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© Albin Hillert/CMI

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El Consejo Mundial de Iglesias (CMI) ha expresado su condena y sus condolencias por el asesinato de varias personas con discapacidad en Japón.

Las noticias sobre el asesinato de 19 personas con discapacidad mental, de entre 18 y 70 años de edad, perpetrado el 26 de julio en el centro Tsukui Yamayure-en, de Sagamhira (Japón), identifican a un antiguo trabajador del centro, de 26 años, como autor de los hechos.

En el ataque nocturno también resultaron heridas otras 25 personas.

Según se informa, el sospechoso habría declarado que deseaba “hacer desaparecer” a las personas con discapacidad y en el pasado había defendido la eutanasia para las personas con discapacidades y dificultades graves.

“El don de la vida es un fundamento absoluto de los valores y derechos humanos”, dijo el secretario general en funciones, el Rev. Dr. Hielke Wolters, tras el ataque.

Hizo alusión a la declaración de la Red Ecuménica de Defensa de las Personas Discapacitadas del Consejo Mundial de Iglesias (EDAN-CMI), aprobada un mes atrás por el Comité Central del CMI, “El don de ser”.

Wolters continuó diciendo que “todas las personas son la imagen de Dios, son amadas por Dios, y merecen nuestra amorosa atención; pues al fin y al cabo, todas las personas son vulnerables. Este asesinato atenta contra nuestras convicciones más profundas y contra la singular responsabilidad que tenemos los unos para con los otros como hijos de Dios”.

Wolters afirmó que “como sociedades, corremos el riesgo de olvidar o denigrar la personalidad y el valor de quienes padecen lesiones o enfermedades crónicas físicas o mentales. Pero ahí está la fuente de nuestra ética y de nuestras convicciones fundamentales en relación con los derechos humanos, en la afirmación del valor sagrado de la vida humana”, dijo el doctor Samuel Kabue, secretario ejecutivo de la EDAN, “la vida es un don de Dios y nadie tiene derecho a llevársela. Esto va más allá de cualquier religión, pues la comunidad mundial, a través de las Naciones Unidas, ha estipulado claramente que toda persona tiene derecho a la vida. La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad lo deja claro al afirmar que todos los seres humanos tienen el derecho inherente a la vida y que todos los Estados deben adoptar las medidas necesarias para garantizar el goce efectivo de ese derecho por las personas con discapacidad en igualdad de condiciones con las demás. Por lo tanto, las personas asesinadas merecían la protección del Estado, y todo individuo que haya manifestado sentimientos negativos contra la vida de las personas con discapacidad debería mantenerse alejado de cualquier institución que se ocupe de cuidarlas”.

Wolters añadió: “nos unimos al sufrimiento de las familias de esos 19 hombres y mujeres, despojados de su futuro por este acto salvaje, y al de los heridos. Oramos por ellos y con ellos y, junto a nuestras iglesias miembros y a todas las personas de buena voluntad, nos comprometemos a proteger y cuidar el precioso don de la vida, especialmente allí donde este afronta más limitaciones y dificultades”.

Consulte la reciente declaración de la Red Ecuménica de Defensa de las Personas Discapacitadas (en inglés)

Más información sobre la labor de la Red Ecuménica de Defensa de las Personas Discapacitadas