos, junto con las iglesias, han formado en muchos países la vanguardia de esta lucha. El sistema interamericano ha contribuido a reforzar el imperio de la ley y se ha puesto freno a las violaciones de los derechos humanos y a la impunidad en varios países.

15. Asimismo, durante los últimos años muchos países han introducido cambios significativos por medio de elecciones presidenciales, como expresión de una democracia participativa de las personas. En muchos casos han sido elegidos candidatos y partidos que han demostrado mayor sensibilidad a las necesidades y los derechos de los pueblos. Nuevos gobiernos se han posicionado de forma más decidida frente a las instituciones financieras internacionales, los acuerdos comerciales y las subvenciones a la agricultura en los países del norte. Se han elaborado políticas internas más respetuosas con los derechos humanos y que afrontan la pobreza y el hambre y otras necesidades sociales. Estos gobiernos han suscitado esperanzas en la región y fuera de ella, si bien no hay que dejar de tener en cuenta las fuertes limitaciones con que se enfrentan y las contradicciones y la corrupción que amenazan a algunos de ellos.

Acompañamiento de las iglesias a los pueblos de América Latina

16. El cristianismo fue llevado a la región junto con los colonizadores durante el siglo XVI y los siglos siguientes y no ha estado exento de controversias. En muchos casos, la persecución de quienes no aceptaron la fe cristiana causó miles de muertes durante esos siglos. Pero a lo largo de la historia, la experiencia de fe de los indígenas, los africanos, los mestizos y los descendientes de europeos ha desarrollado un rostro latinoamericano del cristianismo.

17. Durante mucho tiempo, América Latina ha sido conocida como el continente católico romano, pero la composición del cristianismo ha cambiado en los últimos siglos. En el siglo XIX, por ejemplo, llegaron a trabajar en el continente misioneros de las iglesias protestante y anglicana y se estableció la iglesia ortodoxa, lo que ha contribuido a construir el tejido social de diferentes comunidades. En los últimos decenios, las iglesias evangélicas libres, principalmente las pentecostales, han ido creciendo sistemáticamente y, en algunos países, han llegado a representar porcentajes importantes de la población. Respondiendo a la necesidad de conceder igual trato a todas las religiones, planteada por muchas iglesias miembros del CMI, se han introducido mejoras en algunas legislaciones nacionales para reconocer todos sus derechos.

18. El ecumenismo ha contribuido con aportaciones decisivas a la historia de América Latina, sobre todo en tiempos recientes. Las iglesias y organizaciones ecuménicas de la región han desempeñado una función decisiva en la lucha contra regímenes dictatoriales y autoritarios y en la defensa de los derechos humanos en toda la región. El CMI, por medio de diferentes programas, y en particular a través de su Oficina de Derechos Humanos en América Latina, ha acompañado de cerca y apoyado a las iglesias y a las organizaciones ecuménicas, de derechos humanos y de víctimas en su labor encaminada a combatir la impunidad, alcanzar acuerdos de paz después de las guerras civiles, fortalecer la democracia y conseguir la reconciliación.

19. La lucha de las iglesias en favor de la dignidad humana puede remontarse a la defensa ferviente de las poblaciones indígenas realizada por cristianos como Fray Bartolomé de las Casas en el siglo XVI. La lucha por la dignidad humana ha sido uno de los fundamentos de la teología latinoamericana desde siempre. Esta consideración especial de los pobres, los marginados y los excluidos en las distintas sociedades a lo largo de la historia ha sido el fundamento de un enfoque teológico diferente conocido como la Teología de la Liberación. Profundamente encarnada en las luchas sociales de los decenios de 1960 y 1970, esta teología ha ampliado su enfoque más recientemente hacia las dimensiones económicas, ecológicas, de género e interreligiosas. Por ello, el cristianismo latinoamericano, sustentado en esta metodología teológica enraizada en una profunda experiencia espiritual, ha llegado a involucrarse profundamente en la defensa, el cuidado y la celebración de la vida en sus múltiples manifestaciones, reconociendo la presencia de Dios en cada expresión de vida y especialmente en la vida humana. Esta experiencia ha sido un don de Dios a toda la Iglesia.

