Image
Knut Refsdal llega al Comité Central del CMI. Foto: Ned Alley/CMI

Knut Refsdal llega al Comité Central del CMI. Foto: Ned Alley/CMI

El Camino de San Olav, el largo recorrido desde el casco antiguo de Oslo hasta la catedral de Nidaros en Trondheim, fue una ruta muy popular hasta la Reforma utilizada por muchos peregrinos durante 500 años. El antiguo camino volvió a abrirse en 1997 después de ser restaurado.

Knut Refsdal conoce bien el escarpado sendero. Acaba de pasar casi un mes recorriendo, bajo la lluvia y el sol, los 643 km de ruta que a través de montañas y valles conducen a Trondheim. Esta ciudad noruega fundada hace mil años acoge la reunión del Comité Central del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), que muy en sintonía con el lugar gira en torno al tema de discernir nuevos paisajes en su peregrinación de justicia y paz.

Trondheim, una pintoresca ciudad portuaria situada en medio de la costa del país, fue fundada por el rey Olav Tryggvason en el año 997 y fue la cuna de numerosos reyes noruegos. Su fama como lugar de peregrinación se debe a que en su catedral reposan los restos de San Olav. Rey de Noruega entre 1015 y 1028, Olav II Haraldsson fue canonizado en el año 1030, poco tiempo después de su muerte. Se le considera el santo patrón de Noruega y se le venera por haber unido al país bajo el estandarte del cristianismo. Por ello, Trondheim fue el centro nacional y religioso del país y sigue siendo el corazón espiritual de la Iglesia de Noruega.

El viaje de Refsdal, que retoma la ruta medieval, culminó con una visita al Comité Central del CMI, donde saludó a los participantes y vinculó su periplo a la peregrinación de justicia y paz del CMI.

Para hospedarse, Refsdal, secretario general del Consejo Cristiano de Noruega, utilizó el sistema informal de graneros, cabañas, casas particulares y hoteles que se han ido estableciendo a lo largo del camino. Según dijo, unas treinta personas se unieron a él para recorrer parte del trayecto.

Durante su peregrinación, Refsdal invitó a líderes locales de comunidades religiosas y humanistas a caminar junto a él y a entablar diálogos sobre cuestiones y situaciones locales. También hubo ocasiones en que varios dirigentes de instituciones locales no religiosas –escuelas, policía y de otro tipo–se unieron a su peregrinación y debatieron acerca de cuestiones tales como los refugiados o la radicalización de los jóvenes.

Hacer esta peregrinación le ha permitido conocer y caminar con personas de orientaciones y convicciones muy diferentes, como por ejemplo andar con un pastor pentecostal y con un imán, explicó Refsdal. Caminar juntos, según observó, fuerza a los peregrinos a concentrarse no en sus diferencias, sino en las cosas básicas que comparten, en la comida, en el agua y en luchar contra el cansancio. “Nos convertimos simplemente en semejantes”.

Su peregrinación también le ha servido para darse cuenta de que “el potencial de las iglesias es suficientemente fuerte para invitar a colaborar a otras organizaciones y a todas las personas de buena voluntad con el fin de trabajar juntos para sustentar a las comunidades locales”. En Hamar, por ejemplo, a raíz de las conversaciones mantenidas durante la peregrinación, diversas iglesias y organizaciones humanistas laicas están trabajando con las escuelas, a nivel de los programas, para combatir la radicalización de los jóvenes.

El hecho de convertirse en catalizadores de este tipo de iniciativas incrementa el papel del consejo y de las iglesias locales, sobre todo en esta nueva época en que la Iglesia de Noruega ya no es la iglesia oficial del país, señaló Refsdal.

Volver a visitar antiguos puntos de observación puede quizás ayudar a los cristianos y las iglesias a discernir nuevos caminos y un futuro que permita lograr la justicia y la paz.

Para más información sobre el tema:

Peregrinación de justicia y paz

Reunión del Comité Central de 2016

Fotografías de alta resolución