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© Peter Williams/CMI

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“Hubo un tiempo en que el mar Mediterráneo era conocido como 'el lago de la paz'”, dijo el Dr. Tarek Mitri, del Líbano, en una reciente conferencia destinada a promover una respuesta coordinada a la migración masiva en Europa; “Hoy nos parece un lago de lágrimas, miedos y peligros”.

“El éxodo del Mediterráneo”, señaló Mitri, “pone de relieve el fracaso de la comunidad internacional, no solo de los países europeos sino también de los países árabes”.

En la actualidad solamente en la región de Oriente Medio el número de refugiados de la guerra civil siria es de cuatro millones, declaró Mitri, y un número creciente de ellos trata de huir a Europa sea como sea. Los refugiados y otros migrantes procedentes de Oriente Medio y algunas zonas de África caen en manos de los contrabandistas que se comprometen a hacerlos llegar a Europa desde varios puntos de partida de Turquía y del norte de África, entre ellos Libia.

Centrándose en su propio país Mitri destacó que aproximadamente una cuarta parte de la población del Líbano está compuesta por refugiados sirios. Solo el 10% tiene a sus hijos escolarizados, el 25% son analfabetos y el 70% de ellos vive por debajo del umbral de la pobreza. Las oportunidades de empleo son pocas o nulas, el gobierno solo puede ofrecer una ayuda financiera limitada, “y la solidaridad se va desvaneciendo a medida que las condiciones se deterioran”. Como consecuencia de ello muchos refugiados sirios “están siendo empujados a la clandestinidad, a la condición de indocumentados”.

Mitri añadió que a pesar de la carga financiera que supone “el Líbano no hará a los refugiados volver a un lugar donde serán maltratados”. Aún así muchos refugiados consideran que Europa les ofrecerá más oportunidades de integración.

Tarek Mitri, profesor y director del Instituto de políticas públicas y relaciones internacionales de la Universidad Americana de Beirut, intervino en un debate que tuvo lugar durante la conferencia sobre la crisis de los refugiados y los migrantes en Europa, celebrada en Ginebra los días 18 y 19 de enero. El evento fue copatrocinado por el Consejo Mundial de Iglesias (CMI) y tres organismos de las Naciones Unidas: el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

Antiguo especialista en asuntos internacionales y cooperación interreligiosa de la plantilla del CMI en Ginebra, Mitri fue llamado a regresar al Líbano para dirigir varios ministerios con una serie de gobiernos sucesivos. Entre 2012 y 2014 fue Representante Especial de Ban Ki Moon y Jefe de la Misión Especial de las Naciones Unidas para Libia.

Los participantes en la conferencia de Ginebra aprobaron una declaración final que afirma que  “aliviar el sufrimiento de las personas en situación de desplazamiento es una responsabilidad compartida, no solo en Europa sino en todas partes. Es vital que los gobiernos, la sociedad civil, los organismos internacionales y demás actores trabajen juntos de manera coherente y coordinada para proporcionar un entorno seguro y humano a los refugiados y los migrantes, y para satisfacer las necesidades inmediatas de las personas que huyen de la guerra, la violencia generalizada y la opresión; y en el largo plazo facilitar su inclusión e integración”.

Con este fin, los organismos y organizaciones que suscriben la declaración se reunirán de nuevo “trimestralmente para revisar e intercambiar información sobre los avances logrados en los asuntos tratados en esta conferencia”.

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