Propuestas

Que la 9ª Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias, reunida en Porto Alegre, Brasil, del 14 al 23 de febrero de 2006: 

a) Apruebe la declaración sobre América Latina.

b) Elogie a las iglesias latinoamericanas en su trabajo para superar la pobreza y la injusticia, sanar las heridas de la violencia y luchar en favor de la vida y la dignidad, conceder un trato igual a todas las religiones en la legislación nacional y les pida que sigan desarrollando su trabajo y reflexión sobre cuestiones como la gracia, la economía, el género, la juventud, la discapacidad, la etnicidad, la ecología y la violencia, como parte de su contribución al movimiento ecuménico y en preparación de la Asamblea del CLAI en 2007.

c) Invita a las iglesias, organizaciones ecuménicas y otros grupos de la sociedad civil a que participen activamente en el "Decenio para Superar la Violencia: las Iglesias en pos de la reconciliación y la paz", que este año se centra en América Latina.

d) Hace un llamamiento a las iglesias miembros y al personal del CMI para que fomenten el intercambio con las iglesias y organizaciones ecuménicas de América Latina y busquen formas nuevas de interacción con las iglesias y pueblos de la región.

e) Alienta a los pueblos de América Latina a que sigan luchando para construir nuevas sociedades en las que se respete la dignidad de toda la creación y se preste especial atención a las personas más vulnerables y excluidas y a que compartan sus visiones, preocupaciones y experiencias con los pueblos de otras regiones.

f) Pide a los gobiernos latinoamericanos a que intensifiquen su labor encaminada a lograr una integración más eficaz de la región para afrontar los desafíos del mundo actual; busquen políticas eficaces para superar la pobreza, la injusticia y la degradación del medio ambiente; fortalezcan el imperio de la ley y el respeto y promoción de los derechos humanos y la dignidad humana, y continúen buscando formas de reforzar la democracia en sus países.

g) Insta a la comunidad internacional, los Estados y las instituciones financieras internacionales a que revisen el legado de la deuda exterior que pesa sobre la región, así como los fundamentos de los acuerdos de libre comercio, para responder eficazmente a las necesidades de la población y a las preocupaciones expresadas recientemente por las iglesias de la región con respecto a las consecuencias para los derechos de los campesinos, los trabajadores y las comunidades, el medio ambiente y la participación de los ciudadanos.  

Declaración sobre la Reforma de las Naciones Unidas

1. En muchas ocasiones anteriores los órganos rectores del Consejo Mundial de Iglesias han afirmado la función única de las Naciones Unidas y los nobles ideales incorporados en su Carta. El sexagésimo aniversario de las Naciones Unidas y el proceso de reforma emprendido antes de la reciente reunión en la cumbre ofrecen la ocasión para que esta asamblea del Consejo Mundial examine la situación actual del orden internacional y haga un llamamiento a las iglesias miembros para que renueven y fortalezcan su apoyo activo y comprometido a las Naciones Unidas en un momento crítico de su historia. Las iglesias, junto con la sociedad civil más amplia, tienen la responsabilidad de formar a la opinión pública y suscitar la voluntad política para la acción cooperativa multilateral que se necesita para que las Naciones Unidas desempeñen con éxito su misión.

2. Muchos de los "pueblos de las Naciones Unidas" siguen reclamando justicia y paz. Escuchamos este clamor especialmente de los pueblos que viven bajo regímenes de ocupación y opresión, de las víctimas de guerras y conflictos civiles, de los millones de personas desarraigadas, de las poblaciones indígenas desplazadas de sus tierras ancestrales y de quienes padecen el VIH/SIDA y otras pandemias, el hambre y la falta de agua potable y de acceso a tierras de cultivo. Muchos se han sentido decepcionados ante las limitaciones de la capacidad de las Naciones Unidas para atender a sus reclamaciones. En medio de las sequías, inundaciones, huracanes y graves cambios climáticos, oímos también el clamor de la tierra que gime bajo los efectos de una voraz y brutal explotación de los recursos de la naturaleza.

3. Como Cristianos, vivimos en la promesa y la esperanza de que Dios escucha los clamores de los pueblos y los librará de sus sufrimientos. Cuando oramos: "Dios, en tu gracia, transforma el mundo", confiamos en que Dios, por medio del Espíritu que da la vida de Dios, continúa ofreciendo la vida en toda su plenitud. A la vez que oramos, debemos estar dispuestos a actuar para convertirnos en colaboradores con Dios en la transformación de nosotros mismos, de nuestras comunidades y del orden internacional, y para construir una cultura de vida con dignidad en comunidades justas y sostenibles.

4. Cuando se fundaron las Naciones Unidas en 1945, estaban guiadas por el ideal de salvar a las generaciones venideras del azote de la guerra, reafirmar la fe en los derechos humanos fundamentales, establecer las condiciones básicas para la justicia y el imperio de la ley y promover el progreso social y mejores niveles de vida en una mayor libertad. Personas de fe inspiraron estos ideales que, a lo largo de sus 60 años de historia, han constituido la base del sólido apoyo prestado por el CMI a la labor y las aspiraciones de las Naciones Unidas y al principio del multilateralismo.

