Image
El Rev. Dr. Isaiah Majok Dau, obispo primado de la Iglesia Pentecostal de Sudán. © Peter Kenny/CMI

El Rev. Dr. Isaiah Majok Dau, obispo primado de la Iglesia Pentecostal de Sudán. © Peter Kenny/CMI

Para el supervisor general del Consejo de Iglesias de Sudán del Sur (SSCC), su país está traumatizado y desesperanzado, y la única institución que puede ofrecer esperanza en este momento es la iglesia.

El Rev. Dr. Isaiah Majok Dau es también obispo primado de la Iglesia Pentecostal de Sudán, la cual, a su vez, pertenece a un consejo ecuménico que integra todas las tradiciones del cristianismo presentes en el país.

“Se están dando niveles de violencia nunca vistos antes”, cuenta el obispo.

“Mi testimonio es el de un hombre de la iglesia, el de una persona que está implicada en las situaciones del día a día, que escucha y oye lo que se dice en ambos lados y lo que dice la gente corriente en la calle”, cuenta con su suave voz el Rev. Dau, cuyas palabras transmiten una fuerte carga emotiva.

“Mi testimonio es también el de un niño de la guerra. Cualquiera que ronde los 60 años en Sudán del Sur pasó su infancia en guerra. Algunos de nosotros nacimos justo después de que estallara la primera guerra en 1955.

“Hemos vivido en guerra, nos hemos casado en guerra, y hemos tenido hijos y nietos en guerra. No es nada bueno estar en esa situación” dice el obispo.

El obispo sudanés visitó por primera vez Ginebra y el Consejo Mundial de Iglesias (CMI) el 27 de marzo, y asistió a una reunión de la plataforma europea de la Red Ecuménica de Sudán del Sur, que emitió un mensaje pastoral al Consejo de Iglesias de Sudán del Sur.

El mensaje fue un llamamiento a la oración y a “concentrar los esfuerzos de participación y promoción” de cara a la visita del papa Francisco a Sudán del Sur, prevista hacia finales del año, que podría impulsar las iniciativas de paz.

'Al borde del colapso'

El Dr. Nigussu Legesse, director ejecutivo del programa del CMI para los derechos humanos en África, comenzó la reunión diciendo que “Sudán del Sur se encuentra al borde del colapso; a nivel económico, social y militar, entre otros".

“El país está atrapado en un sistema bélico que se retroalimenta y que implica a más de dos actores principales: el gobierno, dirigido por el SPLM y por la oposición”. El SPLM es el Movimiento de Liberación del Pueblo Sudanés, un partido político de Sudán del Sur.

“La crisis más reciente en Sudán del Sur ha sido la declaración por parte del gobierno, y también de las Naciones Unidas, de varias zonas del país en situación de hambruna, donde 100 000 personas se encuentran en peligro de morir de hambre y un millón más está muy cerca de correr la misma suerte”, dijo el Dr. Legesse.

Se estima que en la actualidad hay 5,5 millones de personas en situación de inseguridad alimentaria grave y al menos 7,5 millones en todo Sudán del Sur –casi dos tercios de la población– que necesitan asistencia humanitaria.

“Los tres años de conflicto han erosionado los medios de subsistencia y han interrumpido la actividad agrícola”, declaró Nigussu Legesse.

Asimismo destacó que en los países africanos “la primera generación de héroes de la guerra de liberación se han sentido con derecho a maximizar los beneficios personales después de años o décadas de sacrificio”.

Entre ellos, el Dr. Legesse citó Zimbabwe (donde Robert Mugabe, de 93 años, ha gobernado durante 37), Eritrea y Uganda.

Cuando Sudán del Sur se independizó el 9 de julio de 2011, tras años de brutal guerra contra las fuerzas del gobierno de Jartum, en Sudán, el mundo rebosaba optimismo ante la nación más joven del planeta, dado que las iglesias habían desempeñado un papel clave como intermediarias en el proceso.

'Una comunidad de Naciones'

“Entonces pensamos que Sudán del Sur sería una comunidad de naciones”, dice el obispo Dau. “Pero ese sueño se hizo añicos en 2013”, cuando la población sursudanesa se precipitó en agrios conflictos internos.

