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 Una de los participantes de la peregrinación, Salam M. Qumsiyeh, cuyo nombre significa “paz”.

Una de los participantes de la peregrinación, Salam M. Qumsiyeh, cuyo nombre significa “paz”.

*Peter Kenny

Fue una caminata de paz inspirada en la historia bíblica de Emaús, atravesando parte de Tierra Santa y tras la huella de Jesús.

El Evangelio de Lucas nos explica cómo dos hombres recuperan la esperanza al ver a Jesús Resucitado en la ciudad de Emaús.

Emaús inspiró a un grupo de 60 mujeres y hombres jóvenes procedentes de lugares como Palestina, Sudáfrica, Alemania y Suecia, a emprender una peregrinación de paz en dos etapas.

Los participantes compartieron sus vivencias y su fe en una caminata dividida en dos etapas de una semana cada una. Caminaron, bailaron, conversaron y viajaron juntos en autobús en una tierra en paz, y en otra en conflicto.

El imponente muro que se levanta entre Israel y Palestina y los dorados campos de trigo de la Suecia occidental quedan lejos del lugar que vio crecer a Yolanda Ngxishe, Qunu (Sudáfrica), y también a Nelson Mandela.

Al igual que Madiba, gran luchador contra el apartheid y artífice de la paz, Ngxishe es miembro del clan de habla xhosa.

Si bien Ngxishe pertenece a la generación sudafricana postapartheid de los “nacidos libres”,  en su opinión, “muchas personas de Sudáfrica no sienten la libertad por la que nuestro pueblo ha luchado”.

Pensando en Mandela

Yolanda Ngxishe dijo: “Pensé en ese hombre [Mandela] y en su lucha por la libertad, y recordé la película Un largo camino hacia la libertad. Ahora que podemos movernos con libertad es un buen momento para pensar en ese gran hombre, porque aquí hay veces que no es el caso”.

Señaló que en Sudáfrica aún existe un apartheid económico y, sobre la cuestión de los palestinos, afirmó: «no son iguales desde el punto de vista económico; no tienen agua suficiente. Y el agua es sinónimo de vida». Añadió que los palestinos no pueden desplazarse con facilidad.

Las vivencias en grupo fueron muy enriquecedoras para él, y constató que la música era un elemento común para todos: «Puedo ver los aspectos positivos. Mi mente está más abierta», afirmó.

Según Ngxishe, lo mejor que aprendió es que el grupo se toma muy en serio la educación, y en Sudáfrica no es así. «La mayor parte de nuestros jóvenes no estudia. La educación hace mejores a las personas», declaró.

Al bendecir la primera etapa de la caminata, el obispo palestino Munib A. Younan afirmó: “¡Ahora son misioneros de una peregrinación mundial sobre el Señor Jesucristo Resucitado!”

“Cuando hablamos de la paz, adquiere unas dimensiones mayores en países en los que la población vive en una situación de peligro, como en nuestro caso, puesto que vivimos una situación de ocupación”, afirmó el obispo Younan. “Ello se debe a que, en ocasiones, en sociedades que viven una situación cómoda y democrática, la xenofobia o el racismo surgen con mucha facilidad.”

Munib A. Younan es obispo de la Iglesia Luterana en Jordania y Tierra Santa, miembro del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), y presidente de la Federación Luterana Mundial (FLM).

La peregrinación comenzó en la Diócesis de Skara de la Iglesia de Suecia, en agosto de 2014, con ocasión de la conmemoración de los mil años de la institución. Como proyecto del jubileo, la Diócesis acogió a jóvenes de diversas procedencias para una peregrinación de una semana.

La segunda parte de “Caminando hacia Emaús” se desarrolló en Tierra Santa, del 4 al 12 de abril de 2015, con un contingente de 60 jóvenes y tres obispos y dirigentes eclesiásticos de Alemania, Palestina, Sudáfrica y Suecia.

En Tierra Santa, estuvieron en lugares bíblicos icónicos, como Belén, Jericó y Nazaret.

Un estudiante alemán, Mario Münsterer, afirmó que para él fue una gran experiencia nueva conocer a gente de Suecia y de Palestina. «Yo nací después de la caída del muro», dijo refiriéndose al muro de Berlín, construido para dividir a Alemania oriental de Alemania occidental durante la guerra fría. Añadió que, con la caída del muro, entre 1989 y 1990, la gente había comenzado a desplazarse con libertad en una Alemania unida. Tal no es el caso en Tierra Santa, donde Israel ha levantado un muro y una barrera que lo separan de Palestina.

Haciendo alusión al hecho de haber dejado de lado los teléfonos móviles durante esta peregrinación, declaró: «Hemos tenido tiempo para nosotros y para reflexionar; la peregrinación nos ha permitido entrar en contacto directo con la esencia de los problemas existentes en nuestro entorno, y comprenderlos. De este modo, la experiencia ha sido mucho mejor”.

Salam M. Qumsiyeh, cuyo nombre significa “paz”, es una mujer palestina de Beit Sahour. Tuvo ocasión de viajar junto a los caminantes de la paz y de explicarles y mostrarles cómo vive junto a la barrera.

