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©Ivars Kupcis/WCC

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Hemos recorrido un largo camino, pero hemos logrado pocos avances, según declaró Bartolomé I, patriarca ecuménico de Constantinopla, en su mensaje a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), calificando los veintidós años de convenciones de la ONU como un período inaceptablemente largo para responder a la crisis medioambiental.

La Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático es, por un lado, una ocasión para celebrar que las naciones del mundo respondieron al llamado urgente de París a abordar conjuntamente y acordar con confianza la agenda que se presenta ante ellas, afirmó Bartolomé I. Sin embargo, en muchos aspectos, la 22ª Conferencia de las Partes (COP22) nos recuerda también de forma dolorosa que 197 países no habían ratificado hasta ahora una convención que entró en vigor en 1992 tras la Cumbre para la Tierra de Río.

“Durante veintidós años, las máximas autoridades y líderes políticos mundiales han coincidido fundamentalmente en los problemas del cambio climático mundial y han mantenido interminables consultas y conversaciones de alto nivel sobre algo que requiere medidas prácticas e iniciativas concretas. Sin embargo, veintidós años es un período inaceptablemente largo para responder a la crisis medioambiental, en particular cuando somos conscientes de sus estrechos e inseparables vínculos con la pobreza mundial, las migraciones y los disturbios”, manifestó Bartolomé I.

Después de veintidós años, por fin ha llegado el momento –ya hace tiempo– de que todos nosotros discernamos los rostros humanos que se ven afectados por nuestros pecados ecológicos, observó Bartolomé I, porque son los seres humanos –todos nosotros, pero especialmente los “más pequeños” y los más vulnerables o marginados de entre nosotros– quienes sufren un impacto irreversible. “¿Cómo puede entonces una nación justificar el sufrimiento de su pueblo? ¿Cómo puede una industria defender la explotación de su consumidor? A menos que percibamos todos en nuestras actitudes y actos, y en nuestras deliberaciones y decisiones, los rostros de nuestros propios hijos –en el presente y en las generaciones futuras–, seguiremos dilatando y aplazando el desarrollo de cualquier solución”.

En un mensaje enviado a la CMNUCC el 16 de noviembre, Bartolomé I escribió: “¿Qué precio estamos dispuestos a pagar por los beneficios? ¿O cuántas vidas estamos dispuestos a sacrificar por una ganancia material o financiera? ¿Y a qué costo sacrificaríamos o impediríamos la supervivencia de la creación de Dios? Oramos humildemente, pero también decididamente, por que todas las partes de la COP22 reconozcan y respondan a los grandes desafíos que comporta el cambio climático”.

La declaración de Bartolomé I fue recibida por James Grabert, coordinador de los Mecanismos para el Desarrollo Sostenible de la CMNUCC. Aunque el Acuerdo de París proporciona el modelo para las contribuciones nacionales y las herramientas para el apoyo y la cooperación internacional, todos tenemos la oportunidad de entrar en acción, según dijo Grabert. “Nos corresponde a nosotros, como individuos y como el conjunto de la sociedad, aplicar el Acuerdo de París. Acogemos con agrado este mensaje hoy, pues nos recuerda la necesidad de tomar medidas ahora y aplicar lo que hemos acordado, abordando las necesidades de la humanidad”.

El Mensaje completo de Bartolomé I, Patriarca Ecuménico de Constantinopla, a la Sesión COP22 de la UNFCCC, Marrakech, Marruecos, 7-18 de noviembre de 2016