5. Después del final de la Guerra Fría y con la rápida difusión de la globalización, las Naciones Unidas se encuentran en una coyuntura crítica. Por una parte, los complejos problemas mundiales exigen una respuesta cooperativa y multilateral. Nunca antes de ahora se había visto tan claramente que cada uno de los estados no puede, por sí solo, afrontar los desafíos de las enfermedades transmisibles y la degradación ambiental, la corrupción y el crimen organizado, la proliferación de armas y la amenaza del terrorismo. Por otra parte, esta misma situación ha dado lugar a nuevos temores, a sospechas mutuas e incluso a actos de violencia indiscriminada que inducen a refugiarse tras barreras de exclusión o a apresurarse en adoptar medidas unilaterales creyendo que es lo más eficaz.

6. Las Naciones Unidas se basan en el compromiso de los gobiernos de actuar unidos y de forma solidaria unos con otros. Las Naciones Unidas, a pesar de su debilidad y de la falta de cooperación de los gobiernos a través de este foro, son todavía el mejor instrumento con que contamos para responder a los desafíos actuales. En sus 60 años de historia, las Naciones Unidas y sus organizaciones especializadas han sido capaces de fortalecer el imperio de la ley en el ámbito internacional, resolver muchos conflictos (p. ej. en Camboya, Timor Oriental, Namibia y Liberia), reasentar a millones de refugiados, elevar el nivel de alfabetización, introducir la atención primaria de salud y responder a innumerables emergencias, así como a catástrofes naturales y de origen humano. La adopción de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), así como los compromisos para la financiación del desarrollo y acuerdos recientes sobre la cancelación de deudas impagables e ilegítimas, son indicadores de que este compromiso en favor de la acción multilateral está todavía vivo.

7. Sin embargo, la nueva situación mundial obliga a las Naciones Unidas y a sus estados miembros a empeñarse en un profundo proceso de reforma con el fin de mantener su capacidad para responder al mandato fundamental de las Naciones Unidas y a las aspiraciones de los pueblos del mundo. El proceso de reforma debe seguir adelante trascendiendo el marco de la organización de las Naciones Unidas, para llegar a crear un marco viable de buen gobierno mundial basado en el principio del multilateralismo.

8. Un logro importante de la cumbre fue el reconocimiento de que la consecución de la paz y seguridad, el desarrollo y la justicia social y económica y la aplicación de los derechos humanos están inseparablemente unidos. Estos tres pilares deberían servir como marco fundamental y orientación normativa para el proceso continuo de reforma. De hecho, para la población de base siempre ha resultado evidente que no puede haber ninguna seguridad en una situación de privación absoluta; que el desarrollo económico a expensas del reconocimiento de los derechos humanos, en particular de los derechos de los marginados, las mujeres, los niños, las poblaciones indígenas y las personas con diferentes discapacidades, no contribuye a la causa de la justicia social; y que, sin una seguridad humana básica y sin la satisfacción de las necesidades humanas, la afirmación de los derechos humanos pierde todo su significado.

9. Este reconocimiento de la vinculación entre los tres pilares influye en la forma en que concebimos y enfocamos la acción en los sectores de la seguridad, el desarrollo y los derechos humanos. Reafirmamos la declaración de la asamblea del CMI en Vancouver (1983): "Ninguna nación puede pretender estar segura mientras se sigan desdeñando o negando los derechos legítimos de otros a la soberanía y la seguridad. Por ello, solamente se conseguirá la seguridad como una empresa común de las naciones, pero la seguridad es también inseparable de la justicia. Es preciso, pues, reforzar el concepto de ‘seguridad común' de las naciones con el concepto de ‘seguridad de las personas'. La auténtica seguridad de las personas exige el respeto de los derechos humanos, incluido el derecho a la autodeterminación, así como la justicia social y económica para todos dentro de cada nación, y un marco normativo que la garantice". (Gathered for Life, 134). Se volvió a subrayar esta posición en Harare (1998) en las declaraciones sobre derechos humanos y globalización. "Los derechos humanos constituyen el fundamento esencial de una paz justa y duradera. Su inobservancia conduce con frecuencia a conflictos y guerras… Es urgente aprender las lecciones del pasado y establecer mecanismos de intervención rápida cuando aparecen las primeras señales de peligro."(Juntos en Camino 3.13).

