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Lake in the sunset

Unos pescadores navegan en el lago Kivu, cerca de Goma, ciudad devastada por la guerra en el este de la República Democrática del Congo.

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El 8 de mayo, las autoridades declararon que el número de fallecidos a raíz de las devastadoras inundaciones había superado los cuatrocientos; lo que las convierte en una de las peores catástrofes climáticas del país centroafricano.

“Esto es una emergencia. Las inundaciones y los deslizamientos de tierras fueron tan repentinos. Nadie los había previsto”, declaró el obispo Josue Bulambo Lembe-Lembe, de la Iglesia de Cristo de Bukavu, en la región oriental del Congo. “Hemos hablado con las iglesias del territorio de Kalehe y necesitan urgentemente alimentos, refugio —especialmente para los menores— y medicinas”.

El dirigente de la iglesia declaró que era urgente trasladar a los sobrevivientes a zonas más seguras, dado que sus casas habían quedado destruidas, y sugirió su reubicación temporal en los asentamientos para desplazados de las ciudades de Bukavu y Goma.

Según contó el clérigo, hasta ahora había llegado algo de ayuda a la zona, gracias al Dr. Denis Mukwege, Premio Nobel de la Paz, que ha enviado médicos y medicinas a través del Hospital Panzi de Bukavu.

Los científicos del clima afirman que este tipo de catástrofes se vuelven más frecuentes y más intensas a medida que avanza el cambio climático a escala mundial. En algunas zonas de África, las devastadoras inundaciones y tormentas se han ido alternando con graves hambrunas y sequías.

En el Congo, las inundaciones arrasaron las aldeas de Bushushu y Nyamukumbi, en Kalehe, un territorio a orillas del lago Kivu, con fuertes lluvias del 3 al 4 de mayo. El fuerte aguacero provocó el desbordamiento de los ríos Nyamukubi y Chishova. Debido a la cobertura forestal disminuida de la colina, el suelo cedió, desencadenando una avalancha de tierra y lodo que, a su vez, sepultó casas, tierras de cultivo y personas.

El 8 de mayo, la Misión Evangélica Unida pidió oraciones por las víctimas de la catástrofe natural. La organización declaró que su departamento de África había sido alertado sobre la catástrofe por el Rev. Dr. Jonathan Kavusa Kivatsi, presidente de la Comunidad de Iglesias Bautistas de África Central.

 “La población se encuentra actualmente en un momento dramático, organizando funerales mientras aún buscan a los desaparecidos”, declaró la organización.

La Misión Evangélica Unida dedicó sus oraciones a las personas cuyas vidas se han visto arruinadas por las fuertes lluvias y las inundaciones, y pidió más oraciones por los afectados, por el fin del desastre y por el rescate de las víctimas.

“Las medidas de socorro están en camino, en circunstancias extremadamente difíciles, para proporcionar ayuda y suministros a muchas de las personas cuyos hogares han quedado destruidos.  Muchas casas están destrozadas, los deslizamientos de tierra han cortado caminos y carreteras; y los terrenos de cultivo están anegados”, declaró la Misión Evangélica Unida.

Al mismo tiempo, Aline Napon, directora nacional para la República Democrática del Congo de World Vision, organización humanitaria cristiana internacional, afirmó que las inundaciones y deslizamientos de tierra que se están produciendo en la zona son una tendencia preocupante.

“Los menos responsables del cambio climático son quienes más lo sufren. Aquí se están perdiendo vidas, y el resto del mundo no puede quedarse de brazos cruzados viendo cómo las inundaciones periódicas, los deslizamientos de tierras y los graves fenómenos vinculados al cambio climático matan a personas, incluidos niños y niñas, y arrasan años de esfuerzos invertidos en desarrollo”, declaró Napon en un comunicado.

La organización ha enviado un equipo para evaluar las consecuencias inmediatas y previstas de las actuales inundaciones en la República Democrática del Congo. World Vision advierte de que, además de proporcionar cobertura en materia de agua, alimentos, refugio, medicinas y servicios básicos, la necesidad de tomar medidas de prevención del cólera no debe ser subestimada.

“La población de la República Democrática del Congo está sufriendo... la comunidad internacional tiene la responsabilidad de ayudar”, afirmó Napon.

Según las Naciones Unidas, hay más de 4.000 desaparecidos y más de 100 000 desplazados. Esta última tragedia viene a sumarse al sufrimiento de la población de la región, que lleva años soportando los efectos de la violencia de las milicias en el país, del tamaño de Europa Occidental.

Iglesias miembros del CMI en la República Democrática del Congo