Por Manuel López (*)

Womanity. Este palabro del inglés, el acrónimo que forman las voces woman, mujer,y humanity, humanidad, refleja de manera precisa el estado de la cuestión de género no sólo en la sociedad, sino también en las iglesias. El fundamento teológico histórico no tiene vuelta de hoja: está en el mismo acto final de la creación. "Podría argumentarse que la primera reunión ecuménica fue el encuentro de Adán y Eva”, sostiene Pauline Webb, una de los editores del Dictionary of Ecumenical Movement, editado por el Consejo Mundial de Iglesias (CMI) en 2002. De hecho, desde el mismo comienzo de la humanidad, el hombre varón tuvo que aprender a convivir con otro ser humano “igual pero no idéntico" a él mismo y sin el cual no podría sobrevivir.

Pero otra cosa es la experiencia. Y la historia de la humanidad es también la historia de la dominación del hombre sobre la mujer en sistemas sociales patriarcales en los que la última palabra la tiene el patriarca, esto es “el varón cabeza de familia, tribu o reino”. El concepto ancestral de jerarquía significa literalmente hasta hoy de manera tajante poder masculino: señorío, así como voces de significación inequívocamente masculina en otros idiomas, sin que exista palabra complementaria femenina o una expresión neutral: lordship, herrschaft, monseigneur... La plena equiparación de la mujer es todavía una meta a alcanzar. La iglesia ha reproducido en sus estructuras los esquemas de dominación reinantes en la sociedad.

"No hay varón ni mujer..."

La afirmación del apóstol Pablo de que "no hay varón ni mujer" ha venido siendo en la práctica papel mojado y las iglesias cristianas no han sido una excepción. Salvo contadas excepciones en el campo de la Reforma Radical, la mujer ha estado relegada a funciones subordinadas desde los tiempos de la iglesia primitiva hasta principios del siglo XX. La primera Conferencia Misionera Mundial que se celebra en Edimburgo en 1910 a instancias de la Alianza Evangélica (1846) y la Federación Internacional de Estudiantes Cristianos (1895) en la que nace el movimiento ecuménico fue, de hecho, una conferencia internacional de hombres cristianos.

Pero algo empieza a cambiar. En 1920 se celebra en Ginebra la reunión preparatoria de una primera conferencia mundial del movimiento Fe y Constitución. De nuevo se registra una asistencia netamente masculina de participantes, pero esta vez el dato no cae en saco roto. En 1923, Fe y Constitución publica el estudio El lugar de las mujeres en la iglesia y el mundo en el que se llama la atención sobre la carencia de representación femenina en las estructuras eclesiales.

El estudio es uno de los documentos pioneros en el largo camino de la equiparación de la mujer. "Lo que pretendemos", argumenta la conclusión, "es que las iglesias, junto con las otras agencias, hagan un lugar a la mujer que esté de acuerdo con un nuevo estatus y nuevas oportunidades de desarrollo y de realización". "Las iglesias, debido a su conservadurismo y falta de visión", concluye el estudio, "han marginado a las mujeres preparadas, de talento, espirituales, a otras líneas de actividad".

La repercusión de la recomendación es tímida. No hay constancia que el tema Mujer se llegara a tratar ni en la siguiente cita internacional, el Congreso Universal de Estocolmo en 1925, que alumbrará el movimiento “Vida y Trabajo” -y de cuya confluencia con Fe y Constitución nacerá el Consejo Mundial de Iglesias-, ni en la primera Conferencia de Fe y Constitución celebrada en Lausana en 1927, como tampoco en la segunda, que se desarrolla de nuevo en Edimburgo en 1937.

Pero el hecho de que el tema tarde en aflorar y tomar cuerpo no significa que no se esté trabajando en la trastienda. Así, en la misma creación del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) en Amsterdam en 1948, uno de los documentos de base que es presentado es el estudio El servicio y el estatus de la mujer en la iglesia, realizado con los datos procedentes de cerca de sesenta países a un cuestionario a las iglesias enviado desde Ginebra.

Cambio de patrones

Después de 1948, se crea en el CMI una sección específica para los temas de la Mujer. Dirigido por Madeleine Barot, la primera secretaria ejecutiva tras la tercera Conferencia de Fe y Constitución en Lund (Suecia) en 1952, el departamento se propone "ayudar a las mujeres a encontrar el balance correcto entre sus responsabilidades familiares y su vida profesional".