«El hecho de que en todos los puestos de control la situación se desarrollara con normalidad no me permitió mostrar al grupo nuestra realidad. Para los palestinos, es distinto: tenemos que hacer fila y se nos somete a cacheos, y hemos de tener un permiso para ingresar a Israel. Si no viven la experiencia ellos mismos, no podrán entenderlo.” Señaló que el grupo sí había sido testigo de los bloqueos de carreteras, pero que no habían tenido que sufrir lo que allí padecen los palestinos.

«Me encanta caminar, y esta caminata tiene un propósito: caminar hasta Emaús junto con personas que están conociéndose; personas que están experimentando lo que hacemos y cómo vivimos”, dijo Salam M. Qumsiyeh durante el viaje.

Habló de las preguntas que le habían hecho sus compañeros de viaje en el autobús, y añadió: “aquí uno vive las respuestas. Quería contarles muchas cosas sobre nuestras vivencias: para mí, luchar por Palestina es dar a conocer al mundo lo que sucede y contar nuestra realidad. La gente solo sabe lo que los medios de comunicación les muestran, y en ellos no se ve nuestra realidad.”

La división entre los jóvenes israelíes y los palestinos

Salam M. Qumsiyeh se refirió a las divisiones entre los jóvenes palestinos y los israelíes, que viven tan cerca, y cuya vida es tan diferente.

«Estoy dispuesta a ser amiga de un israelí si entiende lo que siento yo; pero, si alguien tiene tintes racistas o extremistas, ¿por qué querría ser su amiga? A mi entender, en gran medida lo son, porque no comprenden cómo somos los palestinos; creen que somos terroristas. No cuentan con información real sobre los palestinos”, afirmó.

La estudiante palestina explicó que la respuesta es la aceptación. «Si piensas que solo tú tienes la razón, no percibes la existencia de los pensamientos de los demás, ni de las personas de otros pueblos. Cuando entiendes y observas lo que los demás son con respecto a ti, ello propicia la paz».

Caminar, hablar, reflexionar

“El hecho de caminar en grupo es una buena forma de dialogar y reflexionar juntos; básicamente, esa es la idea”, dijo Daniel Uddling, dirigente del proyecto de la Iglesia de Suecia.

En la peregrinación también participaron la periodista sueca de televisión, Marika Griehsel, y su marido, camarógrafo de la televisión de Sudáfrica, Simon Stanford, que filmó el viaje en Suecia y en Tierra Santa. Stanford filmó para la televisión internacional el final del apartheid en el decenio de 1990, y la lucha contra éste  en los años ochenta.

«Para mí, estar con este grupo y experimentar lo que el intercambio de experiencias puede enseñarnos sobre la paz ha sido fuente de gran inspiración», señaló Simon Stanford.

Goran Rask, presidente e impulsor del proyecto, se dirigió a los jóvenes al final de la peregrinación y les dio las gracias.

Una larga caminata

«¡Lo logramos! ¡Caminamos hasta Emaús! Fue una larga caminata. Vinimos desde Sudáfrica, Alemania y Suecia, y después fuimos desde Belén, Beit Sahour, Beit Jala, Ramallah y Jerusalén en Palestina, hasta esta “Emaús”. Fue una larga caminata, en especial, porque hicimos un desvío para llegar hasta Skara, en Suecia, pasando por Flämslätt, Husaby, Forshem, Kungslena, Gudhem y Varnhem.”

Señaló que una persona del grupo, Khaleed, dijo estando en Flämslätt: “Bailar parece ser nuestro idioma común.

«Con el canto y el baile hemos compartido la fe y la vida de un modo especial», confirmó Goran Rask.

Puntualizó que más importante que el caminar era que el grupo hubiera compartido expectativas de vida, sueños, la rutina cotidiana, pesares y dificultades. Los miembros del grupo analizaron los efectos del sufrimiento, de la injusticia, y la forma en que la ocupación ilegal afecta a las vidas de sus amigos residentes en Palestina.

También compartieron la fe a través de la vida de Jesús y el Evangelio de Lucas, mediante textos bíblicos relacionados con los cinco temas de sostenibilidad, bautismo, misión, pluralidad y paz. Compartieron sus testimonios y su fe interactuando en la vida cotidiana.

«Mi sueño es que perciban su misión de seguir soñando y trabajando por la paz y la justicia, defendiendo un mundo plural y sostenible”, añadió Goran Rask.

Deseaba que el grupo recordara que «Dios está con nosotros y Jesús camina a nuestro lado, tal como lo hizo con los discípulos camino de Emaús; nuestro bautismo es la señal divina de que Jesús camina con nosotros».

La organización del proyecto se realizó en estrecha colaboración con la Iglesia Evangélica Luterana en Baviera (ELKB); la Diócesis Sudoriental de la Iglesia Evangélica Luterana en África Austral (ELCSA); la Iglesia Evangélica Luterana en Jordania y Tierra Santa (ELCJHL);  la juventud de la Iglesia de Suecia en Skara; la organización de la juventud Sensus y el Departamento Internacional de la Iglesia de Suecia.

*Peter Kenny es periodista y consultor en comunicación. Colabora con Ecumenical News, The Wall Street Journal, The Star, de Johannesburgo, y otros medios de comunicación.

Entrada en el blog de Salam M. Qumsiyeh, la participante palestina

Entrada en el blog de Bandile Vukani Ndaba, el participante sudafricano

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