10. El hecho de que el documento final de la Cumbre Mundial de las Naciones Unidas de 2005 reconozca el vínculo inseparable entre los tres pilares de la seguridad, el desarrollo y los derechos humanos, demuestra los esfuerzos decididos por fortalecer la coherencia orgánica y normativa del sistema de las Naciones Unidas a través de las fronteras y entre las distintas instituciones especializadas, intereses y sectores.

11. En comparación con las expectativas suscitadas y las necesidades percibidas, el resultado de la Cumbre Mundial de las Naciones Unidas de septiembre de 2005 fue decepcionante. Si bien se consiguieron logros importantes en el sector de la seguridad, con la aprobación del principio de la "Responsabilidad de Proteger" como obligación normativa, y con el compromiso de adoptar un enfoque más coherente en la prevención de conflictos y en el establecimiento de la paz después de los conflictos, mediante la creación de la Comisión de Consolidación de la Paz, no se llegó a ningún acuerdo sobre el desarme y la no proliferación de armas. Con respecto al terrorismo, la cumbre no fue capaz de llegar a un acuerdo sobre una definición internacional clara, que, de una vez por todas, impida poder justificar los ataques contra civiles por fines políticos, y limitó la cooperación a los servicios de información, policía y militares sin llegar a abarcar la cooperación en la erradicación de las causas radicales. También terminó en un callejón sin salida la propuesta altamente politizada de reforma y reconstrucción del Consejo de Seguridad.

12. Aunque, en relación con el desarrollo, el documento final de la cumbre reforzó los compromisos para con los Objetivos de Desarrollo del Milenio y los objetivos de pleno empleo y trabajo decente, no se contrajeron nuevos compromisos sobre la ayuda, el alivio de la deuda o el comercio. Al no hacerlo, los dirigentes mundiales desaprovecharon la oportunidad de reconocer la urgencia de la acción en esta esfera. El CMI fue la primera organización en proponer la cifra del dos por ciento de la renta nacional como objetivo para la asistencia oficial al desarrollo. Es vital que las iglesias miembros de países donantes continúen defendiendo decididamente ante sus gobiernos y su público la necesidad de mantener o elevar la ayuda para alcanzar el objetivo del 0,7 por ciento del PIB fijado por las Naciones Unidas, sin exigir condiciones económicas perjudiciales. La aplicación de políticas comerciales más justas y una reducción más rápida y sustancial de la deuda oficial permitirán avanzar en el desarrollo y la reducción de la pobreza para alcanzar los ODM e incluso superar estos objetivos que, aunque importantes, son limitados.  

13. El acuerdo de duplicar los recursos y aprobar un nuevo plan de acción para la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos es un paso importante. El nuevo Consejo de Derechos Humanos, si se le asigna una función preponderante en la estructura de las Naciones Unidas y se le dota de instrumentos apropiados, ofrece la posibilidad de mejorar los Mecanismos de Derechos Humanos. Aunque la Comisión de Derechos Humanos desempeñó una función eminente en la elaboración de normas fundamentales sobre los derechos humanos, ha fracaso en gran medida en lograr su aplicación, fracaso que se acentúa en el contexto actual de la "Guerra al terror", que ha minado gravemente el imperio de la ley en el ámbito internacional y, en particular, el respeto de las normas sobre derechos humanos. La resistencia de algunos países a ratificar el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional es otro ejemplo del menoscabo progresivo del imperio de la ley en el plano internacional.

14. Las organizaciones no gubernamentales desempeñan una importante función proporcionando a las Naciones Unidas información fundamental, vigilando los procesos de adopción de decisiones, creando oportunidades para hacer oír la voz de la base, frecuentemente de víctimas de políticas internacionales, y contribuyendo a superar actitudes de raquítico egoísmo y a promover el espíritu del multilateralismo. Las iglesias continúan desempeñando su papel en esta tarea decisiva de interpelar a las Naciones Unidas y hacer que ellas y sus estados miembros rindan cuentas de sus decisiones y políticas. Las religiones y las organizaciones religiosas no cumplen todavía plenamente la función única que pueden desempeñar para resolver conflictos y trabajar en favor de la paz, los derechos humanos y la terminación de la pobreza. Es urgentemente necesario que las Naciones Unidas y sus estados miembros fortalezcan la capacidad de aprovechar la interacción creciente entre religión y política.

15. La prueba real de cualquier avance en este proceso de reforma será si contribuye o no a que, para la población de base, aumenten las probabilidades de vivir con dignidad en comunidades sostenibles. Es éste el contexto privilegiado en el que pueden trabajar y dar testimonio las iglesias. Se les encomienda un mensaje de vida y esperanza que puede disipar sospechas y conjurar temores y liberar a las personas para que cobren fuerzas y confianza en su capacidad de transformar sus propias vidas en comunidad.

