Image
Foto: Odair Pedroso Mateus

Foto: Odair Pedroso Mateus

En tiempos de pluralismo religioso y de escudarse en la religión para justificar toda suerte de atrocidades, ¿cómo pueden contribuir verdaderamente las comunidades religiosas al bien común?

La multitud de religiones, así como de diversas perspectivas dentro del propio cristianismo, exige de las comunidades cristianas una mayor participación en la vida política y no alejarse de la misma, afirmó el teólogo brasileño Rudolf von Sinner en su reciente visita al Centro Ecuménico de Ginebra.

Las reflexiones de von Sinner se enmarcaron en el contexto específico de un Brasil en proceso de maduración democrática. En la era contemporánea, caracterizada por la liberalización y la democratización, dijo, tanto los cristianos brasileños como otros miembros de la comunidad  religiosa deben modificar sus anteriores paradigmas, forjados durante la respuesta a la dictadura militar de 1964 a 1985 y al acabar ésta, para promover unas instituciones democráticas estables y del todo incluyentes.

Von Sinner propugnó elaborar una teología pública cristiana anclada en una visión emancipadora de la ciudadanía, en la que “todos tengan acceso al espacio público para...disfrutar con plenitud de la vida.”

“La ciudadanía se ha convertido en el concepto clave de la democracia en Brasil desde los años 90,” explicó. “Pero dista mucho de ser una condición que pueda adquirirse a través de un documento de ciudadanía nacional o de leyes escritas. Es más bien motivo de lucha constante de las personas pertenecientes a un determinado territorio por hacer valer sus derechos y lograr el bienestar de la sociedad en su conjunto, ya sean sus miembros nacionales o no. Para materializarse en la práctica, tanto las personas como la sociedad y las instituciones deben experimentar una profunda transformación. En este sentido, el “aprendizaje” de la democracia y la educación siguen desempeñando un papel fundamental.”

“Por “ciudadanía” [cidadania], von Sinner se refiere a un concepto que la palabra citizenship en  inglés no logra transmitir, a saber, a la lucha de los más pobres por cambiar una realidad que les impide reafirmar su dignidad humana, como por ejemplo, a gozar de acceso a una buena educación para todos, a la atención médica y a instrumentos de justicia como los tribunales, etc.,” dijo el Rev. Dr. Odair Pedroso Mateus, director de Fe y Constitución del Consejo Mundial de Iglesias (CMI).

Von Sinner contrastó el paradigma constructivo de la ciudadanía con el quietismo del cristianismo tradicionalista, la insipidez de la modernización del cristianismo o incluso, el utopismo en ocasiones irrealista del cristianismo profético.

Von Sinner criticó aquellas tradiciones religiosas tan seguras de su “verdad” que se permiten justificar la violencia en nombre de la religión. “La verdad es a menudo tergiversada por fundamentalistas y otras tradiciones religiosas autoritarias,” dijo, “mientras que el amor es el pilar del argumento racional y respetuoso y de la consideración del bien común”.

“El argumento, y no el decreto o la fuerza, deben prevalecer,” dijo, citando las obras de Paul Freire, Hugo Assmann y Jürgen Habermas.

Von Sinner, nacido en Suiza, vive en Brasil desde hace 14 años y es profesor de Teología Sistemática, Ecumenismo y Diálogo Interreligioso en la Escuela Luterana de Teología (Facultades ESR), São Leopoldo/Rio Grande do Sul, Brasil, donde también dirige un Instituto de Ética.

La Federación Luterana Mundial (FLM) patrocinó su visita en el marco de un amplio proceso de de consultas y de la formulación de una declaración sobre diversidad religiosa y el espacio público. El Rev. Dr. Simone Sinn, Secretario de Estudio sobre Teología Pública y Relaciones Interreligiosas de la FLM, respondió a Von Sinner, al igual que el Rev. Dr. Peniel Rajkumar, ejecutivo del programa del CMI para diálogo y cooperación interreligiosos.

Existe una clara correlación, afirmó von Sinner, entre una auténtica contribución al bien común y el hincapié que el luteranismo siempre ha hecho en la dignidad intrínseca de la persona humana, el carácter fundamental de la confianza, el reconocimiento de la genuina ambigüedad del día a día, el imperativo del servicio amoroso, y en saber diferenciar entre la esfera pública y la religiosa.

En su respuesta, Sinn destacó el papel fundamental que deben desempeñar las religiones especialmente a la hora de discernir criterios éticos concretos, trascendiendo calificativos de la religión como “buena” o “mala”, y sirviendo de fuente de inspiración y de guía para la acción religiosa en la vida pública. Se preguntó si la teología pública “nos permite realmente escapar de nuestros propios juegos lingüísticos” lo suficiente como para participar verdaderamente en la esfera pública en su conjunto.

Aludiendo a situaciones de la India y de Estados Unidos, Rajkmumar advirtió frente al uso indebido del concepto de ciudadanía por parte de mayorías religiosas nacionalistas con el fin de intimidar y marginar a las minorías.

Los estudios actuales de von Sinner se basan en el modelo de ciudadanía y en comparar los diferentes papeles que desempeñan en la vida pública las Iglesias de Brasil, Sudáfrica y Alemania.