Durante una parte de la anterior guerra, la de la independencia, el obispo logró completar una maestría y un doctorado en teología en la Universidad de Stellenbosch (Sudáfrica), centrándose en el sufrimiento de Sudán del Sur y en el papel de la iglesia en ese país.

“Los acontecimientos de los últimos años son aun más devastadores, porque han llegado después de que alcanzáramos cierto nivel de esperanza”, cuenta.

No obstante, en diciembre, el gobierno de Yuba logró aliviar parcialmente la situación en la capital.

“Nuestra iglesia debería hacer extensivo ese alivio desde Yuba a todo el país”, afirmó el supervisor general del Consejo de Iglesias de Sudán del Sur, y explicó que las iglesias están desempeñando un papel conciliador en las comunidades tradicionales.

“Si el gobierno va a aprovechar esa circunstancia o no es otra cuestión que no abordaremos hoy”, afirma el obispo Dau.

Un mensaje de esperanza

“Con la amenaza de hambruna y la nefasta situación económica, desde la iglesia estamos dando un mensaje de esperanza. Nuestras esperanzas no son castillos en el aire,  si nos esforzamos, Dios vendrá en nuestra ayuda. El Evangelio da esperanza a la gente.

“Como pueblo hemos estado ahí. Ya hemos estado en lugares más oscuros y hemos salido de ellos porque luchamos juntos”.

El Rev. Dr. Andre Karamaga, secretario general de la Conferencia de Iglesias de Toda el África (AACC), coincidió en que “este es un momento crítico para Sudán del Sur”.

Recordó que la familia ecuménica ha estado implicada en Sudán del Sur desde los inicio de la AACC en 1963.

El Dr. Karamaga destacó asimismo, en relación con la composición de los consejos nacionales de iglesias, que “en África hay 14 países cuyos consejos cuentan con la participación de todas las iglesias,  y Sudán del Sur es uno de ellos”.

El Consejo de Iglesias de Sudán del Sur incluye a las iglesias anglicana, ortodoxa, pentecostal, y a una amplia variedad de tradiciones protestantes, además de a los católicos romanos. El Dr. Legesse contó que el consejo siempre se refiere a sí mismo como “la Iglesia”, y que eso ha sido “fuente de inspiración”.

El obispo Dau declaró: “De algún modo, el pueblo sursudanés tiene fe en este momento, y nosotros tenemos esperanza en las iglesias. La iglesia es el símbolo de la unidad. Eso deposita en nosotros la enorme responsabilidad de mantenernos unidos.

“La unidad es hermosa, pero no siempre es fácil. ¿Por qué será más fácil dividirse que mantenerse unidos?”

También admitió que “parte del problema en Sudán del Sur ha sido lo que decimos; los discurso de odio –a veces pronunciados desde el púlpito– han creado problemas”.

En abril de 2016 se llegó a un acuerdo de paz para Sudán del Sur, pero poco después fracasó.

Ferdinand von Habsburg-Lothringen, asesor principal en materia de paz y reconciliación para el Consejo de Iglesias de Sudán del Sur, dijo en la reunión de Ginebra: “En Yuba muy pocas personas confían en que el acuerdo de paz llegue a alguna parte”.

Y añadió: “incluso se ha llegado a calificar el acuerdo de paz de comatoso o muerto...Existe una serie de opiniones divergentes sobre la situación actual de Sudán del Sur, pero la sensación general es que la situación no tiene solución”.

El señor Habsburg-Lothringen dijo que hay divisiones en la esfera política, donde “un reducido grupo de personas está alimentando el conflicto”.

Un día antes de que el grupo ecuménico se reuniera en Ginebra, el Coordinador de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas para Sudán del Sur, Eugene Owusu, condenó enérgicamente el asesinato de seis trabajadores humanitarios en una emboscada que tuvo lugar el 25 de marzo. Los trabajadores humanitarios viajaban desde Yuba a Pibor.

“Estoy consternado e indignado por el atroz asesinato cometido ayer contra seis valientes trabajadores humanitarios en Sudán del Sur”, dijo Owusu. “Es absolutamente inaceptable que se está atacando y matando a quienes intentan prestar ayuda en un momento en que las necesidades humanitarias han alcanzado niveles sin precedentes”.

Consejo de Iglesias de Sudán del Sur (en inglés)