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Fotografía: Ivars Kupcis/CMI

Fotografía: Ivars Kupcis/CMI

Los cristianos de todo el mundo quieren hacer saber que creen que la decisión del presidente de EE.UU., Donald Trump, de reconocer Jerusalén como capital del Estado de Israel es un duro golpe para los esfuerzos por una paz justa y sostenible en Tierra Santa, y existe el riesgo de que provoque más conflictos en la región.

Durante mucho tiempo, el Consejo Mundial de Iglesias (CMI) ha considerado a Jerusalén como una ciudad compartida por dos pueblos y sagrada para tres religiones. Esta posición se reafirmó en una declaración del secretario general del CMI, Rev. Dr. Olav Fykse Tveit, publicada el 6 de diciembre, que expresaba su profunda preocupación por el anuncio del presidente Trump.

“Esta decisión rompe con el consenso internacional que ha prevalecido hasta ahora, y con casi setenta años de política americana consolidada, que establecían que el estatuto de Jerusalén sigue sin resolver. También impide una solución de este asunto de máxima complejidad en la que se llegue a un acuerdo final de paz, que debe ser negociado entre los propios palestinos e israelíes", afirmó el Rev. Tveit.

En esta misma fecha, los líderes de las iglesias locales que representan a los cristianos anglicanos, luteranos, ortodoxos, protestantes y católicos romanos en Jerusalén y en Tierra Santa escribieron una carta abierta al presidente Trump.

En esta carta, afirmaron lo siguiente: “hemos seguido con preocupación los informes sobre la posibilidad de cambio de la manera en que Estados Unidos entiende y aborda la cuestión del estatus de Jerusalén.

Estamos convencidos de que estas medidas tendrán como consecuencia el aumento del odio, del conflicto, de la violencia y del sufrimiento en Jerusalén y en Tierra Santa, alejándonos aún más del objetivo de la unidad y ahondando en la división destructiva”.

“Consejo solemne”

El “consejo solemne” y la petición de los líderes de las iglesias de Jerusalén al presidente de los EE.UU. es “que los Estados Unidos continúen reconociendo el actual estatus internacional de Jerusalén”.

Afirmaron que cualquier cambio repentino causaría daños irreparables.

“La Ciudad Santa podrá ser compartida y disfrutada plenamente una vez que el proceso político haya contribuido a… liberar los corazones de todas las personas que viven en ella de la situación de conflicto y destrucción que están experimentando”.

Los líderes de las iglesias también apelaron al espíritu de la Navidad al dirigirse al presidente Trump, a la “fiesta de la paz… para que Jerusalén no esté privada de paz”, pidiéndole que “escuche el canto de los ángeles”.

El Consejo Nacional de Iglesias de Cristo de los Estados Unidos de América ( NCCCUSA) también ha afirmado su oposición a la decisión de que EE.UU. reconozca a Jerusalén como capital de Israel. Le recordó al presidente Trump que, en 1980, el NCCUSA adoptó una declaración de política sobre el conflicto palestino-israelí. En esa declaración, el NCCUSA afirmó: “las acciones unilaterales de cualquier grupo en lo referente a Jerusalén solamente lograrán perpetuar antagonismos que amenazarán la paz de la ciudad y posiblemente de la región”, y, en 2007, el NCCUSA afirmó de nuevo la visión de una Jerusalén compartida.

“Hoy reiteramos esas declaraciones. Durante decenios, los presidentes de EE.UU. han actuado con prudencia y precaución en lo que se refiere a Jerusalén. Las medidas del presidente Trump amenazan con desencadenar la violencia en toda la región y mancillar gravemente lo que quede de credibilidad diplomática de EE.UU. para actuar como mediador para un acuerdo de paz.”

La Federación Luterana Mundial (FLM) también le envió una carta abierta al presidente Trump.

El presidente de la FLM, el arzobispo Dr. Panti Filibus Musa, de Nigeria, y su secretario general, Rev. Dr. Martin Junge, expresaron su "profunda consternación por las noticias” de que los EE.UU. se están planteando trasladar su embajada de Tel Aviv.

“Esta acción unilateral contraviene la posición que la comunidad internacional mantiene desde hace tiempo, según la cual Jerusalén es una ciudad compartida por dos pueblos y tres religiones”, declararon los líderes de la FLM.

Expresaron su gran inquietud por el hecho de que “esta decisión frustre las perspectivas de paz palestino-israelíes y provoque violencia generalizada en Oriente Medio y en el resto del mundo. Oriente Medio y el mundo necesitan paz, no más violencia".

El papa Francisco pidió que la sabiduría y la prudencia prevaleciesen en lo que se refiere a la cuestión de Jerusalén: “ruego al Señor que su identidad se preserve y se consolide en beneficio de Tierra Santa, de Oriente Medio y del mundo entero, y que la sabiduría y la prudencia prevalezcan para evitar que se añadan nuevos focos de tensión a un contexto global que ya está sacudido por tantos conflictos crueles”.

En Sudáfrica, el arzobispo emérito Desmond Tutu, galardonado con el Premio Nobel de la Paz, también condenó la decisión del presidente Trump con respecto al estatus de Jerusalén.

"Dios está llorando"

"Dios está llorando por el reconocimiento provocador y discriminatorio del presidente Donald Trump de Jerusalén como capital de Israel. Es nuestra responsabilidad hacerle saber al Sr. Trump que se está equivocando”, afirmó Desmond Tutu.

El movimiento católico por la paz Pax Christi Internacional expresó que considera la decisión del presidente Trump deplorable debido a “las consecuencias devastadoras que tendrá para alcanzar una resolución justa de los muchos años de conflicto palestino-israelí”.

“Esta decisión del gobierno de Donald Trump va en contra el consenso internacional establecido desde hace mucho tiempo, consignado en las medidas de la Asamblea General y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, y anula decenios de política de EE.UU. Hace que alcanzar un acuerdo negociado de paz sea aún más difícil, aumenta el riesgo de violencia en la zona y extiende la amenaza a los cristianos de la región", afirmó la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas.

La búsqueda de la justicia y la paz en Tierra Santa (#JusticeAndPeace)

Solidaridad con las iglesias en Oriente Medio