En la década de los años sesenta entra en escena el cambio de patrones en las relaciones hombres-mujeres. Este es justo el título de un temprano estudio sobre el tema, Changing Patterns of Men/Women Relationsships, que es presentado en la cuarta Conferencia, que se celebra en Montreal en 1963.

El hecho de que la quinta Conferencia tarde treinta años en celebrarse (Santiago de Compostela, 1993) no significa "inactividad" de Fe y Constitución. En 1974 se celebra en Berlín la consulta Sexismo en los años 70. La escritora y teóloga feminista luterana Elisabeth Moltmann-Wendel y la profesora de la Iglesia de Hermanos de Estados Unidos Melanie A. May sostienen que "lo que se dice sexismo existe allí donde, en función del sexo, individuos o grupos son asignados en principio a una posición subordinada a través de actitudes, conductas o estructuras institucionales".

El mismo año 1974, y a resultas de la consulta de Berlín, Fe y Constitución toma el acuerdo, en una reunión celebrada en Accra, de realizar un estudio sobre aspectos teológicos y prácticos de la comunidad de hombres y mujeres en la iglesia. Esta decisión provoca un debate considerable, pues algunos argumentan que los temas suscitados en Berlín son "asuntos no teológicos" y que el "problema de la mujer" no tiene nada que ver con el objeto fundacional de Fe y Constitución. Pero el estudio se lleva a cabo y da pie a la realización de una consulta internacional bajo el título La comunidad de hombres y mujeres en la iglesia.

De la importancia de este estudio da buena cuenta el hecho de que la edición inicial de tres mil ejemplares de un manual de estudio de un método de reflexión teológica redactado para la discusión de la consulta ha de ser reimpreso hasta alanzar una difusión de 65.000 ejemplares y ser traducido a trece idiomas.

La ordenación de las mujeres

La propuesta metodológica empieza por la misma composición de los grupos de estudio, reflexión y debate. Así, el CMI recomienda invertir la proporción de hombres y mujeres en los centros de decisión, en los que se registra una participación del 10 por ciento o aun menor de mujeres. La proporción que se propone es de un 60 por ciento de mujeres y un 40 por ciento de hombres.

Protestantes, ortodoxos y católico-romanos participan a escala mundial en el estudio en grupos locales y regionales, así como en consultas especializadas, para llegar a una reunión especializada en Sheffield, Inglaterra, en 1981.

La ordenación de las mujeres al ministerio se manifiesta como uno de los temas candentes. El 1980, Fe y Constitución edita el libro Ordenación de mujeres en la perspectiva ecuménica, para ayudar a las iglesias a enfocar la discusión en el contexto de una "convergencia emergente de la comprensión del ministerio y quizá el sacerdocio", señala la teóloga inglesa Mary Tanner, moderadora de Fe y Constitución entre 1991 y 1998.

El tema no era nada nuevo. "Me gustaría ver mujeres ordenadas", afirmó el obispo angliano William Temple en 1916. Las iglesias reformadas, las congregacionalistas y la Iglesia de Inglaterra ordenaban mujeres en 1917. Es cierto que para la ordenación de la primera mujer obispo habrá que esperar a 1982, en que la Iglesia Metodista de Estados Unidos ordena a Marjorie Mathews. A cargos administrativos, en cambio, la mujer accede antes. Ya en 1921 la Convención Bautista del Norte de Estados Unidos elige a una mujer para su junta directiva, y no como relleno, sino para el cargo de presidenta: Helen Barrett Montgomery.

Hoy, excepto la Católica Romana y la Ortodoxa, las principales iglesias cristianas ordenan mujeres. El porcentaje de estudiantes mujeres en los seminarios protestantes se acerca en muchos casos al 50 por ciento.

En 1987 el CMI declara la Década de las iglesias en solidaridad con las mujeres (1988-1998). La denuncia de situaciones opresoras de racismo, sexismo y clasismo contra la mujer es el eje reivindicativo de la campaña.