Propuestas

Que la 9ª Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias, reunida en Porto Alegre, Brasil, del 14 al 23 de febrero de 2006:

a) Apruebe la declaración sobre la Reforma de las Naciones Unidas, para lograr el objetivo de unas Naciones Unidas más eficaces dedicadas a la consecución de la paz mundial con justicia.

b) Reafirme la dedicación del Consejo Mundial de Iglesias y sus iglesias miembros a los principios y fines de las Naciones Unidas, su Carta y su función de implantar el imperio de la ley y elaborar normas y reglas de comportamiento de los estados que contribuyan a la seguridad y bienestar de todas las personas. La eficacia de las Naciones Unidas depende de una adopción de decisiones democrática, responsable y sin exclusiones, que no margine a los miembros pequeños, menos poderosos y económicamente desposeídos, mientras que el éxito de la reforma de las Naciones Unidas se juzga en términos de su capacidad para cambiar la situación de las personas de la base, promover cambios positivos prácticos y mejorar su bienestar integral.

c) Estimule a las iglesias a que insten a los Estados miembros a cooperar activamente con las Naciones Unidas y a cumplir sus compromisos para la financiación de la Organización.

Sobre la seguridad

d) Apoye los cambios en la composición del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que lo harían geográfica, política y culturalmente más representativo del mundo de hoy y fomentarían métodos de trabajo y procesos de adopción de decisiones que permitan dar respuestas justas, eficaces y oportunas a las necesidades de las personas vulnerables y eviten el estallido de conflictos violentos. Se debería comprobar que todo nuevo miembro permanente o de mandato prolongado del Consejo de Seguridad sea un Estado sin armas nucleares.

e) Acoja con satisfacción el establecimiento de la Comisión de Consolidación de la Paz como medio para desarrollar medios nuevos y apropiados de responder a conflictos civiles. La Comisión de Consolidación de la Paz debería adoptar y hacer suyos unos principios y prácticas de consolidación de la paz que pongan de relieve el protagonismo local en los procesos de pacificación y mantenimiento de la paz. Deberán promover también la plena participación de las mujeres (de conformidad con la Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas), los grupos marginados, las poblaciones indígenas, las personas con diferentes discapacidades y los jóvenes. Al mismo tiempo, es preciso fortalecer los actuales foros y mecanismos de desarme y hacerlos más eficaces para avanzar hacia el logro de los objetivos mundiales ya acordados de la eliminación de las armas nucleares y del control de las armas convencionales y las transferencias de armas.

Sobre el desarrollo

f) Destaque la importancia de foros elegidos democráticamente, abiertos y responsables, para el debate de cuestiones económicas, sociales y ambientales mundiales y pida que se incremente su importancia en comparación con los foros exclusivos, desequilibrados y reservados. El Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas debería poder celebrar reuniones de ministros de finanzas sobre la gestión macroeconómica mundial, para afrontar más activamente los problemas ambientales integrados en los problemas sociales y económicos y para invitar a las instituciones financieras internacionales a que rindan cuentas. Los compromisos contraídos por los gobiernos para financiar el desarrollo, alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio, la cancelación de la deuda y el desarrollo sostenible deberían considerarse obligatorios y debería dotarse a las Naciones Unidas de los instrumentos necesarios para asegurar su cumplimiento.

g) Estimule a las iglesias a que trabajen junto con los Estados miembros para hacer de las Naciones Unidas un supervisor mundial de la gestión de los recursos naturales y los bienes públicos mundiales y fortalecer los mecanismos para garantizar que las empresas transnacionales rindan cuentas del cumplimiento de las normas mundiales.

Sobre los Derechos Humanos

h) Insiste en que la reforma del ordenamiento de las Naciones Unidas en materia de derechos humanos debe dar lugar a una mejora de la capacidad de las Naciones Unidas para emprender e introducir cambios positivos prácticos en las vidas de las víctimas de la injusticia, la discriminación y la opresión en todo el mundo. Hay que apoyar activamente al sistema de procedimientos especiales elaborado por la Comisión de Derechos Humanos y a los órganos internacionales de derechos humanos establecidos en virtud de tratados, así como a la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y a su oficina, y respetar su independencia y reforzar sustancialmente su capacidad.

i) Inste a los Estados miembros a que asignen al Consejo de Derechos Humanos, dentro del sistema de las Naciones Unidas, un rango que refleje la importancia central de los derechos humanos como uno de los pilares del sistema de las Naciones Unidas. Los miembros del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas deberían demostrar, por medio de sus políticas, acciones y realizaciones en relación con los derechos humanos nacionales e internacionales, un auténtico compromiso en favor de la promoción y protección de los derechos humanos, incluidos los derechos económicos, sociales y culturales. La condición de miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas no garantiza, por sí misma, el cumplimiento de este criterio.

Sobre la participación de la sociedad civil

j) Pida a todos los Estados que garanticen la participación creciente de las organizaciones de la sociedad civil y las comunidades de fe en la labor de las Naciones Unidas a nivel local e internacional, como medio de fomentar la transparencia y rendición de cuentas, y para aprovechar sus valiosas experiencias e información. Debería destacarse esto en particular con respecto a la función de las religiones y organizaciones religiosas en la solución de los problemas de seguridad, derechos humanos y desarrollo y en la creciente interrelación entre la religión y la política.

Declaración sobre el agua para la vida 

1. Para los cristianos, el agua es símbolo de vida. La Biblia afirma que el agua es la cuna de la vida, la expresión de la gracia de Dios concedida perpetuamente a toda la creación (Gen 2:5ss.). Es la condición básica de toda la vida sobre la tierra (Gen 1:2ss.) y ha de conservarse y compartirse en beneficio de todas las criaturas y de toda la creación. El agua es fuente de salud y bienestar y exige de nosotros, los seres humanos, una acción responsable, como copartícipes y sacerdotes de la Creación (Rom 8:19 ss., Apoc. 22). Como iglesias, estamos llamados a participar en la misión de Dios de engendrar una nueva creación en la que se asegure a todos vida en abundancia (Juan 10:10; Amós 5:24). Por ello, hay que denunciar y actuar cuando el agua que da la vida se halla amenazada de forma tan sistemática y generalizada.

2. El acceso a suministros de agua potable es una cuestión cada vez más urgente en todo el planeta. La supervivencia de 1.200 millones de personas se halla actualmente en peligro por falta de servicios suficientes de agua y saneamiento. El acceso desigual al agua causa conflictos entre personas, comunidades, regiones y naciones. También la biodiversidad está amenazada a causa del agotamiento y la contaminación de los recursos de agua dulce o de los efectos de grandes embalses, la explotación minera en gran escala y los cultivos intensivos (de regadío), lo que provoca frecuentemente el desplazamiento obligado de personas y el trastorno del ecosistema.

La integridad y el equilibrio del ecosistema son decisivos para garantizar el acceso al agua. Los bosques constituyen una parte indispensable del ecosistema de aguas y es necesario protegerlos. Contribuyen a agravar la crisis el cambio climático y la intensificación de sus efectos causada por fuertes intereses económicos. Se trata cada vez más el agua como un bien comercial sujeto a condiciones de mercado.

3. La escasez de agua es también una fuente creciente de conflictos. Los acuerdos sobre cursos de agua y cuencas fluviales internacionales deben ser más concretos, establecer medidas para hacer cumplir los tratados e incorporar mecanismos detallados de solución de conflictos en casos de controversia.

4. Hay respuestas positivas y creativas, tanto en el ámbito local como en el internacional, para dar mayor relieve al testimonio cristiano sobre los problemas del agua.

5. Las iglesias del Brasil y Suiza, por ejemplo, han hecho una Declaración ecuménica conjunta sobre el agua como derecho humano y bien público común, que constituye un ejemplo excelente de cooperación ecuménica. El Patriarca Ecuménico afirma que el agua nunca puede considerarse o tratarse como propiedad privada ni convertirse en medio y fin de intereses individuales. Subraya que la indiferencia frente a la vitalidad del agua constituye tanto una blasfemia contra el Dios Creador, como un crimen contra la humanidad. Las iglesias de varios países y sus ministerios especializados se han unido en una Red del Agua para trabajar en favor del suministro de agua potable y servicios sanitarios adecuados y defender el derecho al agua. El acceso al agua es ciertamente un derecho humano. Las Naciones Unidas han organizado la celebración de un Decenio Internacional para la Acción "El agua, fuente de vida", 2005 - 2015.

6. Es imprescindible que las iglesias y los organismos cristianos trabajen unidos y cooperen con otros copartícipes, incluidas otras tradiciones religiosas, y las ONG, en particular las organizaciones que trabajan con poblaciones vulnerables y marginadas, que tienen convicciones éticas similares. Es necesario empeñarse en debates y actividades en relación con las políticas hidrológicas, incluyendo el diálogo con los gobiernos e instituciones multilaterales y empresariales. Esto es esencial para promover la importancia del derecho al agua y poner de relieve otras formas posibles de vivir, que son mucho más respetuosas con los procesos ecológicos y más sostenibles a largo plazo.