En la sexta Conferencia de la Comisión Plenaria de Fe y Constitución en Kuala Lumpur (28 de julio-6 de agosto), el tema de la Mujer no estaba específicamente en la agenda como tal. La razón: sobre el papel, la integración de la mujer en el debate teológico es un hecho: de los 99 participantes, 29 son mujeres. Tanto su procedencia geográfica como su adscripción confesional es ciertamente ecuménica: las participantes vienen de los cinco continentes y pertenecen a todas las familias confesionales presentes el CMI, incluidas la católica y la ortodoxa. Diecisiete mujeres tuvieron una participación destacada, defendiendo ponencias o comentarios a las ponencias. En la Comisión Permanente, formada por 30 miembros, hay 12 mujeres; tres de los cinco vicemoderadores son mujeres.

Hrangthan Chhungi, joven teóloga de la Iglesia Luterana de Bangalore, India, que asiste al encuenro de jóvenes teólogos que se celebra en paralelo a la Conferencia de Fe y Constitución en Kuala Lumpur, cuestiona la propia metodología con la que se lleva a cabo el debate teológico. "Los teólogos hombres son nombrados por su apellido y la retahíla de títulos, mientras que a las mujeres se nos llama por nuestro nombre de pila." La lucha por la equiparación de la mujer, también en el campo religioso, continúa.

Cara al nuevo milenio, aumentan las voces de teólogas mujeres que señalan la necesidad urgente de una reflexión sobre los temas pendientes en relación con el papel de la mujer.

Deberes por hacer

La revisión de la relación de género es uno de ellos. Para Claudia Tron, teóloga y pastora de la Iglesia Evangélica Valdense de Entre Ríos, Argentina, y consultora de trabajo de género, el camino hacia la plena equiparación de la mujer en la iglesia y la sociedad pasa por un proceso de ”conversión” que propicie la redefinición de los propios conceptos de masculinidad y feminidad y, consecuentemente, la adopción de una mirada de género más allá de la distribución de roles en la sociedad patriarcal. "La identidad de género", argumenta, "es una construcción y como tal construcción se puede deconstruir para construir un nuevo modelo de relación con nuevos roles, tanto en la masculinidad como también en la feminidad ".

La plena incorporación de la mujer al debate teológico es otra. Para la teóloga alemana Dagmar Heller, secretaria ejecutiva de Fe y Constitución entre 1993 y 2000 y en la actualidad secretaria de Relaciones Ecuménicas y Ortodoxas de la Iglesia Evangélica Alemana, "los creyentes hacen teología pues, ya sea de una manera científica o no, tratar temas de la fe es hacer teología"."El CMI quiere candidatos mujeres", afirma, "pero algunas iglesias se tienen dificultades para enviar representantes mujeres a las comisiones de trabajo, reuniones y encuentros ecuménicos, porque disponen de pocas mujeres con la preparación necesaria". "Para participar en el debate teológico", concluye, "es necesario que estén preparadas; si no, es peor".

El gran desafío ecuménico

En cuanto al tema central de la ordenación de las mujeres, la oberkirchenrätin, consejera eclesiástica Dagmar Heller estima que ha sido tratado con reticencias por Fe y Constitución. "La cuestión es que no se ha tratado el tema", afirma de manera categórica, "y el tema se ha recrudecido". "En el plano teológico", comenta, "católicos y ortodoxos nos echan en cara que abandonamos la tradición. Pero la hermenéutica bíblica apoya la equiparación de la mujer". Y lanza una propuesta: "Si fuéramos ecuménicos de verdad, nosotros aceptaríamos el reconocimiento mutuo de esta práctica y ellos dejarían de tildarnos de 'heréticos'".

Otro tema pendiente el que Fe y Constitución tendrá que pronunciarse es, la revisión de la hermenéutica bíblica sobre la masculinidad del lenguaje de la Biblia. "Es uno de los temas más difíciles y delicados", reconoce, para añadir acto seguido: "Pero tenemos que hacer la teología atractiva".

Manuel López es periodista, editor y profesor de Comunicación en Madrid. Columnista habitual en los sitios web www.protestantedigital.com (España) y www.alcnoticias.org (América Latina).

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Crónicas desde Kuala Lumpur. Aunque ha sido elaborado con los usuales estándares periodísticos de exactitud y equilibrio, dado que este artículo está destinado al público en general no debe ser leído como un texto académico o teológico formal, ni debe tampoco ser considerado una toma de posición oficial de la comisión de Fe y Constitución.

Las opiniones expresadas en las Crónicas del CMI no necesariamente reflejan posiciones oficiales del Consejo.