Propuestas

Que la 9ª Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias, reunida en Porto Alegre, Brasil, del 14 al 23 de febrero de 2006:

a) apruebe la declaración sobre el Agua para la Vida y pida a las iglesias y asociados ecuménicos que trabajen unidos con el fin de: 

b) promover la toma de conciencia y adoptar todas las medidas necesarias para conservar los recursos hídricos y protegerlos del consumo excesivo y la contaminación, como parte integrante del derecho a la vida; 

c) desplegar esfuerzos de sensibilización para la elaboración de instrumentos y mecanismos jurídicos que garanticen el cumplimiento del derecho al agua como derecho humano fundamental a nivel local, nacional, regional e internacional; 

d) fomentar la cooperación de las iglesias y los interlocutores ecuménicos en los objetivos relacionados con el agua mediante la participación en la Red Ecuménica del Agua;

e) apoyar iniciativas basadas en las comunidades, destinadas a potenciar a la población local para que controle, gestione y regule los recursos hídricos, e impedir su explotación para fines comerciales;

f) instar a los gobiernos y organismos internacionales de ayuda a que den prioridad y asignen suficientes fondos y otros recursos a programas encaminados a que las comunidades locales tengan acceso al agua y promover también el desarrollo de sistemas y proyectos de servicios sanitarios adecuados, teniendo en cuenta las necesidades de las personas con discapacidades para que tengan acceso a estos servicios de agua dulce y sanitarios;

g) vigilar las controversias y los acuerdos relacionados con los recursos hídricos y las cuencas fluviales, con el fin de garantizar que dichos acuerdos contengan disposiciones detalladas, concretas y claras para la solución de los conflictos;

h) contribuir al Decenio Internacional para la Acción "El agua, fuente de vida", 2005 - 2015, examinando y destacando las dimensiones éticas y espirituales de la crisis del agua. 

Nota sobre la eliminación de las armas nucleares

1. Expresando el amor por el mundo y en obediencia al Dios de toda la vida, alzamos de nuevo nuestras voces con la convicción a la que la iglesia se ha adherido desde que se usaron armas nucleares hace seis décadas.

2. En la era nuclear, Dios, que está lleno de paciencia y misericordia, ha concedido a la humanidad muchos días de gracia. A través de los años turbulentos de la guerra fría y hasta el tiempo presente, se ha hecho evidente que Dios nos ha salvado de nosotros mismos. Aunque muchos se han sentido y se sienten defraudados, no se burlan de Dios. La venganza del holocausto nuclear no está en manos de los hombres. A nosotros corresponde afanarnos por la vida con Dios.

3. Las iglesias no están solas en su afirmación de la índole sagrada de la vida. Un mandamiento que comparten las religiones mundiales es mayor que todas las armas de destrucción masiva y más fuerte que ningún ‘equilibrio del terror': debemos hacer a los demás lo que nos gustaría que nos hicieran.

Ya que no queremos que se usen armas nucleares contra nosotros, nuestra nación no puede usar armas nucleares contra otras. Desde Hiroshima y Nagasaki, el uranio está presente en la regla de oro.

4. Los gobiernos hicieron en el año 2000 el "compromiso inequívoco" de cumplir con sus obligaciones y eliminar todas las armas nucleares bajo el Tratado sobre la No Proliferación de las armas nucleares (TNP).

5. Sin embargo, en vez de progresar, el tratado está en crisis. Se está rompiendo el compromiso básico y vinculante que constituía el núcleo del tratado. Las cinco potencias nucleares reconocidas, que apostaron por "la total eliminación de sus arsenales nucleares" en virtud del TNP, están ahora encontrando nuevas funciones militares y políticas para las armas nucleares. Los otros 184 Estados partes en el tratado se comprometieron a no tener nunca armas nucleares. Si se incumple el compromiso de eliminar las armas nucleares, podrán por su parte tener un incentivo para buscar también tales armas. Si los Estados con los mayores arsenales convencionales insisten en tener también armas nucleares para su seguridad, los que tienen arsenales más pequeños se sentirán menos seguros y harán lo mismo. Hay que reconocer asimismo que la presión política y militar exterior puede incitar a los países a buscar armas nucleares. En breve, hay ahora proliferación nuclear a pesar del TNP.

6. A medida que más Estados adquieren armas nucleares, aumenta el riesgo de que éstas caigan en manos de agentes no estatales, justamente cuando es un imperativo internacional el superar la violencia del terrorismo actuando con sensatez. Las armas nucleares no disuaden a los agentes no estatales y la acción nuclear contra ellos causaría una grave masacre a la vez que echaría por tierra el derecho internacional y la moral. Las partes en el tratado están obligadas a evitar que estas conjeturas se cumplan.

7. Sobre la cuestión de la moral, hoy día necesitamos a todas las personas de fe para poner al descubierto las falacias de la doctrina nuclear. Éstas mantienen, por ejemplo, que las armas de destrucción masiva son agentes de estabilidad, que los gobiernos tienen armas nucleares para no utilizarlas nunca, y que hay un lugar en los asuntos humanos de este pequeño planeta para una bomba más potente que todas las armas jamás usadas. Antes de que se pierda la memoria de nuestros hermanos y hermanas que sobrevivieron a las bombas atómicas del Japón y a los ensayos nucleares en el Pacífico y la antigua Unión Soviética, y como pueblos que salimos de un siglo de genocidios y guerras mundiales, debemos hacer frente a estas locuras antes de que sea demasiado tarde.

8. Las iglesias deben exigir a los gobiernos que reconozcan la inmoralidad incontrovertible de las armas nucleares.

9. Desde su creación como comunidad de iglesias, el CMI ha condenado las armas nucleares por su "destrucción generalizada e indiscriminada" y como "pecado contra Dios" en la guerra moderna (Primera Asamblea del CMI, 1948), ha reconocido desde un principio que la única protección segura contra las armas nucleares es su prohibición, eliminación y verificación (Segunda Asamblea, 1954) y, entre otras cosas, ha exhortado a los ciudadanos a que "presionen a sus gobiernos para garantizar la seguridad nacional sin recurrir al uso de armas de destrucción masiva" (Quinta Asamblea, 1975).

10. La política actual del CMI insta a todos los Estados a cumplir sus obligaciones contractuales de reducir y luego destruir los arsenales nucleares con la debida verificación. Nuestra posición es que los cinco Estados que poseen originariamente armas nucleares (por orden alfabético: China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia) deben prometer que nunca serán los primeros en usarlas, que nunca amenazarán con hacer uso alguno, y que retirarán sus armas del estado de máxima alerta y del territorio de Estados no nucleares. El CMI insta a los tres Estados que no han firmado el TNP (India, Israel, Pakistán) al Estado que se ha retirado (Corea del Norte) y al Estado que amenaza retirarse (Irán) a adherirse al tratado como Estados no nucleares o a regresar de manera plenamente verificable (Declaración del Comité Ejecutivo del CMI sobre el Tratado sobre la No Proliferación Nuclear, 19.02.04; Declaración del Comité Central del CMI sobre Desarme Nuclear, Política de la OTAN y las Iglesias, 5.02.01). Estas medidas tienen amplio apoyo dentro de la comunidad internacional, y aún así siguen sin llevarse a cabo.

Propuestas

Que la 9a. Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias reunida en Porto Alegre, Brasil, del 14 al 23 de febrero de 2006:

a) Apruebe la nota sobre Eliminación de Armas Nucleares;

b) Exhorta a las iglesias miembros a que presionen al respectivo gobierno para luchar por la eliminación inequívoca de las armas nucleares con arreglo a las disposiciones del Tratado sobre la No Proliferación de las armas nucleares. Deberá prestarse apoyo a los gobiernos que han decidido abstenerse de fabricar armas nucleares; se debe presionar a los Estados no signatarios del TNP para que firmen el tratado.

c) Insta a las iglesias a trabajar para superar la ignorancia y autocomplacencia en la sociedad con respecto a la amenaza nuclear, especialmente para concientizar a las generaciones que no recuerdan lo que hacen estas armas.

d) Recomienda enérgicamente que, hasta que se logre el objetivo del desarme, las iglesias miembros se esfuercen por persuadir a sus gobiernos de que asuman colectivamente la responsabilidad de hacer que trabaje la maquinaria internacional de desarme, incluidos los mecanismos para verificar el cumplimiento de las disposiciones en vigor; de impedir que las armas nucleares y el material de uso bélico caigan en manos de agentes no estatales; y de apoyar al Organismo Internacional de Energía Atómica en su importante misión de controlar los materiales fisionables y el uso de la energía nuclear para fines pacíficos.

e) Exhorta a las iglesias miembros y a las congregaciones a que movilicen a sus miembros para apoyar y fortalecer las zonas libres de armas nucleares, que están establecidas en América Latina y El Caribe, el Pacífico Sur, el Sureste de Asia y África y que se proyectan para otros lugares habitados de la Tierra; y encomienda especialmente a las iglesias que se unan a otras religiones para promover el apoyo a estas zonas durante el ‘Decenio del CMI para Superar la Violencia: Las iglesias en pos de reconciliación y de paz'.